C i n c o

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Caminaba apresurada por los pasillos de la escuela, llegaba atrasada por quedarme dormida, aunque diría que tuve un problema en tomar el autobús que iba lleno, no quería ser reprendida por el profesor.

Aunque al llegar, me quede paralizada en la puerta. Tú estabas ahí, sentado en el escritorio del profesor, ¿Por qué? ¿será que aun estoy en un sueño?

Cerré mis ojos y me obligué a calmarme, abrí los ojos y tu me mirabas divertido.

Te levantaste de tu asiento y venías directo a la puerta.

— ¿Un poco tarde, o mi reloj está mal? — Sonrió, yo solo asentí. No quería indagar más, el me dejo pasar y suspire aliviada, llegando a mi puesto junto a mi mejor amiga, ella me dio una mirada cómplice y juguetona.

Yo solo quería morirme de los nervios y más que nada cruzar los dedos para mi amiga no hiciera alguna estupidez.

El de hecho estaba como ayudante del profesor, solo por hoy. Y por más que mi amiga me alentó a realizar preguntas hacia él, no quise.

Llego la hora de descanso y tu saliste de lo más tranquilo echándome un vistazo y al caminar fuera del salón, lo pude ver acercarse a una chica de lo más coqueto.

No pude haberme odiado más, debí haber hablado con él y aprovechado la oportunidad de tener su atención por unos minutos. 


Me enamoré de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora