QUERIDO KURT COBAIN:

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     Hoy la profesora Buster nos encargó el primer trabajo de Literatura: escribir una carta a una persona que a muerto. Un poco extraño, ya que no creo que pueda enviarse a al cielo ni que exista un correo para fantasmas. Probablemente quería que eligiéramos a una figura importante, como un antiguo presidente o algo parecido, pero yo necesito hablar con alguien más accesible. Por eso te escribo a ti.
     Me gustaría saber dónde estás ahora y por qué te fuiste.
Eras el cantante favorito de mi hermana May. Desde que ella nos abandonó, me resulta muy difícil ser yo misma, ya que no recuerdo exactamente quién soy. Pero ahora que he comenzado la escuela secundaria, debo descifrarlo cuanto antes porque, de lo contrario, podría hundirme en un abismo.
     Todo lo que conozco sobre el secundario lo sé gracias a May. En mi primer día, revisé su armario y encontré las prendas que ella uso la primera vez que fue a la escuela: una falda plisada con un suéter Rosa de cachemir al que le cortó el cuello y le añadió el parche de Nirvana de la cara sonriente y los ojos en forma X.
     Mi hermana tenía una belleza fuera de lo común: su cabello era perfectamente suave y su andar no parecía de este mundo, sino de uno superior. Su actitud combinaba por completo con su atuendo. En cambio, cuando yo me probé su ropa, no me sentí para nada identificada; en mí parecía un disfraz. Por eso decidí usar mi vestimenta preferida s la escuela primaria: un mono de Jean, una camiseta de manga larga y unos aretes. Ni bien entre en el corredor del West Mesa High supe que mi elección había sido la indicada.
     También advertí que no tendría que haber llevado el almuerzo desde mi casa. O se compran pizza o galletas Nutter Butters en la cafetería o no se come en absoluto, no parece haber otra opción. Mi ti a Amy, con la que vivo semana de por medio, me preparó unos bocados de lechuga y mayonesa, porque son los que nos gustaban a May y mí cuando éramos pequeñas.  Tiempo atrás, sólo tener una familia normal. No éramos perfectos, pero mamá, papá, mi hermana y yo vivíamos bajo el mismo techo.  Hoy en día esos recuerdos parecen muy lejanos... Mi tía se esfuerza tanto por crear un am lente familiar que sería injusto rechazar su almuerzo. Por eso, optó por ir al baño a comer rápidamente para evitar las miradas de reproche. Al finalizar, arrojo el envoltorio en el cesto destinado a los tampones.
     Hace una semana comenzó la escuela y todavía no he hablado con nadie. Mis antiguos compañeros concurren a Sandia High, que es donde fue May. Como no quería dar lástima ni que me preguntaran cosas imposibles por responder, decidí asistir a West Mesa, que se encuentra en el mismo distrito que la casa de mi tía Amy. Creo que es la única forma de dejar de dejar atrás el pasado y empezar de nuevo. Espero no equivocarme.
     Al mediodía, para no pasar los cuarenta y tres minutos del recreo en el baño, una vez que terminó mis bocados, salgo al patio y me siento en la cerca. Me encanta ese lugar porque desde allí puedo observar sin ser vista. Las hojas han comenzado a caer de los árboles, pero el aire cálido aún domina el ambiente. Disfruto de la naturaleza mientras miro a un chico cuyo nombre es Sky.  Siempre lleva una chaqueta de cuero. Aunque se encuentre lejos de mi, alcanzó a sentir si respiración. Me hace pensar en el aire que inspiramos a cada instante, el aire que nos mantiene vivos. No sé por qué, pero en este sitio repleto de desconocidos advierto que ambos respiramos el mismo aire;  idéntico al que inhalaban tu y May.
     Por momentos persibo que  tu música encierra demasiado de tu ser interior, como si no hubieras podido expresar todo lo que deseabas. Quizás esa fue la causa de tu muerte: una explosión interna. Me parece que no estoy cumpliendo correctamente con mi tarea. Lo intentaré más tarde.

Sinceramente tuya,
Laurel

Carta de amor a los muertos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora