Ella era como la Luna.
A ella le gustaba ser admirada y disfrutaba cada vez que tenía a alguien a quien observar.
Sus ojos brillaban al reflejo de las estrellas y su cabello era como la noche, oscuro pero con un brillo único.Salía en silencio y seguía los pasos de quien la observaba, tenía tanto tiempo libre que empezó a olvidarse de sí misma y empezó a brillar para los demás.
Luna,déjame ser como tú.
Invisible, pero para quien te llega a observar eres la más hermosa.
Audaz,tienes tanto que temerle a la noche pero aún así no blajeas en tu misión.
Vanidosa, nadie tiene tu brillo... Podrías guardarlo para ti sola, pero no, cada noche por más cansada que puedas estar sales igual de hermosa.
Ella pronunciaba cada noche lo mismo.
"Luna, tu que guardas tantos secretos de amantes y amores, de asaltos y ladrones. Tu que tienes promesas de enamorados y desdichas de borrachos; déjame ser como tu. Déjame acurrucarme en tu cuarto menguante y despertar al balance de tu ocultar."
Sin pensar que la Luna añoraba el tiempo en que era una niña y al igual que si devora, pronunciaba la misma oración cada noche y madrugada.
ESTÁS LEYENDO
Amor de un café
Teen FictionLa vida tiene poesía en cada paso, en cada momento en cada respirar, en cada latir. No hace falta ser poeta para ver lo hermoso en las cosas más simples; no es necesaria una cantidad de letras en el verso no la cantata de la estrofa en el amor, en...