24.El programa del corazon

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Hoy llegaba Antoine y yo tenía que tener todo listo.

— Noa, ¿por qué no te arreglas un poco y salís a cenar?

— ¿Por qué? No hay que celebrar nada, y además tampoco es que me apetezca—. Dijo ella sentándose en el sofá mientras se llevaba una patata en la boca.

— ¿Pues no sé quizás porque tu novio llega hoy a casa y hace mucho que no salis?— La agarre del brazo y tire hasta levantarla— Joder, se nota que comes por dos Noa— Reí y ella me dio una colleja.

La empujé hasta la habitación.

— ¡Carla Garcia!

— ¡Noa García! ¡Ponte algo bonito y maquíllate un poquito, después me mandas una foto para que pueda ver que no me mientas y podrás salir!

— ¡Te recuerdo que tengo tripa, los meses se van notando!— Gritó al otro lado de la puerta.

— ¡Ponte el rojo ancho ese que tienes!— Lo tenía todo planeado. — Te espero en el salón.

Aproveche el tiempo para hacer algo con Marco esta noche y decidimos ir al cine, el quería ver Veronica y yo también, así que no dudamos en ir. Cuando termine de mandarle el mensaje a Marco, me llegó una imagen de mi hermana, entonces supe que estaba lista y fui a abrirle.

— Está usted guapísima—. Le sonreí y ella rodo los ojos.— Oh vamos Noa.

– Sabes que estoy cabreada con él— Bufé y justo cuando iba a responder llamaron al timbre.

— Abre tú—. Le dije mientras la seguía hacia la puerta.

Al abrir la puerta, un Anto trajeado y con unas flores estaba ahí, con su sonrisa de siempre.

— Estás guapísima, amor. Te he echado de menos— Fue a darle un beso pero esta se apartó.

— ¿Por qué no me cogias el teléfono? — Preguntó está y Anto desvió una rápida mirada hacia mi, y yo alcé los hombros.

— Noa, estaba muy cansado y me he esforzado mucho en los entrenos...

— Antoine Eso no es excusa...

— ¡Noa! ¿Te quiero vale? Llevamos juntos lo suficiente como para que sepas lo mucho que te quiero y que me precocupo por ti, y si no te llamo por algo será. Pero te quiero, Noa. Ahora, haz el favor de subirte conmigo al coche y vamos a cenar por favor— La cogió por las mejillas. Ella sonrió y después unió sus labios.

— vale, vale... Ya está lo seguís en el coche, o donde sea pero no delante de mentes inocentes...— Les eché fuera.

— Ya le preguntaré a Marco cuanto de inocente eres.

— Eso no te incumbe Griezmann— Le dije y cerré la puerta para después reírme.

La noche prometía para aquellos dos.

Estuve esperando a Marco y mientras tanto puse un programa de corazón en la tele, hacia mucho que no veía las noticias.

—¿El futbolista Del Real Madrid, Marco Asensio tiene una novia por contrato?— Subi el volumen de la televisión. — Una chica anónima afirma que la novia falsa de Marco Asensio que resulta también ser la cuñada de Antoine Griezmann, jugador del Atlético de Madrid, le confesó que la relación que tenían Marco y ella es de contrato llevándose ella así una gran cantidad de dinero. La chica anónima afirma también haber tenido relaciones con Marco y que Carla García "novia" del futbolista le agredio en una fiesta.

Apagué directamente la tele, y tire el mando con rabia al suelo. Esa innombrable nos había traicionado, nos había vendido y para colmo nos había metido en un buen a Marco y a mí.

Segundos después llamaron a la puerta y sabía perfectamente quién era.

— Hola preciosa—. Marco me quiso dar un beso pero cuando giro la cabeza un momento hacia el salón y vio el mando roto en pedazos por el suelo pregunto.— ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?

— Esa puta... ¡Nos ha vendido!

— ¿Quien? — Vio como me estaba poniendo y me agarro del mentón.— Carla relájate, estoy contigo—. Me besó cortamente. — ¿Qué ha pasado?

— Ana, Ana lo ha dicho en un programa de televisión. Ha dicho que yo le confesé lo del contrato, y que después la agredi.

— Escúchame mi amor. No va a pasar nada, no hay marcas de agresión y en cuanto la prensa me pregunte por ello diré la verdad—. Le miré extrañada. — Diré parte de la verdad—. Reí.— Anda vamos a ver una peli, vete eligiendo tú y yo te sorprendo con algo de cenar.

— Marco— Lo llamé antes de que entrase a La Cocina y el se giró para mirarme. — Me encanta como afrontas los problemas con tranquilidad, yo ya hubiera ido a donde estaba ella y la hubiera dado motivos para que me denunciase por agresión.

— Y a mí me encanta tu instinto salvaje, tigra. Nos complementamos muy bien—.

— ¿Tigra?

— Si, es como tigresa pero lo he cambiado a Tigra para que sea más nuestro—.Sonrió y después se marchó a La Cocina

Después de cenar viendo una peli tranquilamente me empecé a quedar dormida, pero Marco comenzó a dejar besos húmedos por mi cuello y desató una noche larga. No tardamos mucho en subirnos a la habitación y pasar ahí la noche hasta ver el amanecer juntos entre las sábanas y nuestros gemidos.

No escuché si Antoine y mi hermana entraron, pero suponía que todo había ido sobre ruedas ya que Antoine no me había llamado.

Abrí los ojos lentamente encontrándome rodeada por los fuertes brazos de Marco y con vistas a su cuello que pedía a gritos que lo besara. Así que deposite unos cuantos besos.

— No quieras empezar algo que no puedas acabar... — Susurró con una voz ronca que me hizo estremecerme y me apretó más contra si. — Buenos días, Tigra— Beso mi frente.

Estuvimos ahí abrazados y mimosos durante unos veinte minutos hasta que decidimos bajar abajo. Al bajar las escaleras escuchamos risas abajo así que deduje que todo había salido bien.

— Buenos Días fa...— Noa cortó a Marco.

— ¡Carla! ¡Carla! ¡Antoine y yo nos vamos a casar!— Gritó mi hermana mientras me abrazaba. Me hice la sorprendida aunque me pillo. — ¿Lo sabias? ¡Pues claro que lo sabías!

— Necesitaba un cerebro femenino que me ayudase a pensar mientras estaba en Galicia y tu hermana me ayudó— Me guiñó un ojo.

— Bueno, pero yo no sabía nada así que cuenta— Comentó Marco cogiendo la taza de café que le tendió el francés.

— Estaba bastante enfada con Anto después de no llamarme no responder a mis llamadas—. Le fulminó con la mirada.— Carla insistió en que me vistiera elegante. Antoine vino a casa y en cuanto entramos al coche me vendo los ojos, durante el camino se fue disculpando sobre todo lo que había hecho y cuando me quite la venda, ahí estaba, en el Vicente Calderón. Anto había preparado un picnic en el césped. Después de toda la cena, sonó nuestra canción y me pidió que me casase con él—. Sonrió y después besó a Anto para acto seguido enseñarnos el pedrusco.

— Wow.

Estuvimos hablando por mucho tiempo en La Cocina los cuatro mientras desayunábamos, y por una vez en mucho tiempo me sentía feliz estábamos los cuarto juntos sin problemas.

Por contrato {Marco Asensio}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora