Luz de luna llena

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Un día cualquiera, en una casa ubicada en heepso avenue una niña de pelo castaño a la cintura, ojos almendrados, boca pequeña con una fina tonalidad rosa, de piel clara llamada Sarah Lyan. Se alistaba para la escuela.
Bajo a comer al oír el grito de su madre una abogada exitosa, madre soltera de cabello negro ondulado, piel morena y ojos verde olivo, su nombre era Andrea Lyan y era socia de una firma llamada " Wayne & Lyan", su socia, Carol Wayne era su amiga de secundaria y ambas idearon la idea de esa firma.
La señora Lyan llevaba una falda negra junto con un saco que hacia juego, unos tacones rojos con tacón de alfiler, su cabello suelto y levemente maquillada, además de que portaba un portafolio negro en la mano derecha.
- Hija apresurate que hoy debo llegar mas temprano para atender un caso importante.- ordeno a su hija con su semblante serio mientras revisaba unos papeles de un caso especialmente complicado donde se le acusaba a una maquila de contaminar el aire con el gas que salia por las chimeneas después de quemar plástico y que había ocasionado reacciones alérgicas en diferentes personas, sin duda un caso importante que involucraba mucho dinero y ella como la parte acusadora debía preparase muy bien.
Mientras tanto Sarah desayunaba tranquilamente pensando en los planes que tenia con sus amigas de salir a la pasear a la plaza ese día. Al terminar su comida la cual consistía de pan tostado y licuado de fresa se levanto tomo su mochila y salio con su madre dirigiéndose a su escuela.
Su escuela era un gran edificio muy bello y como su mama ganaba muy bien en su trabajo la escuela era de mucho nivel, esta se llamaba Smothom.
Al entrar pronto se encontró con su amiga Hannah Thompson. Ella era una chica de poca estatura cabello rubio, ojos cafés y labios muy delgados, que estudiaba junto con ella y sus otras dos amigas.
- Hola Hannah, no han llegado Christie y Kenya?- pregunto Sarah mientras abrazaba a su amiga
- No ellas no han llegado pero Anthony ya llego y viene hacia acá - dijo su amiga sonriendo pícaramente a su amiga que daba la media vuelta para quedar de frente con su novio que la abrazo y le dio un beso en la cabeza.
Anthony era un chico alto de cabello negro que peinaba a un lado era moreno, ojos amileados y sumamente atractivo.
-Buenos días amor, según tengo entendido ustedes saldrán esta tarde...- dijo cuando su novia lo interrumpio - así es iremos a una plaza a una tarde de chicas y ya te he dicho que no puedes ir- aclaro ella antes de que este volviera a insistir.
- Lo se, me a quedado claro solo te iba a comentar que yo iré a una fiesta en la casa de Owen- dijo este antes de que la chica saliera corriendo a saludar a Kenya y Christie que acababan de llegar no sin antes decir que le parecía bien a su novio. Kenya era una chica de altura media cabello negro y quebrado ojos azules, muy delgada, pero también algo seria, mientras que Christie era una chica muy sonriente, usaba brackets que ese día eran de un azul verde, ojos cafés al igual que su pelo que era lacio.
El tiempo de clases paso rápido y en la salida las chicas estaban emocionadas por su salida la madre de Hannah, la señora Amanda Harris, las dejaría en la plaza y ahí se quedarían hasta las 7 de la tarde paseando, pensaban comer un helado y comprar algo de ropa.
Ya en la plaza después de hablar un rato en la tienda de Catherin's mientras comían helado, decidieron ir a comprar ropa y Sarah que no se había acabado su helado por estar riendo decidió caminar un tiempo ya que no podría entrar con este a una tienda de ropa. Mientras caminaba encontró un lugar curioso se veía antiguo y algo sucio estaba muy apartado y escondido de los demás locales al parecer era una librería, tenia en la parte de arriba de las puertas el nombre escrito de "Hokuk librería" se sintió tentada a entrar así que lo hizo, no sabia porque no era de esas chicas a las que les gustara leer no como Kenya, pero aun así estaba adentro, busco a algún vendedor pero no se veía nadie, empezo a caminar a través de los estantes viendo los libros, uno en especial le llamo la atención de una forma tan extraña casi como si le hablara como un susurro claro en su oído, que se repetía y se repetía en su cabeza interesada tomo el libro se veía nuevo como si nadie lo hubiera tomado antes mas no se veía ningún titulo en la portada, su color era un ginda oscuro y su pasta era gruesa con una textura que sentías acariciabas un reptil, lo miro por unos segundo diciéndose que no tenia nada especial, dispuesta a abrirlo lo sostuvo con una mano y con la otra levantaba la gruesa pasta. Cuando un señor apareció atrás de ella y dijo asustandola.
- Buenas tardes señorita, lamentablemente ya es tarde y vamos a cerrar vuelva otro día y con gusto la atendere.
La chica quedo desconcertada no había pasado mas de 5 minutos en la librería según sabia, pero al prender su celular vio espantada que eran las 8 de la noche, como era posible que fuera así? Mas no discutió mas, dejo el libro en su lugar se despidió del señor y salio corriendo hacia la tienda de ropa, pero antes de llegar choco contra Christie quien lucia asustada, en cuanto la vio esta le grito.
- Pero donde te haz metido llevamos Buscándote 1 hora, ¿que te ocurre todas estábamos muy preocupadas!?!
Sarah sintiéndose mal solo dijo que perdió la noción del tiempo mas no contó lo de la librería, aun no creía cuanto tiempo había pasado ahí sin darse apenas cuenta.
Tras recibir el regaño de todas sus amigas ella solo les contesto que había caminado por ahí y cuando menos se dio cuenta ya eran las 8 de la noche.
Llego a su casa y sin cenar se dirigió a su cuarto que era de un color azulverde, su favorito, su cama era morada y sus muebles café oscuro. Se coloco su piyama que consistía en una pantalonera de algodón gris y un blusón blanco, se sentó al lado de su ventana recordando ese libro ginda el cual le había llamado tanto la atención, decidida a que iria al siguiente día y buscaría esa librería. Se quedo mirando a través de su ventana las estrellas y una hermosa luna llena que lucia esa noche, hasta que se quedo dormida en su pequeño sillón color carne.
Ahí dormida la luz de la luna pegaba en su cara, ella dormía tranquilamente sin saber lo que la vida le deparaba y en lo que se había metido ese día.

Un libro inolvidableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora