Nasha.
Ese fue el nombre que mis padres eligieron para mí. Nacida en temporada de lluvias, ese es su significado. De origen africano. Creo que es por eso que amo tanto las lluvias.
Mi amor por ellas fomentó desde niña mi pasión por el piano. Solía sentarme con mi abuela Dalia en el piano viejo que su hermano Miles le había dejado en su casa cuando se casó y mudó con su esposa y no tenía espacio para él. La veía tocar mientras el resplandor del Sol entraba por la ventana en las tardes, o en las noches cuando la Luna brillaba. Pero con las lluvias, era otro nivel. Porque, literalmente, la atmósfera cambiaba. Y no me refiero al clima. Realmente todo parecía cobrar una misteriosa pero dulce armonía que me llenaba de paz. Y entonces comencé a amar la lluvia.
Mi abuela solía tocarme canciones de música clásica, o se esforzaba por aprender alguna que me gustara y la adaptaba al piano. Supongo que esas fueron algunas de las razones que me motivaron a seguir sus pasos y querer convertirme en una afamada pianista.
Entré en un instituto para formarme y mejorar mi técnica en el piano. Mi abuela y Miles habían asistido allí cuando eran niños y también durante parte de su juventud.
Mis padres siempre estuvieron felices de la vida que estaba llevando, y me apoyaron en mis estudios. Mi abuelo Alfred siempre me llevaba hasta el instituto luego de pasar por mi cafetería favorita a tomar un café Latte con una porción de cheesecake con arándanos. Era feliz con eso.
Durante la semana, voy a la escuela. Soy bastante feliz con eso también. Ser pianista parece volverte popular, sobre todo cuando te llaman para tocar en alguna ceremonia que se lleve a cabo. Aunque no sé si realmente disfruto de ser el foco de atención luego de mis presentaciones, me alegra tener muchos amigos. Hailey y Glimmer son mis mejores amigas. Siempre están conmigo en todo momento, al igual que Will, mi mejor amigo y su hermano gemelo Darren.
Soy una estudiante promedio, mis calificaciones no sobresalen de las del resto aunque tampoco son malas, y siempre me refugio en Glimmer cuando no entiendo algo. Ella es como una suerte de salvadora cuando estoy en apuros. Quizá podría explotar sus dones para la enseñanza en el futuro.
Y por otro lado, esta Tyler. Es el único chico que atrapó mi atención en la vida, y a pesar de que hablo con él, nunca fui capaz de confesar mis sentimientos. Ni con él ni con nadie. Si me rechazara, sería el hazmerreír de toda la escuela. Pero peor aún si se supiera tan sólo que me gusta. Los chismes correrían rápido y no sabría dónde esconderme.
Y justo cuando miraba a Tyler hablando con Megan y Hillary a la distancia...
- ¡Hey! Tierra llamando a Nasha - gritó Will mientras agitaba su mano frente a mi cara -. ¿En qué piensas? - preguntó. Se volteó súbitamente hacia donde mis ojos apuntaban mientras estaba distraída. Tyler estaba alejándose y sólo quedaban Megan y Hillary hablando en el lugar.
- ¿Estás bien? - preguntó Hailey.
- Sólo me quedé pensando en que debo practicar una canción para una presentación en el observatorio - mentí.
- ¡Oh! - exclamó Glimmer teatralmente -. Verdad que este sábado debes tocar. ¡Iré a verte!
- Vayamos todos - sugirió Will -. ¿Qué dices, brother? - miró a Darren mientras le daba un golpecito con el codo en el brazo.
- ¿A qué hora es, Mrs. Spencer?
- A las 5. En mi Instituto.
- Allí estaremos. Tenemos que ir a Química ahora, el profesor Beltrand se enojará si llegamos tarde - dijo Glimmer mientras empezó a tirarme del brazo -. Los vemos luego - saludó enérgicamente a Hailey y los gemelos mientras prácticamente me arrsstrab hasta el salón. Era una de las 3 materias a la que no íbamos los 5 juntos.
Glimmer se sentó a mi lado, en el tercer banco de la primer fila contra las ventanas que daban hacia el corredor. Siempre nos habíamos sentado allí, desde que nos conocimos hace 3 años.
Empezó a contarme cómo iba a ser el exámen de Química de la próxima semana, pero no pude evitar dejar de prestarle atención cuando vi a Tyler entrar al salón hablando con el profesor. Su cabello castaño se veía tan suave que no pude evitar imaginarme estrujándole el pelo mientras contemplaba su sonrisa. Pero definitivamente no iba a pasar. No hoy, no ahora. Traté de ahuyentar con fuerza esa elaborada imagen mental que acababa de construir a su lado, pero fue tarde. Notó que lo estaba mirando y, antes de que pudiera reaccionar, lo vi acercarse y sentarse en el banco que estaba en frente mío. Se volteó a hablarme.
- ¿Cómo estás hoy, Nash? - dijo mientras me sonreía y se flequillo que había dejado crecer hace poco. Sus ojos verdes se veían radiantes.
- Bien, Ty. ¿Y tú qué tal?
- Casualmente, muy feliz.
Glimmer me azotó con la mirada al mismo tiempo que el profesor comenzaba a hablar.
- Como ya sabrán, el exámen de la semana que viene será de la Cinética de las reacciones químicas.
Dejé de prestarle atención cuando noté que los ojos azules de Glimmer no se habían levantado de mi cara y que, incluso ella, había dejado de escucharlo para analizarme completamente.
- ¿Te gusta Tyler? Se te nota en la cara.
- Shhh, déjame escuchar - dije, intentando sin éxito evadir el tema.
- No me digas que... Tu mirada lo dice todo.
- No es cierto. No digas tonterías.
Por suerte, Tyler parecía no haber oído. Glimmer no me creía ni un poco.
- Pueden hacer sus preguntas - dijo el profesor.
Nadie dijo nada. El profesor se volteó y comenzó a escribir en el pizarrón para repasar lo dado. No presté atención en toda la clase aunque hice mi mayor esfuerzo para aparentar que sí, para evitar sospechas.
¿Por qué no podía sacarme a Tyler de la cabeza? No podia parar de pensar en él, y tampoco podía evitsr imaginarme besándolo. Nunca me había pasado algo así.
De repente, sentí que mi estable y monótona vida comenzaba a tener turbulencias.
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Lluvia de septiembre
Teen FictionNasha es una adolescente común y corriente que cursa sus estudios secundarios en una popular escuela de su ciudad. Siempre tuvo muchos amigos y se definió a sí misma como sociable. Siempre fue muy liberal, sólo se interesaba por sus estudios, el pia...