El reloj empezó a sonar. Eran las 8 de la mañana. Mi mano, casi impaciente por si sola, acariciaba la puerta de la habitación de Paulina, impaciente por abrirla. Supuestamente, dormiría hasta las 9, donde empezaría su trabajo, pero tal era mi ansia por su despertar que decidí apropiarme de el maleducadamente. Quien lo diría, él educador maleducado.
Mi mano se poso sobre él pomo, enornandolo, abriendo lentamente la puerta. En los adentros de la habitación,se encontraba ella. Casi parecía una obra de arte. Dormía en su cama, delicada como una rosa. Cerré la puerta detrás de mi, con una sonrisa en él rostro. Era hora de empezar con los preparativos. Pero, tendria que hacerlo muy delicadamente, mas no quería despertarla...no hasta que yo quisiera.
15 minutos después de mi ultimo pensamiento, Paulina ya estaba inmovilizada y desnuda. Puesto que solo tenia una pequeña bata, me fue fácil desnudarla en su letargo. Y en cuanto a la inmovilización, ate sus extremidades a los bordes de la cama. Examinaba su cuerpo desnudo, ahogando mi mirada lujoriosa por él nuevo premio que había obtenido. Ya era hora de despertar a la princesa, y como a toda buena mujer de la realeza, se la despierta con un beso.
Un gemido ahogado y asustado fue él primer sonido que emitió al despertar. Bajo la cabeza, desorientada, para mirarme y descubrir, para su agrado o desagrado, que le había hecho emitir ese gemido mas su despertar. Mi labios acariciaban su clítoris, él cual estaba entre estos dos últimos. Mi lengua, masajeaba lentamente de lado a lado y de arriba a abajo, sin pausa pero sin prisa. Un beso elegante y a la vez apasionado y pervertido. Di una ultima lamida a su clítoris, ejerciendo un poco mas de presión, para después apartar mi boca, no sin antes rozar mis dos labios haciendo una leve succión. Me miraba jadeosa, sus manos forzaban por la libertad. Aun así, estas se habían agarrado con fuerza a las cuerdas al sentir él placer. Me relami los labios antes de dirigirle la palabra.
-Buenos días, espero que tengas un estupendo día de trabajo hoy...
Su mirada se perdió aun mas en la mia. El desconcierto y la incertidumbre se apoderaban de ella. Casi podían gritar aquellas observaciones que me daba. Quería respuestas y con total normalidad. ¿Porque estaría en su cuarto sin avisar, en este encuentro y despertar tan poco común pero aun así lujorioso?
Para mis sorpresa, no le desagrado nada. En su entrepierna ya se notaba la humedad y no era por mi saliva.
-A-amo...que.... -consiguió decir ante los jadeos-
-Quieres respuestas y te las daré. ¿Porque estoy aquí? Simple, quería desayunar y pense, que tu serías lo mas dulce que podría probar esta mañana. Eres mía, no tuve que pedirte permiso. ¿Me equivoco?
Antes de le pudiera responder, mis dedos se posaron en su vagina, abriendo los labios, dejándome ver con claridad su agujero y su clítoris. Me acerque a este ultimo, lamiéndolo nuevamente. Como podría controlar, con semejante manjar delante de mi. Pero, realmente, no vine a desayunar.
Aleje mis dedos y los pase al clítoris, moviéndolo rapida y delicadamente.
-Veras...quiero saber cuanto aguante al placer tienes... Te voy a exponer a varias pruebas y vas a tener que realizarlas todas. ¿Entendido?
Los jadeos y las pequeñas contorsiones se apoderaban de ella impidiéndole él habla. Aun así, se esforzó para pronunciar las palabras que su amo desean escuchar.
-S-Si....ah....amo....
Un pequeño hilo de flujo resbalo por su piel, manchando la sabana. Aleje mis dedos para después llevarlos a la boca para saborear su dulce flujo. Me los aparte nuevamente para después mirarla y explicarle.
- Veras Paulina...soy un hombre bastante caprichoso...me gusta todo como y cuando lo quiero. Así que, te vendrás solo cuando yo te deje esta vez. Si te vienes antes de que te de la orden, iras a la sala de castigo, 3 horas.
-¿La sala de...castigo? -la curiosidad y el miedo tenían en mismo tono en su voz-
- Una sala donde te pondré al limite. Donde él dolor y él placer se harán 1 solo contigo. Practicas que nunca antes habían llevado acabo. Una tortura sexual.
Me levante dando finalizada aquella conversación. Era hora de la prueba. Metí mi mano al bolsillo sacando un pequeño artefacto con forma ovalada, como un huevo. Lo frote un poco entre los labios de su entrepierna, para después apoyarlo sobre él clítoris y mirarla, soltándole una sonrisa. Después de eso, presione él botón.
La sala se inundó de sus jadeos y gemidos. Su cuerpo se arqueba en él lugar. Sus manos agarraban las cuerdas y tiraban de ellas. Yo, simplemente masajeaba su clítoris con aquel huevo, él cual vibraba de una forma impresionante entre mis dedos. Su mirada me gritaba que, nada mas comenzar, ya estaba aguantando por no venirse. Pero, eso solo era él comienzo.
Lentamente desabroche mi cinturón y posteriormente mi boton, bajando mi cremallera, dejando ver él bulto que su placer ocasionaba en mi cuerpo. Saque mi miembro de mi bóxer. Su mirada reflejaba deseo y a la vez miedo.
-A-amo...-sus gemidos y jadeos contorsionaban su voz- p-por favor...no....no aguantare...
Apoye la punta sobre él agujero, notando la vibración. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. La cabeza de mi entrepierna estaba siendo completamente manchado por su flujo. Su vagina se había sucumbido a tal placer que había decidido sobredilatarse con tanto flujo al parecer. Un pequeño charco se formaba donde antes solo habia unas gotas causadas por un hilillo de flujo. Un sonido seco sentencio él final unido a un gemido él cual pareció mas un grito. El sonido seco, era de nuestras pelvis al chocar. Se la había metido de golpe, de una embestida, provocando él detonante de lo que sería su orgasmo. Aleje él huevo de su clítoris mientras mi miembro aun palpitaba en su interior. Ella, jadeaba con locura y gemía, bajo, casi sin fuerzas, pero gemía a cada palpitación.
- Te has venido....y no te he dado permiso...
Me miro. Fue una felicidad y angustia en su mirada que me atravesó por completo. Aquellas miradas, que solo ella había visto que podía echar. Dos sentimientos tan contrariados y unidos, como lo estábamos ahora ella y yo por la carne. Lentamente la saque, dejando escapar él flujo que se había retenido en su interior. Mi instinto me suplicaba que me lanzase sobre su entrepierna y la limpiase, como un animal, como un caballero. Me resentí, estaba educándola. Como buen amo, debía saber controlar mis impulsos aunque, eso no me impidió inclinarme a darle una lamida de despedida.
- Vistete, en 1 hora te quiero en él salón. Y prepárate. Esta es solo 1 de las bastantes veces que te vas a venir hoy. No habrá castigo, pues simplemente era una prueba para observar tu resistencia. Tampoco...habra piedad.
Posteriormente, pase a desatarla bajo su mirada de cansancio y gozo. Salí del cuarto cerrando la puerta detrás de mi. A pesar de él tiempo que paso, mi miembro aun palpitaba en mi pantalón. Estaba deseoso de volver a ponerla a prueba, debí ponerme a preparar la siguiente prueba. Me ponía en marcha en cuanto, del otro lado de la puerta, pude escuchar una palabra seguida de un jadeo. Mi curiosidad no pudo ser controlada, entornando la puerta, espiando.
Del otro lado se encontraba mi sumisa, masturbándose. Susurraba mi nombre. Parecía, que le había dejado con ganas. Parece, que no tiene ni idea de lo iba a pasar hoy. Mis boxees comenzaban a mancharse de presemen viendo aquellos escena. Cerré la puerta y continúe a mis preparativos.
-Preparate Paulina...bienvenida a tu infierno y a tu cielo...