El comienzo

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Todo comenzó cuando yo tenía 7 años.
Nos habíamos quedado a dormir en la casa de mis abuelos en Alaska.
Ese día, mi abuelo y yo salimos a dar un paseo por el gran bosque que se encontraba a pocos metros de la casa;  pasada la tarde volviendo de camino a casa la nieve empezó a acumularse, por ende se nos hacía difícil el poder continuar caminando. Después de un rato nos agotámos así que decidimos sentarnos en un tronco que estaba un lado del lago semi congelado.

Comencé a sentir una rara sensación. Algo en mi cabeza me obligaba a empujar a mi abuelo en el lago. Sentí como mis brasos se movian por si solos. Yo no quería hacerlo, jamás se me ocurriría hacerle eso, pero mi mente me obligaba, intente resistirme pero fue en vano porque nada podía hacer al no tener control de mi cuerpo.

Cuando mi abuelo se levantó, mi cuerpo lo hizo también. Y lo empujé.

El hielo se rompió por la fuerza de la caída.

Lo único que podía escuchar era la voz de mi abuelo pidiendome que lo ayudara, pero sólo me quede parado allí observándolo.
Al cabo de unos minutos mi mente reaccionó y vi a mi abuelo flotando en el agua helada. Corrí lo más rápido que podía hacía la casa.

Cuando al fin llegué busqué con prisa a mi padre y lo jalé del brazo guiándolo a donde yacía el cuerpo.

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⏰ Última actualización: Nov 07, 2017 ⏰

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