¿Que clase de Uzumaki eres?

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La verdad quería escribirlo en otro formato, pero bueno... hice lo que pude.

Bajo la sombra de miles de árboles, el hijo del actual Hokage, Boruto Uzumaki, regresaba de realizar una inspección en una aldea no muy lejana de la suya.

Ahora se dirigía al despacho de su padre, el cual también lo esperaba algo ansioso.
–Bien viejo, no esperes ninguna palabra mía ya que todo está narrado en este informe, dattebasa. –Boruto le extendió la hoja a su padre el cual lo tomó apresuradamente.
–Bien hecho Boruto, esto sin duda alguna nos servirá para avanzar en el futuro. –hablo Naruto dándole una pequeña palmada a su primogénito.
–Lo que sea... ¿podría por favor retirarme ya? –el joven peliazul necesitaba realizar si o si un pequeño descanso.
–De acuerdo, ¿no vuelvas tarde a casa sí? –el rubio mayor se sentía algo tenso.
–No lo haré, dattebasa. –sin más el ojiazul abandonó la Torre Hokage.

Boruto se desplomó en el pasto dispuesto a echarse una pequeña siesta. Pero se retracto de sus acciones rápidamente al sentir cierto chakra que se acercaba a su posición.
Desenvainó un kunai y se preparó para enfrentar [según él] a ese desconocido chakra.

¡Tan peligrosa me consideras para tu presencia! –Boruto sintió una cuchilla rozar suavemente su cuello mientras su espalda era cubierta por una figura muy conocida para el. –Sarada como siempre, atacando por la espalda. –dijo el rubio soltándose bruscamente del agarre de la azabache.

–No te había visto hace mucho, supongo que te encontrabas en misión –y era cierto, su padre le había otorgado el objetivo de rastrear sigilosamente el paso de un shinobi renegado de algún lugar. Una misión de rango C para su categoría. Además de haber sido acompañado por dos compañeros suyos.
–Claro que si, dattebasa ... Por cierto harías muy bien en irte. –nuevamente el rubio cayó de espaldas hacia el verdoso pasto.
–¿Y por qué debería? – la kunoichi replicó divertida.
–Estaba a punto de dormir cuando de repente te apareciste. –soltó un pequeño suspiro.

Iba a caerse en los brazos de Morfeo, cuando sintió una mano posarse en su hombro izquierdo.
Sarada se encontraba a lado suyo mirándolo de reojo.
–Sabes a veces pienso que eres muy fastidiosa. –Boruto tenía un leve sonrojo en sus mejillas.
–A propósito, no te he visto para nada haciendo una que otra travesura –la chica de ojos oscuros se veía intranquila.
–¿Acaso debería? –el rubio seguía fijando su mirada en el cielo.
–Bueno...pues... a tu edad y conociéndote ya deberías haberte dirigido hacia los rostros Hokages con un bote de pintura en la mano.
–Si talvez debería estar alla, pero realmente no le veo motivo alguno. –hablo Boruto dejando sorprendida un tanto a la del Sharingan.

Que extraño” dijo para sus adentros Sarada.
Si algo caracterizaba y por mucho a Boruto es que siempre optaba por elegir sus decisiones sin tener conciencia de que algunas tomadas incorrectamente desencadenaban hechos fatales, como el hecho de terminar siendo regañado.
Aunque a pesar de eso, él siempre lograba cumplir sus objetivos.
Y si la situación se tornaba difícil, intentaría una y otra vez siempre encontrar la solución.

Después de todo, lleva el ADN de un Uzumaki.

–Sarada, ¿puedo hacerte una pregunta? –la mencionada se sobresaltó un poco.
–¿Ehh? ... ¿que pregunta? –. “Que insinuas Uzumaki"
–¿Me consideras tu amigo? –el rubio tomó la misma posición que ella. –Pues supongo que si. –cada vez la situación se le hacía más confusa.
–Oh vaya, solamente supones. –murmuro el joven sintiéndose molesto ante aquella confesión.
–No me malinterpretes, tu ... –el ojiazul no prestó atención a Sarada.
–No somos amigos ... –Boruto no parecía entrar en razón.
–¿Qué? Claro que ... –la confusión se apoderaba más de ella. Él la interrumpió otra vez. –Simplemente somos compañeros de equipo. –estaba listo para marcharse de la zona.

“Maldito bastardo, nadie me deja con las palabras en la boca" Sarada sin más se abalanzó sobre su cuerpo.
El rubio al fin entró en razón.
Cuando se dio cuenta, ella ya se encontraba encima suyo, sosteniéndolo la mano en ambos lados.

–Pero que rayos hace-es Sarada. –intentaba safarze. Que no sabía que ella había heredado la suprema fuerza de Sakura.
–Tonto, eres ... eres ... –su orgullo no le permitía pronunciar aquellas palabras.
–¿Que soy para ti, Sarada? –esa suplicante mirada y el tono delicado que utilizo el rubio mandaron al carajo a su estúpido orgullo.

–¡ERES MI MEJOR AMIGO! –el Uzumaki se puso de mil y un colores.
Definitivamente esas palabras le alegraron el día.

La ojionix había gritado como nunca. Estaba aterrada, Boruto le echaría en cara esas palabras durante el resto de su vida.
–Espera Boruto, si tú piensa-as ... –
era la tercera vez en un día que el hermano mayor de una de sus amigas le cerraba la boca.
–No le diré nada a nadie, mejor amiga –él pelirrubio le acarició dulcemente las mejillas, para luego desaparecer del lugar en un abrir y cerrar de ojos.

Se paró ágilmente para ver como Boruto desaparecía entre los callejones de la ciudad.
De pronto sintió una ráfaga golpearle suavemente la mejilla que antes había sido tocado por su compañero de equipo. Varias emociones que había experimentado en solamente unos segundos. O quizás minutos. O talvez ya había transcurrido una hora.

“Definitivamente este no era mi mejor amigo, pero me agradó saber que podrá llegar a ser así" tomó el lugar de su similar, se quedó unos minutos apreciando el paisaje antes de regresar a casa.
–Me pregunto,¿que hará en estos momentos, Borutonto? –. “Que día más raro para mi, ¿ehh?"

–Vamos Boruto vamos, tú vas a llegar, yo sé que lo harás ... !NO VOY A LLEGAR! –el chico seguía dando grandes saltos a las casas mientras se imaginaba lo peor de su castigo.
“Bien Uzumaki, se positivo, tu mamá no te hará nada por haber aparecido media hora después de el tiempo acordado, ¿verdad?"
   
                          EL FIN

Es mi primera historia, acepto cualquier critica, me servirá de mucho.

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