1877
Una noche de tormenta, una pequeña de tan solo 12 años, de cabello castaño oscuro con ondas rebeldes, ojos grandes color avellana, pestañas largas y gruesas de piel morena, llamo a su madre entre los fuertes truenos de aquella tempestad, dirigiéndose entre los pasillos de su casa al cuarto de la misma para adquirir su cobijo.
-Mamá... tengo miedo - confeso la niña, ya en los brazos de su madre.
-no debes de tener miedo, mi pequeña- le dijo la madre acariciándole el cabello a su hija.
-¿por qué?- pregunto curiosa la hija.
- porque solamente el cielo está en luto- contesto esta con melancolía.
-¿qué es luto?-cuestiono intrigada de tal palabra.
-luto es el dolor y la tristeza que manifiestas por la ida de una persona
- y... ¿Por qué el cielo estaría así?-
-hay una historia que explica eso...-
Todo empieza por el origen del día y la noche, que son representados por el dios sol y la diosa luna; los cuales por separado crearon las nubes y las estrellas como hijos, ellos cuidarían de la humanidad desde lo alto. Cada uno tendría el género de su progenitor, es decir, el dios sol al ser llamado como varón las nubes también serán llamados como tal, de igual manera sucede con la diosa luna y las estrellas.
Un día en el cual el dios sol emitía a la tierra su alegría con rayos de luz. Uno de sus hijos veía a los humanos con curiosidad desde lo alto preguntándose como seria si fuera uno de ellos, era nada más ni nada menos que Tonatiuh un dios aun joven, de melena rubia, ojos de un azul claro, que junto con sus hermanos daban origen a las nubes, claro entre ellos eran totalmente diferentes, pero el deseaba algo que entre sus hermanos les parecería un tabú, el deseaba ser humano, experimentar ese mundo tan cerca de sus manos pero a la vez tan lejos de ellas. De vez en cuando se daba sus escapadas para acercarse cada vez más a las personas y el pueblo, pero no todo dura para siempre, en una de sus salidas, uno de sus hermanos mayores lo sorprendió escapándose, se llamaba Alec de ojos grises y caballo castaño, al volver Tonatiuh obtuvo una reprimenda por parte de Alec, advirtiéndole que ya no lo hiciera más, ya que los humanos suelen ser muy crueles, sínicos y egoístas.
- De acuerdo Alec, ya no lo hare.- dice arrepentido.
- Más te vale Tonatiuh, si no padre se enojara mucho cundo lo sepa.- le advierte al menor.
Pasaron los días, semanas y meses, la alegría y entusiasmo que tanto caracterizaba a Tonatiuh desapareció después de la charla con su hermano, y su padre no lo paso por alto pues conocía bastante bien a todos sus hijos. Un día en el cual su hijo se veía perdido, lo llamo.
-Tonatiuh ¿te sucede algo?-
-he no padre ¿por qué la pregunta?-
- te noto decaído y por más que lo intentes no puedes engañarme, soy Naolin el dios sol-
-hahaa bueno, en realidad tengo que confesarte que hace tiempo he tenido un anhelo-
-¿y cuál es ese anhelo?-
-pues quisiera ser humano, en verdad lo deseo-
-¿seguro que lo quieres? ¿Es por eso que estas tan distraído?
- si, padre estoy seguro-
-bueno yo solo quiero tu felicidad y viéndolo así, te lo concedo, solo te pido que te cuides, los humanos son volubles y una vez que cumplas tu vida regresaras a este reino-