Erster Kuss

Tom Kaulitz era un niño alegre y entusiasta como cualquier otro.
Pese a la amplia diferencia de edad con su hermano mayor —o quizá debido a ella— ambos eran muy unidos.

Nick lo mimaba mucho, al punto que sus padres en ocasiones le reñían, acusándole de que acabaría "malcriándolo".

Nick, siempre de buen talante, no acusaba recibo de estos reclamos. Tom era su único hermano, y él pronto se iría de casa, por lo que deseaba aprovechar al máximo el tiempo con el niño.

Por esos días —kindergarten— Tom tenía un compañerito del que era inseparable, Kay.

Iban juntos a todas partes y se alternaban las tardes en la casa de uno y otro.

Por la naturaleza afectuosa de Tom, Nick nunca vio con malos ojos los abrazos espontáneos de su hermano hacía el otro pequeño, sin embargo su madre no compartía esa opinión.
Tanta cercanía la ponía nerviosa, por lo mismo se encargaba de que su esposo no se enterara de ese "comportamiento peculiar".

Cuando Tom comenzó a repetir, con una inocente sonrisa en su carita, que Kay y él eran novios Simone Kaulitz sufrió un síncope.

Nick en tanto, divertido por las ocurrencias de su pequeño hermano, sólo le seguía el juego, autonombrándose como su padrino en una hipotética boda.

Su madre se cubría el rostro, horrorizada.

"Lo último que Tom necesita es que alientes ese comportamiento antinatural".

"Mamá, tiene apenas cinco años. Hasta donde él sabe, ‘novios’ son dos personas que se quieren. Él no ve morbo en ello".

Pero su madre no atendía razones. Su esposo, Jorg Kaulitz, era un hombre terco y tremendamente homofóbico, ella sabía que este perdería la cabeza si se enteraba que tenía un "desviado" viviendo bajo su mismo techo.

La tragedia se desató una tarde de sábado, en el cumpleaños de una vecinita.

Nick debía ir a recogerlo pero se entretuvo con su novia, y no se dio cuenta cómo se le pasó el tiempo.

Jorg arribó a la fiesta ya de mal humor, la mitad de los niños se había marchado; Tom y Kay estaban desaparecidos.

Los adultos realizaron una frenética búsqueda por las dos plantas de la casa hasta que un fuerte estruendo en el cuarto de la festejada los atrajo.
Al llegar encontraron un gran estropicio de juguetes en el piso y una estantería volcada.

Los niños lloraban, Tom le sobaba la cabeza a Kay y, con absoluta naturalidad, se acercó a él y le dio un besito en la boca.

Jorg vio todo rojo. Sin mediar palabras ni explicaciones le arreó un par de bofetadas a su hijo, lo cogió bruscamente del brazo y lo arrastró fuera de la casa.

A pesar de encontrarse a mitad de año y lo desaconsejable que resultaba la medida, Jorg cambió a Tom de Kindergarten y le prohibió a su esposa que su hijo tuviera cualquier contacto con sus antiguos amigos.

Tom era muy pequeño, ello aunado a lo traumático de la experiencia, acabó por conseguir que su memoria bloqueara ese recuerdo.

Pero el resto de su familia no.

Nick maduró para convertirse en un profesional afable pero solitario. Aunque el vínculo con sus padres era casi inexistente, su devoción por su hermano pequeño no hizo hecho sino incrementarse.

A través de los años fue testigo —con tristeza e impotencia— de como Jorg (con la complicidad silenciosa de su esposa) se encargó de "enrielar" a Tom. Empero, su naturaleza optimista se resistía a creer que toda la dulzura que poseía Tom se había esfumado.