Capitulo 1

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¡Adiós Italia!

¡Hola los ángeles!

Acabo de llegar a lo que será mi nuevo hogar y no tengo ánimos de acomodar mis maletas, mejor me dispongo darle un recorrido a mi apartamento dejándolas al lado de la puerta principal. Me parece hermoso, digamos que le faltan unos cuantos inmuebles pero con el tiempo lo remodelaremos además de que mi hermano tiene buenos gustos, a pasos rápidos me dirijo a mi habitación y me quede sorprendida con lo grande y hermosa que es. Antes de mudarnos mi hermano se encargó de ir comprando lo necesario para el apartamento y le está quedando bien, Cody es apasionado por el diseño y si se lo preguntan ¡No es gay!

Gaby puedes ayudarme con las maletas — dice mi hermano desde la entrada, es una molestia cuando se lo propone.

¡Voy! — me dirijo a donde está y lo encuentro abarrotado de maletas, me rio de su cara sin poder evitarlo.

En vez de reírte ayuda a tu pobre hermano — Que dramático.

Está bien, pero solo si salimos a dar un paseo después y me ayudas a buscar un lugar para entrenar ¿Trato? — le hago puchero porque sé que no podrá resistirse.

Sabes que no te puedo decir que no con esa cara, trato hecho ahora ayúdame — corrí feliz a quitarle unas cuantas maletas.

Una vez listo todo en su lugar, fuimos a pasear. Me compro un helado y nos centramos en la búsqueda de un lugar que no quedara lejos del edificio para poder entrenar. Mientras íbamos en el carro observaba todo a mi alrededor, me gustaba cambiar de aire por algo mas relajante, estar en este lugar era como tomar aire fresco, admirando la ciudad me di cuenta de un gimnasio escondido en un callejón muy cerca del apartamento.

Detente, preguntare ahí — dije señalando el callejón.

Está bien enana te espero — solo asentí y entre al lugar, cuando lo hice el olor a sudor de golpeo de repente, debo admitir que me emocione y fui corriendo a la recepción, detrás del escritorio se encontraba una simpática señora.

Buenas, quisiera inscribirme aquí — la señora me sonrió y me hizo llenar una planilla.

Cariño, son pocas las jóvenes q entrenan aquí, estás segura — informo interrumpiéndome antes de firmar la planilla final, yo solo asentí.

claro porque no estarlo  — me dio una sonrisa compresiva y cancele los tres primeros meses.

¿Vendrás todos los días? — Interrogo.

Si claro — me despedí de ella retirándome del lugar, cuando iba llegando al carro me di cuenta que había una chica coqueteándole a mi hermano, tenía cara de zorra así que hice mi mejor actuación.

Amor será que nos podemos ir — mi hermano volteo a verme, me guiño el ojo para seguirme el juego.

Claro bebe — le agarre la mano dispuestos a salir, pero la muy zorra nos paro.

Cuando te canses de ella me llamas bebe — dijo pasándole su número, mi cara fue de shock solo quería lanzarme encima de ella y arrancarle los cabellos  uno en uno por perra.

Tranquila bebe él no lo necesita — respondí imitando su voz, le rompí el papel en la cara, tome la mano de Cody otra vez y nos marchamos.

Cuando estábamos lo suficientemente lejos rompimos en carcajadas, todavía no me podía creer lo fácil que son algunas mujeres.

Gaby te luciste — felicito mi hermano aplaudiendo.

Gracias, gracias — simule que se me salía una lagrima.

Al llegar al apartamento fui directo a mi habitación, me urgía bañarme. Estaba cansada con todo lo del viaje, después de la ducha me puse mi pijama, camine a la cocina en busca de algo para cenar consiguiendo unas galletas de chocolate y si amo el chocolate, pero teníamos que salir por suministros no podíamos pasar todo el mes comiendo estas galletas, o bueno yo si pero ellas no durarían un mes. Mi madre nos llamó esa noche, converse un rato y le comente como era todo aquí, omitiendo la parte del boxeo ya que lo odia. Pasada la media noche me dedique a pensar en cómo sería mi nueva vida aquí y así fue como cae en los brazos de Morfeo.

MI ÁNGEL  Y MI PERDICIÓNWhere stories live. Discover now