-La mejor apuesta. -TH y Tú.

-Sipnosis.

-No. . .- Fue la primera vez en 16 años que yo les negué algo- así vallan en contra de eso, saldré de aquí.

Nunca había dicho algo en vida con tanta seguridad, comencé a tener emociones, y volví hacer yo. Nada me detendría esta vez, nisiquiera las personas que dejaron a cargo cuando mis padres fallecieron, merecen lo mejor y haré que esten orgullosos de mí.

Sin su respuesta, subí a mi habitación un sudor frío y los latidos de mi corazón acelerados, no me dejaban tranquila, mi mano se deslizó por la perilla de la puerta, temblorosamente la abrí y entré, me senté en el rincón y los ojos se me cristalizaron.

-¿Unnie? ¿Estás llorando?-bostezó la pequeña Sun Hee.

-No que cosas dices, ¿Qué haces despierta a estás horas?- murmuré cambiandole de tema.

-No mientas, escuché la conversación que tenías con mis padres, ¿Te irás no es así?

Tenía que decirle la verdad, por más que me doliera dejarla, por más de que no la vería crecer como tanto lo anhelaba, pero una de mis motivaciones era ella, así que, tenía que hacerlo, ella tenía que ser fuerte.

-Aún no se si pase. . Pero si yo me voy, tienes que prometerme, vas a ser fuerte cada decisión que tomes hazlo con mucho cuidado, Siempre serás mi hermana Sun Hee, tal vez no de la misma sangre. . Pero te amo.

Sus grandes ojos se llenan de lágrimas, siento que la estoy lastimando, pero sé que lo entenderá cuando crezca, me debe odiar, es lo más probable, pero todo lo que hago en realidad es por su amor.

-Vamos a dormir ya -intento sonreír mientras ella asiente con la cabeza.

-¿Duermes conmigo?- la cargo y vamos al camarote.

Esperé que se duerma, y pensaba en cada paso, para mi audición de mañana, mis latidos no paraban, parecía aquella alarma ruidosa que suele despertarte en las mañanas de un gran sueño, ese sudor frío volvió a mi, sentía que el cuerpo me temblaba, el estómago se revolvia en tan solo pensar que es lo que me esperaría mañana, mis ojos comenzaron a sentirse pesados y volví a mi cama para dormir, doy un último suspiro sin aliento, mientras dejo caer mis manos a mi almohada y caí en un sueño intenso.