Meses habían transcurrido desde que Hylia había encontrado al hombre ideal para luchar junto a ella en la erradicación del mal, aquella esencia que tenía forma de demonio sediento de sangre y poder capaz de hacer lo que sea con tal de conseguirlo. El villano ya había arrasado con casi todo lo que se encontraba a su paso, sembrando el terror, la pobreza y desesperanza, ante la cual ninguno de los caballeros de la Diosa Blanca se rendía en preservar, teniendo como firme objetivo salvar la tierra bendecida por y para ellos.
El ex convicto caballero, en compañía de la Diosa, de ninguna manera dejó de lado su pueblo, donde ambos lucharon incansablemente por salvar a los seres que más se pudiera, situación en la que muchas veces el joven salió herido en batalla, sin embargo, siempre junto a él estaba la divina dama que ciegamente confiaba en él, la que siempre curaba cada una de las agresiones a las que se había sometido, y la que, a pesar del duro momento, tenía para él una de las sonrisas más hermosas.
Todas las noches, una de las tantas en las que le costaba conciliar el sueño, analizaba el motivo por el que un hombre como él había sido elegido para semejante hazaña. ¿Qué tan especial podía ser él con sus antecedentes? Tan impuro y manchado por un oscuro pasado. Es cierto que había sido encarcelado injustamente, pero aquello no cambiaba su vergüenza y desdicha. Su castigo fue otorgado por haber tenido ideales distintos, donde la libertad y decisión de un pueblo estaba por sobre un advenedizo tirano que sólo quería gobernar bajo el yugo de la destrucción y muerte. De ninguna manera podía tolerarlo, y fue por eso que se rebeló sin duda. Cosa por la que, a pesar de todo, jamás se arrepentiría.
Su vida había cambiado por completo, ahora no solamente tenía que luchar por su pueblo junto a una deidad que le hacía olvidarse todo lo que él era, sino que se le había encomendado la tarea más complicada que menos se hubiera imaginado. La completa purificación de la Espada Divina, aquella arma con la que Hylia descendió de los cielos para otorgársela solamente a él. Ella conocía sobre sus grandes capacidades como herrero, había realizado cientos de espadas para luchar por su gente, pero nunca antes había visto una reliquia como esa, y mucho menos una que tuviera que mejorar. Hylia, ante eso, sólo le dijo que creía en él, sin explicar nada más.
Otro asunto en el que ella había mostrado extrema confianza en él, se relacionaba al ave que la escoltó hasta tierra firme, aquel fiero pelícaro que siempre lo miraba con recelo.
El joven no comprendía qué sucedía cada vez que su mirada se cruzaba con la del emplumado ser. Se observaban sin decir nada, se analizaban enteros como queriendo encontrar algo que se les había perdido, pero ninguno de los dos lo comprendía, simplemente dejaban de lado aquel sentir y cada uno seguía en lo suyo. Hylia, en esos momentos, sólo se limitaba a decirle a ambos que eran el uno para el otro, que la búsqueda eterna había finalizado cuando se encontraron. Aquellas palabras estremecían al caballero y al ave, pero aquel sentimiento se lo guardaban para sí mismos.
Con el paso del tiempo Link deseó conocer más a fondo las razones por las que la Diosa le tenía tanta empatía, pero nunca se atrevió a hacerlo por no ser irrespetuoso con ella, pues con sus acciones sólo iba a demostrar ser un mal agradecido, cuando en realidad las cosas eran distintas. Estaba sorprendido de que un ser tan puro como ella haya descubierto en él lo que nadie más había visto. Valor, fidelidad, y confianza.
Sin embargo, uno de esos días en los que se encontraban conversando amenamente, olvidándose por varios segundos el caos al que estaba sometido su mundo, Link tuvo el privilegio de escuchar una frase impulsiva de su Diosa dirigida a él, la cual lo tomó por completa sorpresa.
- En todos los milenos que llevo cuidando la sagrada reliquia que me fue otorgada, nunca había puesto mis ojos en otro ser, con tanto interés, que no fuera usted, Sir Link. Tan fiero, honorable y valeroso, lo cual está en completa armonía con el físico que lo acompaña.
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Un pasado marchito
FanfictionCuando las sombras del pasado se convierten en condena, encarcelan el alma en un abismo infinito. Link no puede liberarse del inmundo pasado que lo condena, por más que la injusticia se lo haya otorgado. Hylia será la encargada de purificar sus heri...