Todos los personajes pertenecen a Hidekaz Himaruya, sin ánimos de lucro.
Tino no podía esconder lo emocionado que se encontraba en aquel momento. Estaba impaciente por la llegada de su Alfa. Había planeado llamarle pero pensó que lo mejor sería contarle la buena noticia personalmente.
Llevaban casi dos años de pareja y hacía poco tiempo que finalmente Tino se había animado a dejar la píldora supresora. Desde la segunda o tercera cita, se había dado cuenta de que Berwald era el Alfa con el cual deseaba estar el resto de su vida. No se arrepentía de aquella decisión.
Al principio, le había tenido algo de miedo. Su expresión era intimidante y había comenzado a dudar del porqué le había dicho que sí para ir a una cita. Sin embargo, pronto cambió de opinión. Era la persona más gentil y amable que había conocido en su vida.
Estaba arreglando su nido cuando escuchó que alguien ingresaba al apartamento que compartían. Tino dejó lo que estaba haciendo y corrió hacia la entrada. Berwald lucía exhausto como todos los días después del trabajo. Trabaja como carpintero y tomaba horas extras para poder mantener a los dos, ya que Tino estaba desempleado.
—Llegué —Berwald anunció y le dio un fuerte abrazo a su omega. Se apartó un poco para contemplar su rostro, lo había extrañado demasiado.
—Tengo excelentes noticias, Ber —Tino miró al suelo y luego a los ojos azules de su pareja. Le regaló la sonrisa más brillante de su vida, estaba así de contento.
Aunque Berwald agradecía el entusiasmo de su Omega, necesitaba asearse. Olía asquerosamente a aserrín.
—¿Te importa si me doy una ducha primero? —le preguntó. Realmente quería saber lo que Tino estaba a punto de contarle pero estaba incómodo.
—No, no, adelante —Tino se sintió como un idiota al no darse cuenta del estado de su Alfa. No obstante, le agarró del brazo antes de que se fuera:—Pero primero, dame un beso —le requirió.
Berwald se agachó y depositó un suave beso sobre los labios de Tino, antes de retirarse a su dormitorio. Se había dado cuenta de que Tino estaba brillando, se preguntaba por qué.
Tino había terminado de preparar la cena cuando el Alfa ingresó al comedor. Preparó la mesa y luego de darle un fuerte abrazo, le sirvió la comida. Berwald se dio cuenta de que el Omega había preparado su comida favorita. Aquello le pareció extraño, ya que sólo en ocasiones muy especiales la preparaba.
—¿Qué estamos celebrando? —Berwald preguntó. Estaba muy intrigado por el comportamiento del Omega.
—Bueno... —Tino se sentó en la otra punta de la mesa. Ahora que tenía enfrente al Alfa, comenzaba a tener sus dudas. No creyó que iba a ponerse tan nervioso, pero lo estaba.
—Sólo dime, por favor —Berwald no estaba enojado en lo absoluto. Sólo le resultaba todo muy curioso.
Tino tomó una larga bocanada de aire antes de responder.
—Yo estoy... —Tino empezaba a creer que aquello había sido una equivocación. ¿Y si Berwald decidiera irse luego de enterarse? No, no iba a poder vivir sin su Alfa.
Si Tino pensaba que Berwald no se daba cuenta de cómo se sentía, estaba muy equivocado. En su aroma se notaba la tensión y el conflicto en su interior. Por lo que Alfa decidió sentarse a su lado y tomarle de la mano. Fuera lo que fuera, no podía ser malo.
—Tino, por favor —El Alfa le suplicó.
—Sé que no estábamos planeando nada y que no estamos en las mejores condiciones económicas... —Tino rehuyó la mirada inquisitiva de Berwald pues se sentía culpable. Sabía que sería otra carga más para su pobre Alfa.
Berwald le dio un suave beso sobre la mano para incentivarlo. Pero Tino era presa de su ansiedad.
—Bueno, lo que pasa es que... —Tino estaba luchando. Era como si las palabras no quisieran salir de su boca.
—Tino, mírame —Berwald estaba preocupado. ¿Qué podía ser tan terrible como para que su pareja no se animara a confesar?
El Omega hizo caso a la petición del otro y suspiró. Adoraba a ese hombre que tenía frente a él. ¿Por qué entonces le estaba costando tanto trabajo?
—Te amo. Puedes decirme lo que quieras —A pesar del tiempo que llevaban juntos, todavía le costaba ser honesto sobre sus sentimientos. No obstante, si eso le hacía sentir mejor a Tino, entonces haría el esfuerzo necesario.
Tino supo qué era el momento de decírselo.
—Vamos a tener un cachorro —le confesó al cabo de unos instantes. Se acarició suavemente el vientre y luego miró a su pareja. Estaba a punto de llorar de felicidad.
De repente, sintió cómo Berwald le cubría entre sus brazos. Tino se sentía un idiota por haber tenido esas dudas. Ser abrazado por aquel hombre era la mejor sensación del mundo, ya que le trasmitía todo el amor que experimentaba por él. Respiró aliviado.
—Buenas noticias —Berwald acarició una de las mejillas del muchacho. No era algo que esperaba escuchar pero se hallaba inmensamente feliz.
—¿De verdad? —Sus ojos violetas brillaron al escuchar tal respuesta.
Berwald le dio un beso en la frente y luego acarició el vientre de su pareja. Sabía que no sería fácil en lo absoluto pero no le importaba. Iba a ser padre, ¿cómo no podría estar extasiado de felicidad?
—Sí —le contestó con seguridad.
—¿No tienes miedo? —Tino volvió a recuperar la confianza y fue capaz de preguntarle lo primero que le vino a la cabeza.
Berwald se mantuvo en silencio por un momento antes de levantar la mirada.
—Sí, pero... —Pausó un momento para ordenar sus pensamientos:—Pero lo lograremos, Tino. Saldremos adelante —le prometió.
En ese momento, recordó porqué se había enamorado de él. No podía pedir más de su adorado Alfa.
—Entonces, ¿no te arrepientes de que nos hayamos unido? —Tino se mordió el labio inferior. Temía estar haciendo demasiadas preguntas.
—No —Berwald se puso de pie y luego le tendió la mano al otro para que se levantara:—Eres lo mejor que me ha pasado —añadió.
Tino no necesitaba escuchar más.
—¡Vamos a tener un cachorro! —exclamó con entusiasmo Tino antes de arrojarse a los brazos del Alfa.
Estaban a punto de embarcarse en la aventura de sus vidas.
¡Gracias por leer!
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Buenas Noticias (Omegaverse/SuFin)
FanfictionAU. Omegaverse. Tino no veìa la hora de que el Alfa finalmente regresara a casa para contarle las buenas nuevas.