Jeon JungKook.
— Tienes suerte, Jeon. Accedieron a darte el permiso.— Dijo HyunSoo, mi compañero de oficina el cual leía con minuciosidad la carta que me habían enviado.—
Decir que estaba feliz por aquella noticia era poco; creo que por el simple hecho de que la espera diera frutos ese humor aflorara el cual era poco usual en mí. Porque sí. Aproximadamente tuve que esperar medio año para que recibiera al menos una señal de aquel lugar.
— Te dije que me la iban a dar.— Comenté con una sonrisa notoriamente orgulloso de mí mismo, mientras me apoyaba en el respaldo de la silla totalmente relajado.— La espera fue larga. Si, lo admito. Pero, al menos recibí una señal de vida.
— Ahora lo que yo me pregunto es, de todos los malditos lugares de los cuales te puedes inspirar en hacer tu "libro", ¿Necesariamente tenía que ser en ese lugar? — Está vez su tono de voz había cambiado, de uno realmente extrañado a molesto, y aunque nunca lo admitiría delante suyo, él tenía razón. Aquel lugar no era necesariamente "saludable" para alguien.—
— Es porque es el Cane Hill, ¿Tienes idea de la cantidad de historias que sacaría de ese lugar?
— Claro, como por ejemplo decir que cada enfermo que entra ahí nunca más se le vuelve a a ver en la vida, ya que solo salen de ahí en una bolsa negra que va directo a la morgue.
— ¿Y acaso eso no es genial? — Digo mostrando aún más emoción que hace un rato.—
— Tu en serio estas mal de la cabeza. Avísame si te llegan a internar ahí, para al menos enviarte una postal.— Y sin más se fue de la oficina con el humor de mierda que le caracterizaba.—
Estaba intrigado. Creo que esa sería la palabra correcta para describir la situación en la que me encontraba por años. Y no estaba demás ya que con mis 25 años de vida; la mitad de ellos, ya sea en algún periódico o en el mismo noticiero siempre colocaban algún caso reciente de lo que sucedía en aquel lugar.
A los 18 años pensaba que todos esos acontecimientos albergaban algo más que solo una simple muerte por ataque al corazón. Y no estaba muy equivocado del todo ya que mi madre que empezó a trabajar de enfermera en el ya famoso manicomio Cane Hill, a los dos meses de laborar termino muerta por una extraña razón la cual disfrazaron con un fuerte golpe en la cabeza al caerse por las escaleras.
Esto no solo lo hacía por el libro que estaba pensando en escribir, sino también por saber el porqué de la muerte de mi madre. Esta situación era ya personal.~
Llegué a mi departamento totalmente exhausto, pero dentro de mi estaba a mil por hora ya que a primeras horas de la mañana sería mi primer día en aquel lugar. Así que aproveche mi cansancio en dormir temprano, dándome una rápida ducha para así ir directamente a mi cama la cual me recibía con los brazos abiertos.
...
Eran aproximadamente las 2:30 de la mañana, el sonido insistente del teléfono me había despertado a pesar de no haberle hecho caso las primeras veces estaba completamente decidido a enviar a la mierda a quien sea que estuviera llamando a estas horas.
— Quien demonios seas espero que sea importante.— Contesté con mi característico tono irritado.—
— Escúchame atentamente.— Aquella voz sonaba desesperada y agitada.— No vengas, ni se te ocurra venir... NO LO HAGAS. — Y así fue como se cortó inmediatamente la llamada.—
Todo el enojo que tenía se esfumó por completo, ¿Y cómo no lo haría? Si no es nada casual recibir este tipo de llamadas a estas horas de la madrugada.
Por alguna razón no tuve miedo, sino comencé a preguntarme de camino a la cama si el de la llamada se refería al lugar que dentro de unas horas iba a ir. Por un momento pensé que sería mi compañero de oficina pero, ¿Llegar a este extremo de llamarme? No lo creía posible.
Así que sin darle más vuelta al asunto volví a dormir, ya en la mañana trataría de averiguar quién fue el de la llamada.
ESTÁS LEYENDO
• Mental Asylum • § KookMin §
FanficJeon Jungkook es un investigador y escritor el cual para poder llegar a la cumbre de su carrera decide escribir un libro poco común. Para aquello se adentrará en el manicomio más antiguo de toda la cuidad, donde descubrirá que no solo los pacientes...