En los Brazos del Rey ||AU|| Larry Stylinson

I

—No pueden hacer esto.— Escucha el profundo gruñido de Liam a través de las grandes puertas de roble de la sala de conferencias en el castillo, tan grandes pero solo producen un eco devastador.

—Claro que podemos, tu opinión no tiene valor, no eres un igual entre nosotros. —Hay un sonido general en aceptación. Lo unico que él puede hacer ahora es mantener sus oidos alerta, sin escándalos por favor, gracias.

—Es el maldito rey.— Liam golpea algo,  cosas caen. Su aliento queda atrapado en su pecho por unos segundos.

—¡Y no ve el bien para su pueblo! Nos quitaron tierra, Sir Payne, Terreno sagrado.— La voz es potente y mas ronca que la persona anterior.

—Terreno deshabitado, nadie sabe en realidad de la existencia de esa parte del mun-...—

—Pero ahora si, y el consejo le da solo nueve meses al rey.— El bullicio es aterrador, no hay protesta si no unánime.

—El Rey no quiere participar en la guerra, Erick.— Liam grita por sobre las voces. — No quiere ser complice de sangre derramada.—

—Entonces, Sir Payne, Harry Styles no es un verdadero rey.— Y hay mas gritos, gruñidos por parte de su unico defensor y su propio corazón hecho pedazos.

Harry sale de su posición firme, observando como el soldado a su lado se sobresalta. Saca el casco que adorna su cabeza y sus rizos largos salen rebotando en libertad. Le regala una pequeña sonrisa mientras comienza su camino hacia la alcoba real.

Lo veia venir, las amenazas venian indirectas desde hacia meses atrás, tiene un plan sin embargo. Las ropas de sus tropas aprietan su cuerpo, su hábito de disfraces es ventajoso en muchos sentidos, le permite salir y espiar sin ser reconocido. Aunque cree, que esta vez es mucho mas peligroso.

Harry, es rey desde hace unos diez años, comenzó joven guiado por su madre y el consejo luego de que su padre falleciera por enfermedad. Él es un omega por cierto, su pueblo lo ama y valora como tal. Entre el reino de los shifter panteras, ser omega es un privilegio, un regalo divino. Los alfas eran escasos y sus grados eran tan bajos que podrían ser confundidos con betas.

El omega de Harry es poderoso en todo el sentido de la palabra, pero no era algo de lo cual sacara ventaja. Odiaba las guerras, odiaba derramar sangre de personas inocentes entre las cuales humanos comunes tambien salian heridos.

No, definitivamente no participará en una guerra.

No sin motivos.

Siente algo en su corazon cuando entra a su dormitorio, observando con melancolia la belleza de cada uno de sus rincones, pronto esto acabaria y tendria que valerse de su fuerza inhumana para sobrevivir por si mismo. Sabe que es lo correcto.

El plan es infiltrarse, entre aquellos que ocuparon sin autorización su territorio, viendo sus verdaderas intenciones. Si ellos eran tan malos como el consejo los hacian ver, les declarará la guerra.

Si no, adiós a su vida, seria mandado instantaneamente a la horca.

Él se iría con la conciencia limpia, muerto pero limpio.

Se despoja del traje de soldado con delicadeza, doblandolo suavemente al tiempo que lo guarda en su sitio. Se observa en el espejo de cuerpo entero, su piel brilla en la luz y esta casi desnudo si no fuera por la fina tela de encaje que oculta su entrepierna y aprieta sus muslos adornados por una hermosa pantera.

Su imagen se ve sexy, imponente y delicada al mismo tiempo. Niega con su cabeza provocando que sus rizos reboten en sus hombros, es lo que mas extrañaría de todo.