Luke

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Cabello castaño, ojos azules, piel bronceada.
Drake.
Pasa en frente de mi sin darse cuenta siquiera, podria dejar que se pierda, eso sería jodidamente divertido, pero las cosas andan mal, puedo sentirlo, y no sólo aquí, tambien estan mal en Westride.
Lo sigo con sigilo, muy despacio, todavia luchando conmigo mismo sobre ayudarlo o no hacerlo, pero solo cuando esta a punto de abrir la puerta que lleva a la cocina decido prevenirlo.
-Si  yo fuera tú, no entraría ahí.

Él se voltea y me mira detenidamente, decidiendo si confiar en mi o no hacerlo.
-¿Eres capaz de hablar?-pregunto un poco irritado después de un rato, al no  tener una contestación.

-¿Por qué no debería entrar por esa puerta?.
-Genial, el héroe puede hablar.-Digo fingiendo sorpresa.-Simplemente limitate a escuchar,Drake, acepta un consejo y no vayas por ahí.
-Pero por qué no deberia... Espera.-dice.- ¿me llamaste héroe?

-Solo no entres ahí,sigue caminando todo el pasillo, sube las primeras escaleras con las que te topes y llegarás al salón principal.-le digo lo más claro y despacio posible.-creo que desde ahí podras encontrar el camino hacía el comedor.

No esperó a que me contesté, camino hacia el lado contrario dejandolo ahí.
Ya me metí en demasiados problemas por hoy, no necesito otro.

Yo también deberia ir al comedor, donde todos están a la espera de saber que esta pasando, pero no soy el tipo de persona que espera a que le den las malas noticias.

Espero a que Drake se vaya y entro por la puerta que él se disponia a abrir hace unos minutos.
El olor a polvo y a humedad se intensifican con cada paso que doy, en el castillo está prohibido usar los pasadizos, son solo para el personal,hay incluso guardias de seguridad que vigilan las entradas, pero hoy parece haber pasado algo lo suficientemente importante porque no hay ningún guardia.
Doblo a la izquierda.
Y solo después de caminar durante varios minutos encuentro la salida.
-Llamen a los  familiares.-escucho antes de disponerme a abrir la puerta, es la voz de la directora.-iré a dar instrucciones a los alumnos.
Abro ligeramente la pequeña y pesada puerta, solo para encontrarme con una escena que me resulta algo  familiar...
La cocinera Amanda Dennen muerta, con los ojos en blanco y expresión de horror.
Alrededor de ella un símbolo tan peculiar escrito con su sangre.
Observó por un tiempo más ese simbolo y me doy cuenta que es el mismo de la medalla que yo traía puesta cuando me dejaron en la puerta de el que ahora considero mi padre.

Prohibido enamorarse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora