kingdom

0. el prólogo

Las frías y suaves lluvias de octubre azotan las calles, el semáforo ilumina la calle, el reflejo de las luces en el empapado asfalto da una cierta nostalgia navideña, los manchones rojos y verdes que se reflejan en el agua estancada en los baches de la calle.
Unos pies agitados rompen aquel silencio de media noche, el sonido de la suela de los zapatos rebotando a toda prisa sobre el agua hace eco en las calles; es un chico de no más de 16 años, alto, delgado y de cabello obscuro que le escurre una mezcla entre sudor y agua de lluvia, al doblar a la esquina el pie izquierdo no aterriza debidamente y su tobillo falsea, cae al suelo y gime del dolor, ahora hay una herida sangrante en su rodilla, se pone de pie y corre, logra escabullirse entre las paredes de madera que ocultan la remodelación del ya viejo, olvidado y completamente destruido teatro del pueblo.
Sin detenerse a pensar comienza a cojear a lo largo de la construcción, cualquiera que hubiese caminado por el lado trasero de la calle sabe qué hay una salida, sigue cojeando entre escombros y ladrillos nuevos hasta que sin querer mete el pie en un charco y el agua mugrosa salpica sobre su herida, no resiste y cae al suelo.
Mientras aquel joven se retuerce de dolor entre los escombros, unas patas de león doblaban en la esquina que este había caído, aquella bestia huele la sangre en el suelo y la lame, la saborea y sus fosas nasales se abren y comienzan a rastrear aquel suculento olor y, lo encuentra. Comienza a caminar sigilosamente hasta que su pastas no tocan el suelo.

Aquel chico de cabello obscuro se comienza a poner de pie y a duras penas lo logra, es un paso y su pierna falsea, cae de nuevo pero esta vez evita que la rodilla lastimada toque la tierra. Logra tomar fuerzas y se pone de pie y comienza a caminar.
-La admiro tu perseverancia -dice una voz profunda y pero suave en un tono juguetón - pero me temo que no durará mucho querido Jackson.
El nombre hace eco en las ruinas del teatro.