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Lluvia, soledad y las teclas de mi piano; un ambiente tan frío y tan vacío que solo yo aprendí a apreciar desde hace tanto tiempo.

La gente que me rodea, mis amigos y los que me ven en la calle no lo notan, pero yo sí: estoy rota; estoy rota desde el momento en el que conocí el verdadero significado del amor: sufrimiento.

Ella, tan perfecta ante mis ojos y yo tan común ante los suyos. Creo que siempre lo ví así y eso fue lo que me limitó para seguirla.

Y todo comenzó por el simple hecho de mantenerme en silencio, apreciando la belleza de su ser. No quería ser egoísta, no quería alejarla, pero al final ella fué la primera en irse.

Tenía miedo, fuí cobarde y el precio fue caro.

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¿Y cómo puedo explicártelo? ¿Cómo puedo decirte que te amo? Seguramente me alejaras, aún más, a través del tiempo.

Quizás fué mi culpa, tal vez fué la tuya o, simplemente, fué de ambas; me ilusioné, solo jugaste... ¿O también tenías miedo?

Creo que ya no importa si te hablo, si te escribo, si te veo o si te amo, al final solo a mí me duele. Tú tienes mejores cosas de las que ocuparte, tú sí eres feliz.

¿Karma? Tal vez... pude haber herido a alguien sin saberlo y ahora debo sufrir las consecuencias. O, simplemente, el universo me odia y no me permite amarte. Sea cual sea la razón tampoco importa: tú estás feliz con alguien diferente y yo debo aceptarlo.

«Amaras a quien no te ama por no haber amado a quien te amó.» Atte: Karma.


Ni siquiera yo misma me entiendo: te amo, te odio, te necesito; quiero que seas mía, pero quiero que seas feliz sin mí.

Y cuando salgo a la calle todo me recuerda a ti, te veo en todas partes... Perdí la cabeza, estoy loca.

Me hago daño, me corto el alma con tus recuerdos y, una vez más, muero.

Necesito decirte adiós, pero no puedo... No puedo olvidar todos esos momentos felices.

Todo se volvió tan oscuro y tú, que eras mi única luz... te extinguiste. Por lo tanto, nunca encontraré nuevamente el camino, así que seguiré perdida mientras viva porque no te tengo.

No importa si es un capricho o simplemente una obsesión, pero me volví dependiente de tu felicidad, de tu sonrisa, de tu ser.

Me ganaste como persona, destruiste mi dignidad y con una mirada me asesinaste, y no puedo dejarte, eres peor que cualquier otra droga: adictiva.

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"¿Puedo dormir contigo?" Pregunté mientras entraba a tu habitación.

"¿Tienes miedo de la tormenta?" Sonreíste y me hiciste un espacio en la cama "Ven" le diste dos palmaditas al espacio a tu lado.

Entre lentamente y cerré la puerta. Mi corazón latía muy rápido y mis mejillas se sentían un poco calientes.

Me acosté a tu lado y tú me abrazaste. Te veías muy linda con esa pijama y tu cabello suelto.

"Yo te protejo, Pasta" Acariciaste mi cabello y me miraste de esa manera tan amorosa haciéndome sentir realmente segura y querida.

Me pusiste las sabanas encima y recostaste la cabeza sobre mi hombro mientras me abrazabas por la cintura.

"Descansa, Chae" Cerraste los ojos lentamente.

"Buenas noches, chichu" Sonreí y te dí un beso en la frente... alcancé a ver una curva en tus labios.

Se sentía tan bien estar así, contigo... tan cálida en una noche tan fría.---

Y ese día... en el que te diría lo que sentía, todo se destruyó.
"Debo irme a Corea..." Dijiste, con lágrimas en tus ojos, sin darme tiempo a confesarme o detenerte.

No te volví a ver, te fuiste.

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Comencé a tocar mi piano pensando en el sonido de las gotas al caer y construí la última melodía que tocaría mi corazón. Con lágrimas en los ojos, con frío en el cuerpo y con un vacío en el pecho, me dejé llevar.

No sé en qué momento mi piano se manchó de sangre y todo se distorsionó, pero sentí que así debía ser.

Todo comienza a verse oscuro, sin vida, sin razón. Mi corazón deja de latir, las lágrimas se secan, dejo de sentir, y, sin darme cuenta, le dí mi cuerpo a alguien que no era yo.

Tú me convertiste en esto: un monstruo sin sentimientos. Todo es tu culpa y que bueno que estás muerto, corazón.

Ahora, cada mañana me despierto en una habitación diferente, con una chica que no conozco, con dolor de cabeza y sin recuerdos de lo que pasó la noche anterior.

Mi inocencia, mi pureza y todo eso lo tiré por la borda. Lo cambié por alcohol, sexo y cigarrillos.

¿Y dónde estás tú? ¿Estás bien? ¿Te están haciendo feliz?

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Ya estoy muerta, Jisoo... ya no puedes salvarme; volviste, pero te diste cuenta muy tarde. Ya no soy la misma que alguna vez conociste.

"Ya no hablamos como antes"

"Te has vuelto fría y cortante"

"Ya no te ríes conmigo"

Tú te diste cuenta, pero no puedo hacer nada: no te puedo mentir más, ya no puedo fingir y creo que tú deberías empezar a hacer lo mismo que yo: deja de actuar como si aún te agradara, deja de hablarme, deja de fingir que te importo. Yo no soy parte de tu destino y aunque eso me duele, debo aceptarlo.

Todos mis buenos sentimientos se quemaron dentro de mi propio infierno.

Solo espero que nunca te hagan daño, te deseo lo mejor. Se feliz con él... aunque no sea conmigo.

Ya debo dejarte, aunque siga sufriendo. Vamos a separarnos, aquí y ahora...

Fue tu culpa enamorarte.
Tú hiciste esto, corazón.


"Adiós, Jisoo" Fue lo último que dije mirando hacia abajo, el agua que corría lentamente por debajo del puente. Y sin vacilar, me dejé caer, para despertar en otro cuerpo... sin ningún recuerdo de lo que alguna vez fuí yo.

Fin.

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