Una promesa olvidada. 🌷

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Ríos de pasión
Llenarán mi mar...

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No había duda alguna, aquel chico de ojos color esmeralda y con un rostro pálido con un notable sonrojo era nada más y nada menos que Tweek Tweak, el joven por el cual había esperado durante siete años para volverle a ver, volverle a abrazar e incluso volver a tomar de su mano ante las frías y blancas calles de South Park.

Craig no soporto y abrazo a Tweek con todas sus fuerzas expresando aquel cariño que estubo guardando durante un buen tiempo.

Por su parte el rubio permanecía en silencio con un toque, un poco más rojo que el anterior, en sus mejillas.

—No tienes idea de cuánto te extrañe Tweek, de cuánto extrañe tu aroma a café, tus hermosos ojos y...— Craig se separó un poco para poder tomar el mentón del menor y hacer que este lo viese directamente. —tus hermosos y rosados labios.— dicho esto el azabache se acercó peligrosamente al rostro de Tweek; pero el menor en un hábil movimiento se separó del ojiazul.

—Yo i...igual t...te e...extrañe.— dijo el rubio mientras reposaba ambas manos en el pecho del mayor haciendo que entre sus rostros hubiera una gran distancia.

—Tweek...— pronunció Craig con un tono de preocupación, casi como un susurro, pues le había parecido extraño el comportamiento del menor.

—Cr...Craig y...yo estoy saliendo con Pete y n...no qui...quiero serle in...infiel.— tartamudeo Tweek mientras veía directamente a los ojos a Tucker los cuales ya se encontraban cristalizados, (nuevamente).

"¿Con ese maldito gótico?"- pensó Craig, no podía pronunciar palabra alguna. Además últimamente a tenido varios problemas con Pete, pues ahora ya sabía la razón, debió suponerlo cuando se enteró de que este se encontraba en Canadá.

Craig podía casi escuchar como su corazón se fragmentaba, aquella noticia de la relación le había caído como un baño de agua helada.

—Yo...yo no lo e...entiendo.— balbuceo Craig con la voz quebrada.

—N...no hay nada que entender Craig, y...yo le e prometido a Pete siempre estar con él.—

Al escuchar aquello Craig colocó su mirada en aquellos ojos que lo veían intimidante y los miro con cierta rabia.

—¿Le prometiste estar con él?.— pronunció Craig— ¡Carajo Tweek!, ¡¿Y la jodida promesa que me hiciste a mi, de siempre estar juntos?!, ¿¡No importa?!.—

—No se de qué hablas Craig, prometí volver, ¡Y aquí estoy!, Entonces, ¿Cuál es el jodido problema?.— cuestionó exaltado el rubio.

Tucker permaneció en silencio, eh ahí donde comprende la pregunta de Token. -»¿Cómo estás tan seguro de que sigue sintiendo lo mismo por tí después de siete años?«.-

Al no recibir respuesta por parte del azabache el ojiverde dió un leve suspiro. —Mira Craig, ya pasó un largo tiempo, me enamore de Pete, lamento no corresponder tu amor, lamento ser el causante de tu dolor, pero, soy feliz con él, Craig lo "nuestro" se quedó en el pasado y aquellas palabras, para ser más específico, aquella promesa se la llevó el viento.— dicho esto el rubio levantó su brazo y jalo de aquella cadena haciendo que está se rompiera dejando caer pétalo por pétalo.

Aquello dejó al azabache inmóvil; varias lágrimas recorrieron sus mejillas, miraba con rabia y dolor al cafeinomaniaco.

—¡Eres una mierda Tweek Tweak!.— gritó con furia el azabache dejando al rubio impactado y molesto por aquellas palabras.

Pero Tucker no espero respuesta puesto que ya estaba corriendo hacia su casa, ¿Por qué no se quedó?, ni él mismo lo sabía, lo único que tenía en claro era que las cosas no serían como el espero que fueran, jamás volvería a poder tomar la mano del cafeinomaniaco ni podría abrazarlo, ni siquiera tendría el valor de volverle a ver, se sentía destrozado.

Al llegar a su casa el azabache entro en su habitación y cerró violentamente la puerta, no quería ni necesitaba hablar con nadie y mucho menos con su molesta familia.

Tucker se recostó boca arriba en su cama viendo aquellas pegatinas de estrellas fosforescentes las cuales había pegado con Tweek cuando eran niños.

Lo que le dolía al azabache no era el orgullo, por tener que admitir que Clyde y Token tenían razón, si no que el mismo se siente como estúpido por haber creído aquella promesa la cual fue reemplazada por una nueva que ni siquiera era para el, claro que no, era para aquel gótico que ahora tiene lo que alguna vez le perteneció al ojiazul: el amor de Tweek.

Entre sollozos el azabache se dejó llevar por la melancolía y el sueño; al cerrar los ojos se quedó completamente dormido.

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Y por cada piel
Mil lágrimas de amor y yo
Cantando junto a ti...

La melodía sin fin...

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Cadena de flores. (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora