𝙇𝙤𝙨𝙩 𝙞𝙣 𝙩𝙝𝙚 𝙬𝙤𝙧𝙡𝙙 [𝘾𝙖𝙧𝙡 𝙂𝙧𝙞𝙢𝙚𝙨]

Capítulo 30: "Sorpresa" (Final)

Me desperté en cuanto escuché ruido a mi alrededor, parecían ser pasos algo firmes. Abrí los ojos con lentitud, mientras sentía una pequeña dificultad para respirar bien, debe de haber sido la lluvia de ayer. Sin embargo, hoy el Sol brillaba bastante por lo que pude darme cuenta.

Anoche había pensado mucho en Carl y luego dormí sobre el sillón sin alguna molestia.

Me senté en el sillón y observé a Glenn parado en frente mío, sirviendo un vaso de lo que parecía ser limonada.

―Lo siento, no quise despertarte ―me dice mirándome.

―No hay problema con eso, Glenn ―le digo fregandome los ojos.

―Buenos días, ¿cómo has estado? ―me pregunta sentándose a mi lado.

―Bien, ¿y tú?

―Bien ―pausó―. ¿Acaso estás resfriada?

Glenn tenía razón. Mi voz sonaba más grave de lo usual, me había resfriado por estar bailando como una loca por la calle. Aún así, no me arrepiento de lo que sucedió. No creo que sea algo por lo que deba preocuparme.

―Quizás ―respondí tomando un sorbo del jugo de naranja.

―¿Necesitas tomar algo? ¿Llamo a Maggie o voy por Denise?

―No, sólo es un resfriado. Pasará pronto. Pero si pudiera llamar a Maggie me harías un gran favor.

―Claro. Vuelvo enseguida.

Se fue. No tardó mucho en regresar con Maggie al lado, ella estaba sonriente y radiante, como siempre lo estaba. Es una mujer muy buena y me alegra que sea mi amiga. Ella se sentó a mi lado y Glenn nos dejó a solas.

―Me dijeron que estás resfriada ―me dice Maggie.

―Sí, pero no es nada. Ya se pasará.

―¿Y cómo te resfriaste? ¿Acaso estuviste bajo la lluvia? ―me pregunta divertida.

―Pues... ―le contesto, dándole a entender que tenía razón.

―Creí que estarías en casa todo el día. ¿A dónde fuiste? ―me pregunta seria.

―Sólo salí al bosque. No estaba sola. Carl estaba conmigo ―le digo.

¿Bailas conmigo? Escuché la voz de Carl en mi mente, como si se repitiera en eco.

Hubo un silencio. Creo que era momento de decírselo.

―Me dijiste que podía hablar contigo sobre él ―le digo poniendo mis manos como si fuera a rezar, la miré y ella asintió―. ¿Estás lista para escuchar?

―Claro que sí.

―No sé con qué comenzar.

―No es como los demás chicos, ¿verdad?

Yo sonreí y negué con la cabeza.

―Claro que no. Él es sensato, divertido, amable... nadie había sido así conmigo hace tiempo ―le digo recordando algunos momentos que tuve con él.

―¿Lo dejarías?

―No, nunca. No podría.

Hubo un silencio rotundo.

Hasta que escuché "esa" pregunta.

―Te gusta, ¿verdad? ―me pregunta Maggie con una sonrisa plasmada en su cara.

―Siento que debería decir que no. Pero te estaría mintiendo si así fuera ―le dije mirando al suelo.

Narra Carl: