CAPRICHOS DEL DESTINO

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Qué cruel es la vida cuando te ofrece la más divina de las tentaciones, haciéndote creer que puedes conseguir todo aquello que siempre anhelaste, para después llevarte la gran desilusión al arrebatarte cualquier atisbo de esperanza.

Marinette sabía lo que se sentía. Ya habían pasado diez años desde que la actual diseñadora de modas, le confesó sus sentimientos a su entonces amor platónico, Adrien Agreste.

Su corazón se resquebrajó al ser rechazada por el apuesto modelo, marcando un antes y un después en su atolondrada vida.

En su día a día aprendió a ser más independiente, dejando atrás la timidez y la inocencia que la caracterizaban. Se podría decir que aquel desplante amoroso la había hecho madurar.

Al terminar el instituto, ingresó en La ecole de la chambre syndicale, una de las mejores escuelas de moda, reconocida a nivel mundial. Aquella oportunidad le abrió muchas puertas en su campo profesional, pese a distanciarse de compañeros y amistades, el sacrificio valió la pena.

Ya a sus veinticuatro años seguía con su deberes de superheroina, aún acompañada por su fiel camarada de batallas, Chat Noir.

El héroe seguía apoyándola, tal vez de forma más distante que en su adolescencia, pues al igual que la joven azabache, a él también le habían dado calabazas.

El muchacho de gemas esmeralda quiso proclamar el amor que sentía hacia su adorada Catarina, escogiendo el día de San Valentín para tan especial acontecimiento. De haber sabido que aquella declaración terminaría en más pena que gloria, ni siquiera se hubiera molestado en citar a la dama de ojos azul cielo.

Ambos desconocían quien se escondía tras la máscara. Mientras que por un lado, Chat decidió tirar la toalla al sentirse rechazado por su compañera, Ladybug se cerró en banda al pasar por el desamor del joven Agreste.

Pero como cabe de esperar, el tiempo lo cura todo, y si no lo cura lo hace más llevadero.

Después de años, en el colegio Françoise Dupont, se celebraba una reunión de ex alumnos, donde Marinette aceptó en ir por la constante insistencia de su mejor amiga Alya.

- No sé cómo me dejé convencer.
- Pues porque en parte te morías de ganas por venir. - canturreó, bebiendo un sorbo de limonada-
- Será eso.

La euroasiática echó un rápido vistazo a su alrededor, identificando a sus antiguos compañeros conversando en los grupos que se formaron de antaño.

- Por cierto... - la morena la miró divertida, estudiándola de arriba a abajo- ¿vas muy sexy, a quién quieres impresionar?

Marinette se había arreglado con un top negro que marcaba su bien formado busto, acompañado de una falda que le llegaba hasta los tobillos de color burdeos, con una sinuosa apertura en el muslo izquierdo.

- A nadie. - la de lentes alzó las cejas de forma pícara, aguardando porque su amiga soltara prenda- enserio, no insistas.
- Vale, vale.
- ¡Adrienkins!

No sabía si era por el estruendo de la joven Bourgeois, o por escuchar aquel nombre que tanto se había esforzado en olvidar, pero Marinette notó como la sangre abandonaba su cuerpo.

Aún sabiendo que era una reunión de antiguos compañeros, no pensaba que el modelo asistiera a aquel acontecimiento. Sin embargo, sus oraciones porque no se diera el caso fueron obviadas.

La curiosidad la carcomía por dentro, pero su orgullo le impedía saciar el interés de ver al joven de cabellera dorada, manteniendo una amena conversación con Alya, quien se había percatado del repentino cambio de humor en la fémina.

[+18] CAPRICHOS DEL DESTINO - ONE SHOT [[ADRINETTE]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora