El sudor le cayó por la frente. Se levantó, cogió los dos sobres y los tiró a la basura. Pero el rojo pegó un brinco, como si cobrase vida y volvió a la mesa. Znuaj, Patil y Naldoy se hecharon hacia atrás sobresaltados. El sobre seguía moviéndose por la mesa. Quedó parado un momento y se abrió. Fue saliendo humo del mismo color del sobre. Entre el humo se veían sombrea verde y negras.
De él salió un feo animal con cara achatada y viscosa. Era parecido a una serpiente sin piel, en carne viva. Al lado, mientras intentaba mantenerse en pie, había alguien que debía ser su ayudante, ya que estaba con las manos extendidas por detrás por si se caía. El bicho tenía unas patas de poco más de un dedo índice e intentaba avanzar hacia la familia que estaba acurrucada entre la mesa y la nevera. Iba balanceándose hasta que optó por ir arrastrándose hasta ellos dejando restos de nana por el suelo. El ayudante lo cogió y se levantó un poco la máscara para hablar. Se oyeron siseos, pero no era una lengua que entendiese aquella familia. El bicho hablóz esta vez en su misma lengua.
-Sois muy amables de haberme invitado a vuestra casa- tenía una voz aguda pero clara- Ya me contó Naldoy que vuestrs familia no temía a nadie.
Soltó una aguda risotada que les hizo estremecerse. Los padres miraron desconcertados a Naldoy y el les respondió con una mirada de desconcierto similar. Naldoy nunca había hablado con un bicho así. Y como se les estuviera leyendo la mente el bicho volvió a hablar:
-Sí, Naldoy y su mejor amigo, estuvieron hace un mes hablando con un señor en la taberna, ¿no es así? - Y sin esperar respuesta continuó hablando- Bien, pues ese era yo, es decir, mi espíritu encapuchad. Hicimos una apuesta. ¿Verdad¿- Hizo una extraña mueca y continuó- Pues resulta que esa apuesta consistía en ver quién ganaba más carreras de bobsleigh so los de Oberhof o Igis, en ese deporte en el que uno se monta en un trineo de acero y se lanza cuesta abajo por la nieve y alcanza los 150 kilómetros por hora. -Explicó después de ver que ponían cara de no entender nada- Pues resulta que he ganado una apuesta y lo que nos apostábamos era que el me daba su cabeza y yo le daba un bocadillo de queso, si ganaba, que no es el caso.
Ahora tengo que mataros a todos ya que me habéis visto. Y ahora poneos en fila, que tengo que arrancar cabezas.
Cómo nadie se movía saco algo que parecía una cuerda rígida hecha nudos.
-Bueno, si queréis sufrir allá vosotros.- Levantó la cuerda, desató un nudo y gritó- Imperius.
Empezaron a oír una voz en sus cabezas que decía «ponte en fila, ponte en fila». Un dolor insoportable estalló en sus cabezas y sus músculos empezaron a moverse solos. Se pusieron en fila. Su cuerpo no les respondía.
El bicho volvió a hablar:
-¿Duele, eh?- Hizo como que se acordaba de algo y lo contó- ¡Madre mía! ¡Pero que maleducado soy¡ No me he presentado y ya estoy torturándoos. ¡Soy el peor villano que existe! Bueno, me llamo Bolzonorm. Encantado de conocerles. ¿Cómo se llaman ustedes - Preguntó con la misma mueca estremecedora en la cara.
Cómo seguían sin contestar, repitió el hechizo:
-Imperius
Sus músculos se volvieron a mover solos y el dolor de cabeza volvió. Uno a uno contestaron lo que sombra en sus cabezas:
-Me llamo Patil, encantado de conocerle Bolzonorm. -Repitió.
-Me llamo Znuaj, encantado de conocerle Bolzonorm. - Volvió a decir.
-Me llamo Naldoy, soy un cretino pierde apuestas, encantado de conocerle Bolzonorm. -habló este en contra de su voluntad.
Bolzonorm soltó una aguda risotada sin gracia pero estremecedora.
- ¡Me hacéis reír de una manera! Por cierto, creo que es la hora de cortarlos la cabeza. -
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Todo ocurrió en la Mansión
HorrorUna apuesta, cuatro muertes, un bicho raro y un par de maldiciones.