Camisas holgadas de casa, sucias de tanto sudor, tiradas por toda la habitación, no cabía duda que era un chico desordenado y desorganizado. Pero poco importaba si te considerabas como alguien al cuál las personas suelen admirar. Nunca tuvo la idea de contratar a alguien para ayudarlo en la limpieza, según él “no lo necesitaba, nunca necesitaba ayuda.”
Su rostro estaba enmarcado de un hermoso color turquesa en sus ojos, nariz pequeña y unos finos labios, tan finos y suaves a simple vista que resultaban irresistibles inevitablemente. En su cuello, adornaba momentáneamente una corbata color negro, el cual le hacía juego a la camisa y traje que también llevaba. Él era un chico reservado y justo. Odiaba las mentiras, odiaba las malas decisiones y sobre todo, odiaba-temía-el fracaso.
Su nombre era Louis Tomlinson, millonario por herencia, tenía 25 años, todo un joven, dispuesto a acatar verdaderas responsabilidades designadas por su padre, que en este caso sería manejar una industria de una conocida marca, adidas. Dónde la ropa deportiva y las zapatillas con más alto nivel de comodidad, son la joya de las tiendas.
Había llegado ya el gran día, con sólo una firma, todo pasaría a ser de él y le arrebataría el poder del dinero a su padre. Ahora todo lo que se vendería, se iría directamente a la cuenta de Louis, creando una fortuna incontable.
Sus dedos iban con lentitud hacia la zona de firma, mientras que leía los últimos párrafos, todo parecía perfecto, hasta que se percató de un pequeño error que podía haber sido fácilmente la primera traición de su padre hacia su persona. Dejó el lápiz a un lado y pidió un color para destacar la parte errónea “(...) El acreedor, el sr. Louis Tomlinson acepta recibir tres cuartos de la fortuna del sr.William Tomlinson al fallecer, esto conlleva que por el momento, el acreedor tendrá la mitad de los sitio de venta a su cuidado, pasaran a nombre de él, mientras que la otra mitad, será entregada al evaluar el comportamiento del acreedor hasta el último suspiro del que lo acredita.”
— Esto no se parece a nada de lo que acordamos, padre. — Murmuro alzando su vista al haber releído nuevamente las palabras subrayadas recientemente — Dijiste que todos, absolutamente todos los sitios de venta pasarían a ser míos mientras espero tu herencia en algunos años más. —
—Sé que no es lo que acordamos, Louis. —Cerró sus ojos, haciendo un pequeño gesto de cansancio—Pero es completamente necesario que yo me encargue del resto del trabajo, no puedes arrebatármelo todo, es lo que amo. Hijo, comprenderme. —
— Si lo hubieras dicho antes, no acepto nada. —
— No puedes hacerme esto, sabes que no puedo encargarme ya de todo, necesito de tu ayuda. —
— Y yo necesito de tu confianza, necesito que me acredites todos los sitios de venta que tienes, sé como mantenerlos arriba, tómate tu tiempo y dejamelo todo a mí, prometo no dejar que decaigan, necesitas descansar, necesitas retirarte de esto. Mírate, por favor. Estás cansado, ¿acaso no quieres disfrutar aunque sea un poco de todo el esfuerzo que haz entregado? —
William se sentó y apoyó sus manos en su cabeza, pasándolas de vez en cuando por su cabello, nervioso y confundido. Amaba a su hijo, confiaba en él, pero siempre había inseguridad detrás de sus ojos, es como si un ángel le dijera a un costado que le cediera todo a su hijo y el demonio al otro costado diciéndole que se lo arrebatara.
—Está bien. — Pensó y se levantó de su asiento, tomó el viejo contrato y lo hizo pedazos. — Necesito un contrato nuevo, exactamente igual, sólo modifique algunas cosas que le diré a continuación.— Murmuro en un tono calmado hacia su secretaria para que fuera de inmediato a hacer los cambios correspondientes.

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adidas [l.s.]
Teen FictionEsta novela fue creada y publicada a principios del 2015, fue borrada por el simple hecho de mala redacción. Reescribirla me costará trabajo, pero la idea sigue por algún lado de mi mente y necesito plasmarla en algún lugar, y ese lugar es aquí. Com...