Abrió sus ojos de golpe, su respiración era agitada y algunas gotas de sudor perlaban su frente. Se sentó en la cama llevando su mano izquierda a su corazón intentando calmar su desenfrenado latir mientras apretaba las sábanas oscuras con su mano derecha. Cerró sus ojos al intentar calmar poco a poco su respiración, una vez que lo consiguió volvió a abrir sus ojos mirando como el sol se colaba por la ventana.
Se paró dirigiéndose al baño listo para tomar una ducha. El agua relajaba sus músculos tensos por la mala noche que había sufrido. Salió del baño y se vistió con unos pantalones negros y playera gris de manga larga. Se quedó viendo a la ventana admirando el paisaje mientras secaba su largo cabello azabache, ladeó su rostro hacia la derecha mirando el mueble pegado a la pared, con pasos lentos se acercó hasta quedar frente al mueble con su mirada puesta en el collar del rubí; dejó de secarse el cabello dejando que cayera un poco hacia el frente mientras tomaba el collar soltando un suspiro. Dio la vuelta al dije del rubí mirando aquel símbolo extraño, pasó su pulgar por él soltando –de nuevo– un suspiro.
Miró hacia el espejo que se encontraba encima del mueble dejando encima de la madera la toalla para después colocarse el collar, tomó una liga y se ató el cabello dando por concluida su preparación. Se quedó mirando un rato su reflejo, parpadeando dos veces sin quitar la mirada de su rostro como si fuera lo más interesante del mundo. Al tercer parpadeo no se miró a sí mismo, miró otro rostro, alguien parecido a él, con esa piel pálida y cabello azabache, pero tenía los ojos carmesí en vez de amatista como él y se le notaba que tenía más edad.
Debido a la impresión volvió a cerrar los ojos dando un paso hacia atrás llevando una mano a su rostro tallando sus ojos, cuando apartó su mano y abrió los ojos ese rostro había desaparecido, de nuevo era él reflejado en el espejo. Sacudió la cabeza y bajó hacia la cocina tomando una manzana. Fue a la entrada poniéndose los zapatos saliendo de la casa después.
El ruido habitual se hizo presente, varios ya estaban haciendo sus tareas diarias, espadas chocando por allá, risas por otro lado, regaños por el otro extremo. Una monotonía.
— ¡Dimitri! —giró su mirada hacia la chica que lo había llamado.
—Rina...
Una chica de 18 años, con el cabello corto hasta la mitad del cuello de un rubio tan claro que a veces podría parecer blanco, con unas orejas de zorro en él; ojos ámbar brillante con un rasgo un poco animal, piel blanca como la leche, vistiendo unos pantalones de mezclilla cortos y una blusa blanca algo rasgada igual que sus pantalones y unas sandalias igualmente blancas, se acercaba a paso tranquilo mientras meneaba las cinco colas igualmente rubio-blanco demostrando su emoción.
— ¿Por qué la cara larga? —dijo al momento de quedar frente a él.
— ¿No deberías ocular eso? —señaló las orejas y colas de la chica.
—Hoy no quise hacerlo, hace un día hermoso. —esbozó una sonrisa que despareció al cabo de unos segundos al notar la expresión ida de su amigo. — ¿Otra vez esa pesadilla?
—No la considero una pesadilla. —se dio la vuelta para rodear la cabaña hacia el lago seguido de Rina.
—Despiertas espantado y agitado, eso es una pesadilla. —se sentó en la roca junto a él.
—Al principio pensé que era una pesadilla o un sueño pero ahora no lo siento como tal. —miró la manzana que tenía en sus manos. —Siento que ya he visto a esas personas, que las conozco de algún lado. Es como, si supiera que algo falta, siento como un vacío al momento de despertarme.
—Como si hubieras olvidado algo.
—Sí, algo así. —le dio una mordida al manzana.
Rina miró con preocupación a su amigo, cada mañana lo veía así, pensativo, cabizbajo, ido. Notaba que esos sueños le hacían mal, que cada vez se demacraba al no obtener las respuestas que buscaba y ella no podía hacer nada para ayudarle. No era como él a fin de cuentas, ella solamente tenía la mitad de la sangre de un sub-demonio y él era un demonio como tal, ella no podía ayudarle aunque quisiera, tal vez se trataba de algo de su raza que ella no entendería nunca.
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Divided Nature
Fantasy"Nefilin... Perkele... son lo mismo, pero... ¿qué es? ¿Quién soy? ¿Qué soy?" Dimitri es especial, un híbrido diferente a todos los que habitaban aquel campamento. Un ser que toda su vida pensó que era puramente demonio, ¿qué cambió? Manifestar otro...