Capítulo 1

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Normal, lo normal no iba conmigo.

¿Diferente?, quizás diferente si.

Mis mañanas eran aburridas, frustradas y abrumadoras.

Mi padre me odiaba, mi mamá hacia el esfuerzo por excusarlo y yo... Pues, yo sólo era yo.

Un chico de 18 años que corta la piel de sus muñecas porque cree que así las cosas se van a solucionar, que a pesar de eso, sabe que es un gran error, y quizás también; la cosa más estúpida que alguna vez pudo haber hecho.

No quería hacerlo, pero aún así, con todas las fuerzas que me fueron posibles, levanté mi trasero de mi acolchada cama y caminé arrastrando mi cuerpo hasta la ducha, donde me despoje de mi pantalón de dormir y la camiseta blanca que conservaba para cubrir mi torso.

El agua contra mi piel se sentía maravillosa, una de las cosas que probablemente disfrutaba era el agua de la regadera, que caía sobre mi piel, haciendo sus recorridos hasta las puntas de mis pies. Era como una forma de relajarme.

Mientras tallaba mi cabello algo ya crecido, mi mente divagaba en los recuerdos del pasado, en como de la nada mi papá comenzó a hacerme el feo y como mi mamá, fracasaba en el intenso de que el, por al menos una vez en su vida, se comportará amoroso y tomara el papel de padre que le pertenecía. Pero eso nunca sucedió, porque a pesar de todas las cosas que mi padre me hacia, yo lo amaba, porque a pesar de todo... Él siempre será mi padre, aunque me tache como el peor error en su vida.

Sacudí mi cabeza, porque el pensar en ello sólo provocaba que entrara en depresión. Y ya me sentía un tanto estúpido por eso.

Me odiaba a mi mismo, y me odiaba porque no podía ser fuerte ante las miradas y palabras de odio y repugnancia por parte de mi padre. Él era el único que podía destruirme.

Yo sólo quería, que él me amara y me tratara como los padres amorosos tratan a sus hijos. Que por al menos una vez en su vida, dijera que me ama y que... En realidad si le importo.

Aunque se... Que eso jamás pasará.

Termine mi baño, salí con mi toalla puesta y me dirigí al closet. De dónde saqué un pantalón oscuro, una camisa oscura y, una chaqueta del mismo color.

Toda mi vestimenta era color negro. Quizás lo vean extraño, pero así me gustaba y era una técnica que yo tenía para pasar desapercibido frente a los demás.

Y hasta ahora, me había funcionado.

Me coloque los bóxers y seque las gotas que aún escurrían de mi cuerpo, me puse toda la ropa rápidamente y antes de colocarme la chaqueta, tape mis heridas con unas vendas, aunque sabía que no se me verían por las mangas de la chamarra que llevaba puesta.

Respiré varias veces como una forma de preparación antes de cruzar la puerta. Sólo esperaba que no estuviera, pues así me sería más fácil el salir de la casa sin toparme con él.

Bajé a la planta baja y hasta ahora, no había señales de mis padres. Me adentré a la cocina y comí el desayuno que todas las mañanas mi mamá me dejaba antes de marcharse al trabajo como mi padre.

Le había quedado muy rico, como todo lo que ella cocinaba. Y en parte me sentía especial, pues ella siempre me decía que la comida que preparaba para mí, la elaboraba con mucho amor y con el toqué esencial de mamá. Yo me reía cuando ella me hablaba sobre ello, y al parecer, ella parecía disfrutarlo.

Sabía que todo eso lo hacía para cubrir el papel de mi padre, pero también muy en el fondo sabía, que no era suficiente. Porque pese a que yo sonreía cuando ella se encontraba a mi lado, nunca era del todo sincero.

Mis sonrisas nunca habían sido del todo sinceras. Pero ha ella la amaba y sacaba lo mejor de mi, para que no se sintiera culpable. Aunque yo nunca la declaré culpable.

Cuando terminé mi desayuno, salí a toda prisa de casa y emprendí rumbo a la preparatoria. Aferrando los tirantes de la mochila a mi espalda.

Debía admitir que me sentía un tanto nervioso, pues no sabía que era lo que me esperaba en este nuevo día.

Cuando llegue a la escuela, las miradas curiosas y las burlas de los demás, no se hicieron esperar, pero como el hombre fuerte que me transformaba en la escuela, les pase de largo y camine directo al salón. Fingiendo no escuchar cuando ellos susurraban sobre las extrañas vendas en mis muñecas.

Entré al salón, caminé hasta el fondo sintiéndome observado por los demás y me senté en mi pupitre, que se ubicaba casi al final del aula.

–¿Qué hay, Joelito?

"Zabdiel"

–¿Cuántas veces tengo que repetirte que odio ese tonto apodo?

–Las veces que yo me encargaré de repetirte que no me importa en lo absoluto. Yo te seguiré llamando así y no me importa lo que digas al respecto... Joelito.

–A veces enserio te odio... Amigo.

El rizado sonrió inocente y después desvió la mirada al frente, ya que el profesor había entrado al salón.

Con varios chicos detrás de él. Entre ellos Christopher, sus amigos y... Isabella.

"Isabella, la niña bonita y más hueca del salón"

Aunque debía admitir que su falda rosita y sus adorables pendientes, la hacían ver adorable y a la vez... Hermosa.

¿Qué carajos estoy diciendo?, ¿Desde cuándo yo pienso de esa manera de Isabella?

Agité mi cabeza y espere a que aquellos pensamientos simplemente salieran. Jamás me había interesado en ella, ni siquiera me había puesto a pensar en lo bonita que era, y por alguna extraña razón, no comprendía lo que pasaba conmigo.

–Saquen el libro en la página doscientos –habló el profesor, captando la atención de todos.

Saqué el libro de mi mochila y lo deje sobre el pupitre. De reojo mire a Isabella, quien reía junto a Christopher, el besaba su cuello y ella sólo reía, parecía que no les importaba en absoluto el que estuviéramos en clase.

Abrí mi libro de golpe y este causo un gran escándalo. Pronto las miradas estaban sobre mi de nuevo, pero ninguna lograba importarme en lo absoluto. El profesor me miro extrañado de mi reacción y para ser honestos, ni siquiera sabía porque había actuado así.

–Prosigamos –continuo diciendo, y así la clase comenzó.

No era muy fanático de este tipo de materias y de verdad, la odiaba con toda mi alma, historia universal no era claramente la mejor materia.

–¿Pasa algo?

Oí el susurro de mi amigo, sólo negué con la cabeza indicándole que todo estaba a la perfección, entre comillas.

–No parece.

Rodé los ojos y volví la vista al frente, sentía que el se preocupaba demasiado por mi. Y de alguna forma me agradaba el que lo hiciera, pero otras veces, era realmente molestó y lo prefería lejos.

No volvió a decir nada más en lo que resto de clase, y todo se pasó con tranquilidad. A excepción de los besos y caricias que se proporcionaban los chicos de adelanté, Christopher e Isabella. Y por alguna extraña razón, algo muy dentro de mi se removió al verlos de esa forma.























¡HOLAAAAA!

Como pudieron ver por el título, la historia de ¡QueJoel volverá a publicarse. Habrá varios cambios, puesto que la historia había sido eliminada, se perdieron los capítulos y tendremos que escribirlos de nuevo.

¡QueJoel cambio de cuenta, pueden encontrarla ahora como iQueTom

Ambas estaremos escribiendo esta historia, y esperamos de todo corazón que les guste tanto como la anterior.

Sin más, nos despedimos...
Hasta el próximo capítulo🙌

-Cncowners1517

Mi amigo suicida |Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora