Cadena de flores. (En Edición)

The promise. ✨

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El recuerdo de un adiós, días lejanos que se van...

Pinturas viejas en el desván que el tiempo encontrará...

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—Esto es de maricas— afirmó el ojiazul mientras tomaba la pequeña cadena de mala gana.

—¡Agh!, L-Lo siento Cr-Craig— Se disculpó el pequeño mientras bajaba la mirada. —Q-Quería darte algo especial porque hoy es nuestro aniversario, del día que iniciamos nuestra re-relación. Las hice yo mismo, quería que tuvieras a-algo para recordarme.—

El azabache dió un leve suspiro y se colocó la pequeña cadena en su muñeca derecha.

Esta acción hizo que un pequeño rubor apareciera en el hermoso rostro del menor. De un momento a otros, los ojos de Tweek comenzaron a cristalizarse.

—Tweek, ¿Qué tienes?— preguntó el pelinegro con un tono de preocupación.

—Te voy a extrañar mucho Craig— chilló el pequeño mientras jalaba de sus cabellos rubios. -¡Es mucha presión, agh!

Al notar esta acción Craig tomo ambas muñecas del chico con la intención de evitar que siguiera lastimandose.

—Sabes que no me gusta que te lastimes, Tweek.— Soltó el chico mientas le daba un fuerte abrazo lleno de cariño. —Yo igual te extrañaré demasiado.—

—Craig...—

—¿Si, honey?—

—P-Promete que no me o-olvidarás, agh, que siempre que mires esta cadena pensarás en mí, que esperarás mí regreso y que no estarás con n-nadie más.— Pidió el chico mientras reposaba su rostro en el hombro del pelinegro.

—Claro que lo prometo, pero... tú promete lo mismo.—

—¡L-Lo prometo!—

La promesa de dos infantes que quizá se borre con el tiempo.

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Acuarelas de amistad en rojo y gris y allí estaré...

Cada vez que al sonreír resista el amor...

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Al día siguiente el pelinegro se encontraba a fuera de la casa del menor.

Le dolía demasiado llegar y ver como subían cajas a ese camión de mudanzas.

Quería llorar...

Llorar hasta más no poder. Pero no podía, su orgullo no se lo permitía. Él era conocido por ser un chico frío y problemático.

Después de unos minutos el rubio salió con los ojos hinchados y rojos; aún salían frías lágrimas de sus hermosas esmeralda.

Sin saber que hacer Craig solo lo abrazó.

—Ya d-debo irme, Craig— habló la dulce y tartamuda voz de Tweek. —Por favor no olvides nuestra promesa, siempre que veas esta pequeña cadena recuérdame.—

No lo pudo evitar, trato pero no pudo. Varias lágrimas comenzaron a salir de esos azulados ojos. Este acto sorprendió a Tweek, jamás había visto llorar a Craig.

Sin controlarse ambos infantes lloraron.

-Tweek, ya es hora de irnos.—  Llamó a su hijo, Hellen, mientras abría la puerta del auto.

—Ya... Ya debo irme...— dijo Tweek entre sollozos mientas limpiaba sus lágrimas.

Cuando esté dió media vuelta para dirigirse a el auto el pelinegro lo tomo del brazo y lo jalo hacia él para nuevamente darle un abrazo.

—¡Por favor, Tweek, prométeme que volverás!— gritó el azabache mientras abrazaba al pequeño con todas sus fuerzas.

—Lo prometo, Craig.— susurró Tweek y, con el corazón destrozado en mil pedazos, se separó de Craig y se dirigió al auto.

—Adiós Craig...—

—Adiós honey...—

El pequeño se había ido dejando al azabache llorando mientras tomaba de una forma suave su muñeca en donde se encontraba aquella cadena.

Pues ambos sabían perfectamente que mientras tuvieran aquellas cadenas siempre estarían juntos pasará lo que pasará...

O al menos, eso creían...

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D

e ese cuadro que pintamos tu y yo...

Corazón, de un lienzo que no a perdido su color...

Si tus manos y el calor se funden con mis sueños hoy...

¿Por qué morir?

No hay una razón...

no hay ningún "¿por
qué?"...

Si morir y amar se enredan...

Hilos del amor...

Cadena de flores...

Lloraré tu adiós y reira el dolor...

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