Pokéhistoria - Soy Chano

183 9 11
                                    


Ese día estuve tan ansioso, que no esperaba por esperar hasta mañana el día en que comenzaría mi viaje Pokémon por la región de Johto. Dormí esa noche con los tres iniciales en mis sueños, dando combates con cada uno. Chikorita, una Pokémon de aspecto lindo, pero muy ruda al luchar; Cyndaquil, demasiado adorable para creerlo, pero de gran fuerza en batallas decía lo contrario; y Totodile, con quien parecía ser un Pokémon muy inquieto y demasiado travieso, pero muy buen amigo. Las batallas Pokémon de mis sueños con entrenadores me hacían sentir eso como si fueran en carne y hueso.

De repente un sonido me asustó. Me desperté de mis sueños de repente por mi madre, quien me había levantado quitándome mis sabanas azul noche.

_ Chano, hijo. Despierta - eso me dijo mi madre apenas abrí los ojos, mostrando en su rostro apuro - Hijo, levántate. Que llegarás tarde para ir a escoger a tu primer pokémon, bebé.

_ Mamá. Creo que estoy algo grande para que sigas diciéndome bebé - pero mi madre siguió.

_ Siempre serás mi bebé, Chano. Bueno, ya apúrate. Acaso, ¿no quieres ser el primero en escoger a tu primer pokémon?

Yo de inmediato dije si y me levanté de mi cama para ir a hacer todas mis cosas; desde comer, hasta cambiarme. Ya sólo me quedaba algo, y era la temporal despedida.

_ Mamá - le dije a mi madre estando afuera de la casa, mirándola a ella cerca a la puerta - Juro volver a casa, mamá. Es una promesa - juraba gritando a los cuatro vientos a la mujer que me dio la vida para estar ahí donde estaba - Cuando vuelva a casa, quisiera probar esos postres deliciosos que sabes hacer de maravilla, mamá.

_ Y tú, hijo. Cuídate mucho en tu nueva aventura. Pero bueno, será mejor que dejemos de hablar y que vayas ya el laboratorio del profesor Elm, que está al este de aquí.

_ Vale. Adiós mamá!! Cuando tenga a mi pokémon volveré para que lo veas.

Fue esa vez salí a un lugar más lejos de mi casa. Saliendo de Ciudad Cerezo fui camino a la Ruta 39, la cual estaba llena de pokémon salvajes, para así llegar a Pueblo Primavera. Cuando  llegué al laboratorio entré con gran prisa, que apenas llegué a ver al profesor, me fui adonde se encontraba para decirle sobre lo que hacía tiempo quería decir. Pero no esperé que el profesor Elm me diera la mala noticia de que los iniciales, ya habían sido llevados por otros entrenadores, y que uno de los tres fue robado por un chico.

Mis ánimos desaparecieron, y me quedé cabizbajo mientras iba camino a casa, sin ningún pokémon conmigo. Con cada paso ya llegaba a Ciudad Cerezo, ya la próxima vez empezaría mi viaje pokémon, o eso pensé que sería. De pronto recordé que la tienda de la ciudad vendían pokeballs, y a la velocidad de un rayo, fui a la tienda. Para la mala suerte que tenia, se habían agotado, y mañana mismo iban a traer el nuevo cargamento. Porqué esto me pasaba a mí?! No me iba a dejar por vencido, porque hoy debía volver a casa con mi primer pokémon, para que mi madre viera a mi futuro compañero.

Ya saliendo de la tienda, pensé sobre como conseguir una pokeball, y fue que se me ocurrió ver si alguien de la ciudad tenía, y para mi suerte alguien tuvo una, y lo mejor era que me la había regalado sin nada a cambio. Teniendo por fin todo listo me dirigí a la Ruta 30 de inmediato, ya que en la Ruta 29 sabía que lo encontraría pokémon interesantes. Estando en toda la hierba alta buscaba a mi pokémon, y de repente escuché la hierba alta moverse cerca de mí. Yo me acerqué a con sigilo a aquel pokémon oculto en su escondrijo, los pasos silenciosos que daba me hacían acercar más y más. Agarré con  fuerza la pokeball que tenia en mi mano derecha, y la arrojé el dicho objeto con gran ímpetu, como si estuviera pescando. La pokeball que tiré golpe con el pokémon desconocido y saltó por el aire la pokeball; cayendo, en el suelo, levanté la pokeball, la cual daba unos movimientos, junto a una luz roja que brillaba en el botón de la pokeball. 1... 2...y 3.

Historias Pokémon (PCP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora