Karãu

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Según la leyenda, Karãu fue un joven que, en una noche en que su madre estaba muy enferma, este salió a buscar remedios para ella. Pero en el camino encontró una fiesta y allí se quedó a bailar con la señorita más hermosa de la noche, prometiéndose que sólo se quedaría un momento.

A la medianoche, cuando la diversión empezaba a aumentar, se le acercó un amigo que muy serio le empezó a hablar. Le dijo que deje de bailar, que traía la noticia de que su madre había muerto. El joven, como si no le importara lo que había escuchado, pidió que siguiera sonando la música, pues seguiría bailando, y dijo a su amigo que el que murió ya murió y el que está vivo sigue vivo, y que habría tiempo para llorar.

Ya por la madrugada, el joven preguntó a su dama dónde quedaba su casa, a lo que la mujer le respondió que su casa quedaba lejos, pero que podría ir a visitarla los días en que extrañe a su madre. Luego de escuchar estas palabras, el joven se dio cuenta de lo que había hecho y se arrepintió. Salió del lugar llorando amargada mente, repitiendo que su madre ya se murió.

Dijo que desde ahora vagaría sin rumbo por los esteros y en esos lugares se vestiría por siempre de luto. Por haber sido un mal hijo, Tupã lo castigó y lo convirtió en un pájaro negro y estaría condenado a llorar en los bordes de los arroyos

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