Parte 2

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–¡Whoa!– Fue todo lo que salió de los labios del capitán de Fukurodani al ver el amplio local frente a él decorado con una gran variedad de luces naranjas, telarañas falsas y canciones que se dejaban sonar sin restricción alguna.

Gente entraba y salía del lugar emanando el característico aire fiestero, llevando disfraces de todo tipo, desde imitaciones de Darth Vader hasta los típicos de bruja o zombie. Los pocos que salían del parámetro eran un pequeño castaño con el distintivo sombrero del personaje de Alicia en el país de las maravillas junto a otro mucho más alto con una especie de traje peludo y una cola que arrastraba detrás de él.

–Buen traje de oso polar, Lev– Dijo el dueño de la fiesta recibiendo a los invitados. Éste llevaba puesto un traje de pirata, con el garfio y el sombrero incluido, además de un ligero retoque oscuro en los ojos.

–¡Es una pantera albina!– Se quejó el mitad ruso ante la risa disimulada de Yaku.

El capitán de Nekoma lo ignoró al percatarse de la llegada del de hebras bicolor, llegando hasta donde estaba y destacando con la mirada su disfraz de vampiro con una capa y colmillos para acentuarlo.

–Nada mal, bro– Aprobó su disfraz cual crítico de moda, sin embargo al ver que éste no salía de su estupor por el lugar, sonrió con aires de suficiencia– ¿Sorprendido? No te culpo, hace meses que planeo esta fiesta, así que tiene que ser perfecta.

–¿Como la piscina que no podrás usar porque pronosticaron lluvia?– Se escuchó la voz de un pequeño de cabello rubio con negro desde la entrada, iba cubierto por una tela blanca y dos agujeros en la zona de los ojos que no apartaban la vista desde su consola.

–Lamento decirte, Kenma, que hasta un todopoderoso como yo, no puede controlar el clima– Respondió sin alterarse el azabache ganándose un rodamiento de ojos por parte del más bajo.

Bokuto se dedicaba a seguir observando con la boca abierta el lugar, donde no dejaba de llegar cada vez más gente, hasta que ésta fue sustituida por una mueca triste. Después de todo, no importaba lo perfecta que fuera la fiesta de Kuroo si el invitado con el que tanto anhelaba pasar la velada se había negado a acompañarlo.

–¡Oh vamos, Bokuto! Un vampiro no puede lucir así de triste en una noche que no hace más que empezar– Kuroo le dio una palmada en la espalda que por poco lo hace caer– Además de que tengo que presentarte a alguien interesante.

El de hebras bicolor vio la sonrisa divertida de su amigo sin entender, mientras Kenma solo suspiraba y terminaba por entrar en el local.

Lo entendió al ver a aquella joven aguardándolos apoyada en la pared. Los pliegues de su vestido negro se mecían con delicadeza sobre sus rodillas, llevaba unas discretas alas negras en su espalda que, más que ostentosas, parecían calzar a la perfección con el aire de calma que emanaba, y su cabello largo caía sobre sus hombros decorado con sutiles toques brillantes.

Pero lo que capturó toda su atención fue, definitivamente, su rostro que, aunque lo llevaba cubierto en gran parte con un antifaz oscuro, no podía dejar de resaltar aquellos ojos gris azulado.

Una mirada que parecía impenetrable y que, a la vez, decía tantas cosas...

Akaashi solo tragó pesado al tener a Bokuto frente a él mirándolo tan fijamente. Sus pies le dolían por los zapatos altos y aún no se acostumbraba a la extraña sensación de tener un vestido puesto. A pesar de todo eso, lo único que ocupaba su mente era un ligero susurro de "Espero que no se dé cuenta" contrarrestado con uno que decía todo lo contrario.

–Bokuto, te presento a...hum...mi...mi mejor amiga de la que nunca te he hablado pero que siempre ha existido– Dijo rápidamente Kuroo haciendo que Kenma vuelva a rodar los ojos y Akaashi disimulara una mueca al percatarse que no habían planificado la presentación– Su nombre es Kei...¿ko?

Dulce o ¿apuesta?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora