Solo

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Cuando era muy joven, me enamoré por primera vez. Él era un chico tímido, pero muy gracioso. Me gustaba mirarlo, analizarlo. Empecé a interiorizar que era mío y yo era suyo. Lo observaba desde las sombras, me volvía loco ver cómo se movía.

Cuando veía que otras personas se acercaban a él, me asustaba, sentía celos. Era un sentimiento muy complejo como para gestionarlo. Me estaba volviendo controlador y cada vez más inseguro. No quería que se enamorase de otras personas. Tal vez no me entiendas o pienses que tengo un problema y que si sigo así acabaré siendo uno de esos hijos de puta que a los que les da miedo que los abandonen. En serio sé que lo sientes así, ¿ de verdad no crees que ya lo he pensado antes cientos de veces?.

A medida que pasaba el miedo, el sentimiento era más fuerte y me quemaba por dentro. Tenía que dejarlo salir de una vez por todas o acabaría hundiéndome en la miseria. Sin embargo, cada vez que intentaba decirlo en voz alta, las lágrimas me callaban. Me ahogaba y lo que más necesitaba entonces era respirar y poder gritar.

Odiaba como me estaba comportando, no me gustaba como se sentía el amor. No podía entender que la gente considerase que ese sentimiento era lo mejor del mundo. Si eso era estar enamorado no lo quería en mi vida. Pero, en una cosa estaban en lo cierto, el amor es muy fuerte, a veces demasiado. Tal es su fuerza que sentía cómo acabaría conmigo.

Pasar las noches llorando era una tortura, no dormía, no comía... y cuando intentaba pensar para conseguir sobrellevarlo, era peor. El llanto volvía, con más energía y me dejaba echo polvo, como si me hubiesen dado una paliza. Cada día y cada noche que pasaba era peor. Me consumía más rápido de lo que jamás hubiese imaginado. Las inseguridades iban en aumento y sentía que caía más rápido en el pozo sin fondo de mi alma. Cada vez tenía más claro que no había salida alguna.

El amor no fue maravilloso, el amor no me hizo bien. El amor me golpeó sin avisar. Y allí estaba yo, sangrando, intentando respirar y abrazando la soledad.

RELATOS CORTOSWhere stories live. Discover now