Epílogo

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20 de julio de 2023

Justin suspiró nervioso, con la vista fija en la puerta por la que Candace saldría de un momento a otro.

—Ya están aquí. —Le avisó Marcus.

—Está bien. —Asintió suspirando una vez más. Esperaba que no tardasen mucho en aparecer porque sentía que se le iba a salir el corazón por la garganta.

—Papi. —El pequeño Alex de apenas tres años llamó la atención de ambos, alzando sus pequeños brazos en dirección a su padre.

Marcus cogió a su hijo, colocándolo a su costado mientras alisaba la pequeña camisa que llevaba.

—¿Sabes lo que tienes que hacer? —Le preguntó Justin con una sonrisa. Aquel niño era su debilidad.

Él asintió.

—Nillo. —Señaló a sus espaldas, donde estaría sentado junto a la madre de Justin, listo para llevar los anillos cuando fuese necesario.

—Eso es. —Alzó la mano y el pequeño la chocó con todas sus fuerzas.

Mientras tanto, a varios metros de allí, Candace bajaba del ascensor acompañada por sus padres y Alice.

Algo nerviosa alisó su vestido blanco que marcaba cada una de sus curvas y terminaba en una cola transparente que se esparcía por el suelo a su alrededor.

—Respira. —Le pidió Alice algo divertida.

—Eso intento, pero creo que se me ha olvidado como se hace —confesó haciendo reír a su amiga.

—¿Quieres acariciarme la barriga? —confesó pasando una mano por su vientre ligeramente abultado. Estaba ya de cuatro meses.

—Creo que eso es lo más raro que me has dicho en mucho tiempo. —Candace agitó la cabeza divertida.

—A mí me relaja. —Se encogió de hombros.

—Hey —Marcus entró a la pequeña estancia con Alex en brazos—. Estás guapísimas, Candace. —La halagó sacándole una pequeña sonrisa.

—Gracias. —Colocó un mechón de pelo tras su oreja. Había vuelto a su castaño original.

—Creo que deberíamos salir ya si no queremos que Justin se desmaye —bromeó haciendo reír a todos los presentes.

—Adiós, cariño. —Se despidió su madre de ella con un beso en la mejilla antes de salir de allí para ocupar su sitio.

Marcus y Alice se colocaron frente a la puerta, con Alex entre ellos, cogido de sus manos. Cuando la música empezó a sonar los tres comenzaron a avanzar por aquel pasillo que ellos también habían recorrido hacía cinco años, aunque en esta ocasión los que se casaban eran sus mejores amigos.

Thomas Hunt le ofreció su brazo a su hija y ésta se aferró a él con bastante fuerza debido a sus nervios.

—Cariño, que me vas a dejar sin circulación —bromeó y la chica aflojó su agarre algo avergonzada.

—Perdona, son los nervios. —Se excusó.

—Tranquila —Agitó la cabeza—. Yo también estoy muerto de nervios.

—Oye, que la que se casa soy yo —bromeó Candace, intentando destensarse un poco.

—Y por eso mismo estoy nervioso —Asintió—. Mi pequeña ya no lo será más. —Esbozó una pequeña sonrisa, con los ojos algo brillosos.

—Papá no me hagas llorar, por Dios. —Le pidió ella también con algunas lágrimas en los ojos.

—Perdona, perdona. —Pasó un dedo por debajo de sus ojos, intentando deshacerse de un par de lágrimas que habían logrado escaparse de estos.

Wedding Witness • jb [o.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora