Las flores secas del escritorio.

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Es el día que más me gusta.

Los domingos de quedarse en casa con papá.  Me levanto temprano y voy al dormitorio, abro con cuidado la puerta de su estudio y el está dormido sobre el gran escritorio. 

Me paro de puntitas para ver si se quedó dormido leyendo algo, pero no alcanzo a ver, y da lo mismo, tampoco sé leer, pero logro ver el cuerpo de  papá muy relajado, desde que mamá faltó no lo había visto tan tranquilo como hoy. Lo imagino durmiendo con una sonrisa. Pero aun de puntitas no alcanzo a ver su cara para darle un beso de buenos días.

Decido ir al jardín y regalarle flores. Después iremos juntos a desayunar y me cargará en sus hombros.

Salgo al jardín y busco por todos, pero el jardín esta seco, no hay flores, así que decido, sin mucho ánimo,  robarlas del jardín de Beth sin que se de cuenta, una vez se dieron cuenta que era yo la ladrona de sus crisantemos y pusieron la valla blanca.

Tardé dos domingos enteros en encontrar la manera de pasar aunque mi cabello se enredara en la madera y me arrancara pequeños mechones rubios que tengo que esconder para que no se enteren de que sigo robando las flores para hacer feliz a papá. 

El saber que papá me carga en los brazos y sonríe cuando le llevo flores aunque esté llena de lodo me motiva a pasar y correr ese riesgo, papá ya no es feliz hace mucho tiempo, quiero que vuelva a ser el de antes.

Paso y Beth está con sus padres en el pórtico delantero, así que paso desapercibida ya que somos vecinos del jardín trasero. 

Me escondo entre los crisantemos dorados para camuflarme por que mi cabello es del mismo color. Pero... No quiero llevarle crisantemos esta vez... quiero llevarle rosas que están junto a la silla de Beth en el pórtico. No quiero... Pero... Papá estará feliz y me cargará en sus brazos.

Me acerco agachada, fue mala idea hacerme estas dos coletas con las ligas naranjas. No importa, no importa. Estoy a solo tres pasos de Beth... 

Tranquila. Cálmate. Toma las que puedas y corre.

Tomo el primer racimo con muchas flores y lo jalo... Me salen lagrimas de mis ojos y aguanto las ganas de gritar... Espinas, tienen espinas, tonta. Recuerda que es por papá, todo es por papá. 

Aguanto el dolor, la sangre brota de mi mano pero lo arranco y me voy corriendo aunque las lagrimas me impidan ver, tropiezo y los padres de Beth me descubren.

─¡Hey! ¿Tu otra vez? ¡Regresa aquí!

Hecho a correr, lo más que puedo, es por papá, es por papá, recuérdalo. Todo es por ver feliz a papá.

Me paso por la valla y corro a casa, pero es tarde, estoy llorando y los padres de Beth ya están dando la vuelta a la cuadra, yo solo lloro sin control, papá, lo siento, lo siento tanto, no estés triste, soy mala, pero quiero que estés feliz, no es tu culpa tener una hija como yo. Perdóname papá.

Tocan y  decido afrontarlo. Abro la puerta y le limpio las lagrimas.

  ─Esta en su estudio.

Ellos suben rápido, se saben el camino de memoria. 

Llego jadeando tras de ellos y el padre de Beth mueve y grita tratando de despertar a papá... Pero papá no despierta. 

  ─ Clarisse... llévate a la niña fuera─ Dice mientras agarra la botella de vino con la cara pálida y perturbada. ─ Clarisse... ahora.

Papá sigue sin despertar y el padre de Beth le pone dos dedos en el cuello, como en las películas de asesinatos. La madre de Beth reacciona como fuera de sí. Me retira y yo me asusto... Me escabullo por entre sus piernas y llego a el y me subo a sus piernas, esta frío y hay algo que parece espuma de jabón saliendo de su boca.

  ─ ¡ Papá! ¡Despierta!─  Lo sacudo y no responde. ─ ¡Papá! ¡Te traje flores! ¡Por favor responde! ¡Prometo ser buena! ¡Esta vez te traje rosas! ¡Papá! ─ Lloro más fuerte... algo esta mal. ─ ¡Por favor! ¡PAPÁ! 

La madre de Beth me lleva afuera y el padre llama por teléfono. Miro mi mano herida y con sangre. Al menos dejé las rosas en su escritorio, le explicaré por que las robé y todo este lio se va a solucionar, yo lo sé. 

Y me va a cargar en sus brazos y lo voy a ver feliz.

Como antes. 

Over Thinking.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora