12 años.
Halley.
"No quiero que nadie se separe del grupo, en especial tú Halley" La profesora me apuntó y rápidamente le di una sonrisa inocente.
"Esta bien profesora" Dije "Solo tengo doce años, no causo muchos problemas".
Además de poner un alfiler en la silla de un profesor, botar la comida sobre una compañera y salir corriendo en cada salida recreativa.
"Bien" Dijo suspirando, ella sabía que nada me detendría.
Entramos al gran hospital y dos señoras se acercaron con unas sonrisas.
"Buenos días niños" Dijo Renata, su delantal llevaba su nombre "Hoy les daremos un recorrido por el hospital, solo por el segundo piso, ahí se encuentra la sala de rehabilitación de pacientes con pequeños problemas".
Claro, ellos no nos llevarían a las partes más terroríficas del hospital. Mi hermano me lo dijo.
"Vamos niños, sigan a Clara" Apuntó a su compañera.
Bufé aburrida mientras Clara nos mostraba salas donde ancianas señoras movían sus brazos con pesas de un kilo.
Miré a todos, estaban pendientes de las dulces señoras que ahora los saludaban, sonreí, esa era mi señal, y sin dudarlo comencé a caminar por el pasillo dejando al grupo atrás.
"¡Halley!" Miré a Yoisy.
"Ve con el grupo Yoy" Le sonreí. Era mi mejor amiga "Recuerda nuestro trato".
"Bien" Dijo con una sonrisa "Te cubriré".
Agité mi mano y seguí caminando.
Kinesiología.
Pediatría.
Me detuve cuando vi a un niño llorar acostado en su cama, nunca amé ver a un niño llorando, porque mi hermano lloraba mucho cada vez que se golpeaba o caía.
"¿Estás bien?" Pregunté tímidamente desde la puerta de su habitación.
"Vete" Dijo sin mirarme "No quiero más agujas, duelen mucho".
"No soy un doctor" Sonreí acercándome.
"¿Gemma?" Me miró "¿Quién eres?" Preguntó secando sus lágrimas bastante rápido.
"Soy Halley" Me senté en una silla a su lado.
"¿Qué haces aquí?" Preguntó mirando sus manos "¿También vas a vivir aquí?".
Él vive aquí.
"No" Me miró "Solo estoy paseando, mi escuela está un piso más abajo" Señalé.
"¿Qué haces aquí?" Preguntó confundido.
"Odio a la maestra" Rodé los ojos "Por cierto tengo doce".
"Trece" Me sonrió sin mostrar los dientes "Y me llamo Harry".
"Te llamaré Harold" Dije sonriendo "Dime Hall".
"No creo que nos volvamos a ver" Bajó la mirada "Yo estoy enfermo" Hizo una mueca.
"¿De qué?" Lo miré curiosa.
"No lo sé" Sus ojos se llenaron de lágrimas "Nadie me quiere decir" Fruncí el ceño "Me sacan sangre la mayoría del día, me dan de comer cosas malas y mis papás no me quieren llevar a casa".
"Quizás si estás enfermo" Dije "Una vez me sentía muy mal y me dejaron en una habitación por tres días" Elevé los hombros.
"Yo llevó un año" Murmuró.
"¡Halley!" Cerré los ojos cuando la señorita Maglory me gritó "Dios niña, casi me matas de un susto".
"Lo siento Señorita" La miré con ojos inocentes y ella cayó como siempre.
"No me puedo enojar contigo" Apretó mis cachetes "Vamos, no sigas molestando al muchacho".
"¿Nos tenemos que ir?" Hice puchero.
"Si" Dijo saliendo de la habitación "Ya vamos Halley, tus padres esperan en la escuela".
"Adiós Harry" Me di vuelta para saltar apoyándome en la camilla y besé su mejilla.
Él se sonrojó.
"Adiós Halley" Dijo esta vez sonriendo, mostrándome sus adorables hoyuelos.