- ¡Phoenix! Cariño ven.
- ¿Qué pasa, tío? - dije llegando a donde él estaba.
- Voy a abrir, ¿te vienes?
- Vale... Y por cierto, ¿por qué tengo un nombre tan raro?
- Se hace tarde mejor vámonos... - me cambió de tema.
- Sí... - llegamos al estudio.
- ¡Phoenix! - gritó la ayudante de mi tío.
- Hola, ¿mucha gente para hoy? - pregunté mirando la lista de gente que venía a tatuarse.
- No sé, lo normal.
- ¡Phoenix!
- Voy... - llegué a la sala - ¿Qué pasa?
- Nada, que si quieres ayudarme con esa chica. - dijo señalando a una chica de la sala de espera.
- Vale. - y fui hasta ella.
- Hola, ¿trabajas aquí? - dijo poniéndose de pie.
- Sí, me llamo Phoenix, tú debes ser... - miré la lista - ¿Helena?
- Sip. - asintió con la cabeza.
- Bueno, pués dime que querías... - me lo dijo, fuimos a una sala y cuando terminé ella se fue, no sin antes pagar y yo me fui a hablar con mi tío.
- Ya he acabado. - dije al entrar en la sala.
- ¿Puedes ocuparte de la recepción?
- Claro. - me fui a la recepción y entró un chico con gafas y un gorro en la cabeza - ¿Necesitas ayuda? - le dije.
- ¿Crees que necesito ayuda? - dijo con voz ronca. Me fijé bien y vi que tenía bastantes tatuajes y también se le transparentaba uno del pecho
- Bueno yo trabajo aquí. Dime tu nombre, por favor.
- Soy... ¿Oye sabes donde está Dan? Él ya sabe.
- Está ocupado. Ahora me encargo yo. ¿Cuál es tu nombre? - dije mirándole.
- Puedo esperar. - dijo acercándose.
- Dime tu nombre y yo ya le diré a mi tío. - él se quitó la gafas mostrando unos hermosos ojos verdes pero con un toque azul.
- Entonces no me dejas esperar.
- Dime tu nombre, por favor.
- Pero... - insistió.
- Dime el nombre... - dije ya un poco cansada.
- Me llamo Harry.
- Bien Harry, pues Dan estará en unos 30 minutos, puedes esperar allí. - señalé con la cabeza la sala de espera.
- Tranquila, conozco bien este sitio. - me guiñó un ojo y se volvió a poner las gafas.
- Este es idiota. - susurré.