Notificación nueva

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Una vibración fuerte, capaz de hacer temblar la superficie fría y llana, del escritorio de madera, da sonido a la oscura y aparentemente muerta habitación. Acompañando al sonido, aparece el resplandor de una pantalla, cuya extensión no supera las 7 pulgadas, y a pesar de su tamaño, ilumina la habitación, como si el propio cielo se abriese sobre el infierno más tenebroso y oscuro.
Tal es su efecto, que la vida aparece en la habitación, levantándose como un tornado, sábanas, mantas y un edredón. De tal desorden, aparece un joven, despeinado, quizás por la pelea con la cama para lograr la resurrección del sueño en el que estaba sumido, o simplemente, el haber cogido el pelo, la forma de la almohada.
Con un salto, se pone en pie, siendo el primer paso torpe, debido a la ruptura con la fase REM y sujetándose en el borde de la cama. Un paso más, éste con el equilibrio recuperado, le da el impulso y aceleración suficiente, para dar los siguientes y alcanzar el aparato, culpable del despertar del bello durmiente. Un pensamiento, está invadiendo su mente adormecida:

‘‘¿Quién me mandará un mensaje a estas horas?’’ piensa el joven, mientras entreabre los ojos para ver la notificación del teléfono, debido a la luminosidad de la pantalla.

Desbloquea su teléfono introduciendo la clave...
Pulsa en la notificación para acceder a la aplicación gestora de mensajes... Al abrirse la misma, ve en el mensaje algo que no encaja.

El remitente no aparece. No hay foto de perfil, ni un número de teléfono.
Tampoco hay alguna referencia de la propia empresa de la aplicación, por tanto, el mensaje no es una notificación oficial.
Pensando que es algún tipo de Spam, borra el mensaje, ya que no hay contenido en él. Desaparece de la lista de chats recientes de la aplicación. En cuanto se dispone a apagar el dispositivo, otra vibración acompañada con una lucecita azul en una parte de la pantalla, que indica, la llegada de un nuevo mensaje.
La notificación, hace que una sensación fría recorra la espalda del joven, y sin despegar la mirada del teléfono, toma asiento en el borde de la cama. En la previsualización del mensaje, esta vez si hay palabras, con un orden lógico, y por ello, la intriga y el misterio crea una atmósfera alrededor del mensaje. El joven decidido, abre la conversación y ve el contenido de la misma.

—Bienvenido, ha sido usted seleccionado para ser un Jugador del Mundo, y con ello, poder acceder a la posibilidad de cambiar su realidad y la de su entorno. Para conocer las reglas del Administrador del Juego, haga las preguntas correspondientes en esta conversación, es libre de escribir cuanto usted quiera. Tenga en cuenta de que se intentarán resolver todas sus dudas, gracias por participar —aparece escrito en el mensaje—.

Tras leerlo un par de veces, incrédulo y sorprendido, intenta encontrar el sentido al mensaje. Una ronda de dudas surgen en su cabeza.
‘‘¿Una participación en qué, para qué es, y cuándo ha pedido esa participación?’’

En ese momento, recuerda la última parte del mensaje, sus dudas podrían resolverse al responder al mensaje.

‘‘Pero, ¿y si es una especie de virus que se activa al responderlo?’’, reflexiona el joven.

Han pasado ya 5 minutos desde que recibió el mensaje extraño, y son las 4:32 am. Con el sueño totalmente perdido y como última preocupación en ese momento, se decide a responderlo, recordando una frase como base científica en su mente

‘‘Quien no arriesga, no gana, ¿verdad?’’dice el joven para sí mismo.

Comienza la conversación con el remitente, a la espera de que el mismo responda a su pregunta:

Hola, me gustaría saber quién eres —responde al mensaje extraño, el joven.

Por fin respondes, ya pensaba que nunca te decidirías —aparece un nuevo mensaje en el misterioso chat.

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