MA-nimal - Capítulo 2

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Sentada en una de las mesas del jardín, la niña de cabello caoba rizado recitaba alguna clase de dialogo infantil mientras movía las manos. A sus espaldas, Yuuri no podía ver exactamente lo que sostenía, pero a medida que se acercó caminando pudo adivinarlo sin problemas. Eran los pequeños muñecos de él y de Wolfram que había hecho Gwendal. Dispuestos de manera más o menos ordenada sobre la mesa estaban el resto de habitantes del castillo.

La obra se desenvolvía con alguna que otra pausa, porque la guionista inventaba sobre la marcha el guion de la misma.

—...Entonces vamos a tener que viajar a descubrir esa tierra lejana... ¡otra aventura! Vamos Wolf-... —El retazo de la conversación entre el muñequito de negro y el rubio se detuvo de repente cuando ella lo notó.

Greta sonrío contenta, pero como ya se habían visto ese día por la mañana durante el desayuno, no lo volvió a saludar.

—¿Estás aburrida? —le preguntó el Yuuri verdadero de carne y hueso.

—Mn-mn —le respondió la niña sin hablar negando con la cabeza, de esa manera que había aprendido de él—, no me molesta jugar sola.

Yuuri se sorprendió y a la vez no con el comentario. —¿Siempre juegas sola? Es decir, en Cavalcade.

¿No tienes amigos?, quería preguntar. Pero no sabia cual sería la manera correcta, era relativamente inexperto en esto de ser padre, y no tenía el tiempo de recordar ahora cómo es que pensaba él cuando tenia diez años para sentir más empatía.

—En la casa del Sr. Brillan-, del Sr. Hyscliff, casi siempre veo a Beatrice. Ella me dijo que te conoce. Y cuando vamos al internado están las tutoras y la matrona, y hace poco llegó un niño nuevo que es un príncipe de un pequeño país que aunque no es muy conocido no es que sea poco importante. Así que ha estado pasando tiempo con nosotras. —Ella le contaba las cosas emocionada con una increíble capacidad para no respirar que le salia muy natural. Aunque los ojos de Greta eran hermosos y brillantes, puros y llenos de inocencia, Yuuri titubeó.

—¿U-un niño?

—Si, ¡un príncipe! Al principio me sorprendí, pero Beatrice me dijo que su papá le contó que a ese internado no puede ir cualquiera. Hay que tener cierto es-tatus —Greta frunció el ceño—, para ir ahí.

—Claro... —dijo Yuuri sin en realidad saber. Aunque estaba muy al tanto de la educación paralela de su hija, y confiaba en el Sr. Brillante porque era verdaderamente un hombre de honor y buenas intenciones, habían uno que otro detalle que al parecer se le estaban escapado.

Mientras Greta le contaba sobre otra cosa cambiando de tema abruptamente como hacen los niños, Yuuri mantenía una sonrisa robótica mientras asentía levemente. Escuchando sin escuchar, su mente divagó hacia otros lugares.

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—¡Woooolf! ¡Honey-chan! Ah, no, digo ¡Wolfram!

El cuerpo de Yuuri chocó contra su lado derecho con fuerza y el chico al que llamaba mejoró el agarre de la caja que llevaba en los brazos, las cosas dentro tintinearon con el sonido del vidrio.

—¿Qué te pasa ahora Yuuri, qué no ves que me vas a hacer tirar las cosas?

—Código Violeta. ¡Código Greta!

—¿Qué pasó con Greta? —le preguntó aun enojado, pero ahora más interesado al saber el por qué de esta demostración de ansiedad.

—Hay un niño con ella en donde estudia, un príncipe de no se donde que se llama no se cuanto. Se queda en el mismo internado que las niñas, una cosa es un colegio mixto pero esto es diferente.

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