Me desperté un martes tranquilo, esperando que la clase no fuera una completa basura, curiosamente no se còmo el profesor hace que la clase sea tranquila e interesante. Los martes resultan muy aburridos porque siempre sale algo que termina jodiendo el dia.
Como de costumbre me prepare para ir a la escuela, es extraño que no me haya quedado dormido, me acabo de dar cuenta que suelo ser muy puntual en todas mis actividades, el camino a la institución fue muy estresante debido al trafico que habia en la mañana, tristemente llegue tarde a la clase.
Entre enojado a la escuela, pero rápidamente cambié de humor, porque necesitaba decirle al profesor con una voz amable "profesor me da permiso para entrar", después de mencionar esa frasecita, que me parece una completa idiotes, mire la expresión del profesor es curioso pero siempre que le hablamos o pasa algo asì nos ve con una sonrisita burlona o
arrogante, aun no he podido descifrar que significa, tengo la esperanza de saberlo algun dia, tontamente se ha convertido en un desafío para mi.
Busque un lugar que estará en medio y delante de mis demás compañeros, no tengo idea alguna de porque hago eso, el profesor se levantó de su silla mostrando un liderazgo muy característico usado para comenzar la clase, mi compañero Julio comenzó de barbero cómo lo hace en absolutamente todas las clases, creo que de alguna forma directa o
Indirectamente él busca que lo ayuden o que se apiaden de él, se que esta mal que lo diga, pero de alguna forma siento que no está bien lo que hace porque no confía en las grandes habilidades que él tiene.
Probablemente en este momento se estén preguntando porqué es relevante esto que les estoy contando, no tiene relevancia alguna, es solo la vida de un estudiante de preparatoria el cual no sabía de qué hablar en su crónica, las tres clases pasaron sin ninguna novedad, era martes, por lo cual nos obligan a ir formales por un dìa tonto el cual llaman "Dìa Ejecutivo", no quiero hablarles de las muchísimas tonterías que se puede inventar una preparatoria.
Terminadas las tres horas pude quitarme el abrigo que me había mantenido un tanto incómodo, busque al profesor de literatura, como si no fueran suficientes tres horas, para preguntarle cómo podía mejorar el escrito para que pudiera ser publicado en Upress, es curioso pero siempre que le preguntó acerca de eso, su respuesta es exactamente la misma, solo hace una variación de palabras, eso la verdad me ha puesto las cosas muy complicadas.
Luego de pasar por todas las idiotas reglas de la institución y hacer muchas pruebas finales del parcial, regresé a mi casa y como todos los días en mi vida, me puse a leer un poco de filosofía, perder el tiempo y relajarme mientras puedo.
Guillermo Villalpando