O1: EL TIEMPO SE ACABÓ

606 99 55
                                    

Ú N I C O

era seis de noviembre cuando sucedió

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


era seis de noviembre cuando sucedió.

nadie se lo esperaba, la noticia tomó a todos por sorpresa. nadie sospechaba. creían que llevaba una vida común, tranquila, sin complicaciones, pero como siempre, estaban equivocados. no hubo quién se diera cuenta de las pistas que había dejado antes de marcharse, como migas de pan, esperando que alguien se fijara detenidamente en su camino y lo detuviera.

al final, el silencio fue quien se lo llevó, y sus palabras, volando en el frío aire de mar, lo condenaron para siempre.

esa noche, yo fui testigo de todo, pero como los demás, no oí sus gritos de ayuda. y es por eso que ahora estoy contando su historia. porque ahora me doy cuenta de que el mar no es el único culpable, y que su color azul tiene una explicación.

mi viejo reloj, heredado de mi padre, y este del suyo, marcaban las diez y cinco minutos de la noche, aún era temprano, pero mis padres habían decidido que lo mejor era ir a dormir

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


mi viejo reloj, heredado de mi padre, y este del suyo, marcaban las diez y cinco minutos de la noche, aún era temprano, pero mis padres habían decidido que lo mejor era ir a dormir. en cambio, yo tenía otros planes; escapar, huir hacia el acantilado. ese lugar al cuál tanto me habían prohibido ir. pero es que ellos no entendían.

no solo iba para tener la sensación de vivir, y estar al borde de la muerte a la vez, sobre mi piel. iba por él, por min yoongi. un chico al que había conocido una noche de invierno, mientras merodeaba, yendo hacia ningún lugar, despejando mis pensamientos. él se hallaba sentado en el filo del precipicio, en el fin, donde acababa la tierra conocida, y se abría paso el océano, manifestándose con sus grandes olas frías, que alcanzaban sus zapatos viejos, y los mojaban levemente.

habíamos cruzado miradas, y aquello bastó para que lo amara. porque sus ojos mostraban todos los secretos del mundo, del universo y de lo que había más allá.

amaba la forma en la que me sentía cuando me encontraba a su lado. porque él se sentía como las olas gélidas chocando contra los pies descalzos, como un fino sable que atravesaba los huesos, y como un roto cristal clavado en lo profundo de mi mente. esa era la razón por la cuál me gustaba pensar que lanzarme al abismo junto a él sería como vivir para siempre. razón por la cual rompí tantas promesas.

la noche en la que sucedió, cuando decidió que mis palabras se hicieran realidad, tuve la sensación de que se encontraba en un estado de monachopsis*. se hallaba en su propio mundo, apenas respondía mis preguntas, sentía que estaba incómodo con mi presencia, con nuestras manos rozándose, incómodo con seguir viviendo. pero claro, yo aún no sabía eso. sólo estaba enfocado en mis sentimientos, en que lo amaba profunda, locamente.

en aquel entonces, no lo supe, porque no lo entendía. por eso, cuando las nubes hicieron su aparición y taparon la luna, y comenzó a llover, su tranquilidad sobresalió en medio de la tormenta. y tuve miedo. el mar se volvió feroz y las olas se transformaron en monstruos, y yo tuve miedo. pero ahí estaba él, con una pequeña sonrisa en su perlado rostro. a él no le importaba. porque las gotas de lluvia estaban ocultando su dolor, su sufrimiento. no pude escuchar a su alma gritando por auxilio, ni ver las lágrimas correr por sus mejillas pálidas.

se estaba consumiendo, como la cera de una vela, siendo devorada por la pequeña llama de fuego. pero esta comparación era insignificante al lado de lo que estaba sucediendo en su interior. porque no era sólo una diminuta lumbre. un incendio estaba arrasando con un gran bosque, y no había cómo apagarla.

en algún momento, se giró a verme. con sus bellos ojos gatunos, brillosos, empapados. sin ganas. y sonrió juguetonamente. el fuego se hacía cada vez más inmenso. nos quedamos hipnotizados en los ojos del otro por un largo tiempo, y no nos pudo importar menos los rayos que caían cerca amenazándonos. estábamos sumidos en nuestra despedida, porque eso era. una despedida. un adiós.

pero no lo sabía. mierda, era tan ciego, él me había construido un mundo imaginario, rodeado de grandes muros de concreto, que me protegían del mal, de él y sus sentimientos, de sus pensamientos, de sus deseos. sus ganas de ahogarse.

y no pude evitar decir, inocente. tontamente;

—❝salta❞

y lo vi volar, como un ave, majestuoso, sobre el mar. y las piedras cayendo a su alrededor. los truenos contribuyendo con la música, los relámpagos iluminando la escena. y desapareció. en menos de un segundo, él ya no estaba.

el mar alborotado se calmó, meciéndose, tranquilo, acunándolo cuán bebé. el cielo volvió a su color negro, y las estrellas desplazaron y reemplazaron a las nubes oscuras.

él se había ido.

fue el mar, quién se lo llevó a la eternidad azul, del otro lado de las olas.

*monachopsis; sensación de no pertenecer a un lugar, como un inadaptado a la sociedad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

*monachopsis; sensación de no pertenecer a un lugar, como un inadaptado a la sociedad. torpe, fácilmente distraído.

este es el primer fanfic que escribí, por lo que me costó desarrollarlo, y espero que entiendan porque, aunque no es la mejor historia, dejé una gran parte de mi corazón en ella.

así que, les agradezco el apoyo; cada comentario y voto me sirve para crecer, como persona y escritora.

cliff [ 海 ] yoonseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora