Capítulo 1: Encuentro misterioso.

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—¡Más rápido, chicas! ¡Llegaremos tarde! —Camila gritaba mientras corría entre las tumbas, de un solitario cementerio. Sus amigas Ally, Dinah, y Normani, la seguían en una  inusual carrera dentro de aquella noche del 31 de Octubre.

—¡Dios, Mila! ¡Espera un poco! —Se quejaba la más alta de las cuatro, siendo víctima del cansancio.

—Pareces una anciana, DJ. —Se burló Normani, rebasándola en su alocada carrera. —Tal vez si fueras un poco más atlética, como yo... —Presumió la chica de piel morena, dejando a su desafortunada amiga muy atrás.

—¡Por Dios, Mani! ¡Ayudala! —Reprochó la cuarta amiga, mientras se acercaba a asistir a Dinah.

—Gracias, Ally. Tú siempre siendo un alma solidaria. —Respondió la polinesia, pasando su brazo derecho por encima de los hombros de la más pequeña.

—¡Dénse prisa, trío de tortugas! —Insistió Camila entre risas. De vez en cuando, se permitía girar la cabeza, sólo para percatarse de cuán lejos venían sus amigas. Hasta que, en su alocada carrera, la chica chocó abruptamente contra alguien.

—Pe...perdón. —Exclamó la castaña visiblemente nerviosa, e inmediatamente bajó la mirada, sin darse la oportunidad de ver a la chica que estaba parada frente a sus ojos, con el rostro completamente serio.

—Quizás deberías de fijarte por donde caminas. —Respondió la extraña mujer, con un tono tan cortante, que hizo que Camila sintiera un escalofrío recorrer su cuerpo.

Fue hasta entonces, que valientemente la castaña levantó la mirada, para encontrarse con una hermosa joven, de pálida piel, y unos preciosos ojos color esmeralda.

¡Wow! Ella era la chica más preciosa, que Camila recordaba haber conocido en toda su vida. La vestimenta completamente negra que portaba la ojiverde, sólo aumentaba el aire de misterio, y contrastaba perfectamente con su blanca piel.

—¿Se te perdió algo? —Preguntó agresivamente la misteriosa chica, al percatarse de la forma en que Camila la estaba mirando.

—No, disculpa. Es sólo que yo...

—El cementerio es un lugar que merece respeto. —Interrumpió la pelinegra, sin dejar de utilizar su cortante voz. —No es un lugar para hacer carreras estúpidas, es un lugar para el descanso eterno. ¿Lo entiendes?

Camila se quedó perpleja ante la extraña actitud de la joven. Ciertamente, no sabía que responder, la chica parecía demasiado molesta, y por un momento, Camila sintió miedo. Finalmente, entreabrió la boca para decir algo, cuando escuchó los gritos de sus amigas llamarle desde una corta distancia.

—¡Mila, Mila! —Llegó Normani, junto con Ally y Dinah siguiéndola detrás. —¿Qué haces? ¿No que debíamos darnos prisa? —Las tres miraron a su amiga con cara de preocupación. —¿Sucede algo?

Camila negó inmediatamente, y giró sobre sus talones para sonreír a su grupo de amigas.

—No pasa nada. —Dijo la menor. —Solamente, me distraje un poco hablando con ella.

Camila señaló discretamente por encima de su hombro, pero ante su sorpresa, la joven pelinegra ya no estaba.

Las tres mujeres se miraban entre sí, sin entender lo que sucedía con su amiga. Pero fue Dinah quien rompió el incómodo silencio, y se acercó a Camila para tomar su hombro.

—Ahora tú, serás la tortuga. —Rió la más alta, y reinició la carrera. —¡Ahora sí nadie me ganará! —Gritó ganando la delantera a su grupo de amigas.

Normani enseguida siguió los pasos de Dinah. Pero fue Ally quien se quedó, como siempre, para ayudar.

—¡Vamos a darnos prisa, Cami! No quiero llegar tarde a la fiesta de Halloween. —La más bajita hizo un adorable puchero, con el que logró hacer sonreír a la castaña.
Ésta, la abrazó, y dejó un beso sobre su mejilla.

—Descuida, Ally. Llegaremos a tiempo, ¡Te lo prometo!

Ally le sonrió a Camila, y asintió con la cabeza antes de retomar la carrera.

Aquel cementerio era enorme, y el destino de las chicas se encontraba justo en el otro extremo del camposanto. Habría una fiesta, y ellas no podían faltar.

Eso Camila lo sabía bien, pero ante toda prisa, ella permaneció parada en el mismo lugar en el que se había quedado, por un par de minutos más. No comprendía a donde se había metido la joven que había conocido hace apenas unos instantes, no comprendía su extraña actitud, no comprendía porque había conseguido intrigarla tanto.

Desorientada, la chica tomó asiento en la tumba que se encontraba frente a ella, y se dedicó a pensar muchas cosas. Completamente, distraída, bajó la mirada recordando cada una de las palabras que la ojiverde había dicho con tanta firmeza:

“El cementerio se respeta... Es un lugar para el descanso eterno”.

¿Para aquella chica sería una falta de respeto sentarse en una tumba? Camila inmediatamente pensó en ponerse de pie, pero antes, víctima de la curiosidad, pasó una de sus manos por aquella sucia y polvosa lápida. Al hacerlo, y con ayuda de la luz de la luna, sus ojos pudieron leer la descripción anotada. Al parecer, se trataba de una cripta familiar, en la cual resaltaban los nombres de cinco personas:

Clara, Mike, Taylor, Chris, y finalmente, Lauren Jauregui.

Sin saber porque, un escalofrío recorrió todo su cuerpo, y se levantó inmediatamente. Era como si tuviera un extraño presentimiento.

—¡Camila, Camila! —Las voces de sus amigas volvieron a llamarla, desde muy lejos.

La pequeña reaccionó, e inmediatamente decidió retomar su camino, echándose a correr, a la espera de llegar a su tan ansiada fiesta.

Y así, la silueta de Camila se perdió entre la oscuridad de la noche, sin saber, que era seguida por la mirada de la misteriosa chica ojiverde. La chica cuyo nombre era Lauren Jauregui.

CONTINUARÁ....

¿Morirías por mí? (MINIFIC CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora