Capítulo Único.

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Noche De Copas.

Mara Loneliness.

*

El entrenamiento llevaba un año. Un año desde que había llegado a aquella isla, un año desde que lo había vuelto a ver, un año desde que sus deseos se habían vuelto más arraigados, más fuertes, más cimentados.

Había pasado un año ya y en lugar de desencantarse al conocerlo había acabado más engatusado. El hombre era simplemente fascinante, no solamente era ese atractivo físico imposible de pasar por alto, sino esa personalidad que en nada se parecía a lo que había imaginado que sería. Era serio, pero vaya que sabía reírse de vez en cuando, incluso empezaba a creer que le gustaba burlarse de él. Era fuerte, orgulloso y engreído, pero no era déspota, no era vanidoso y parecía incluso que disfrutaba compartiendo, enseñando, ayudando. Era elegante, educado y gallardo, pero no era perfecto, de hecho era bastante normal una vez que lo conocías, a su manera, claro.

Cuando descubrió dónde estaba quiso irse de inmediato, porque lo último que quería era que aquel hombre descubriera lo que provocaba en él. Además tenía que volver con sus compañeros y ayudar a su capitán, pero el anuncio de Luffy en los diarios lo determinó a tragarse su orgullo, hacer a un lado sus deseos y fantasías más íntimas y concentrarse completamente en ese entrenamiento que necesitaba para poder ir a al nuevo mundo y ser lo suficientemente fuerte para ayudar a sus nakama y ser útil para su capitán.

El entrenamiento había sido duro, pero contrario a lo que muchos pudieran creer él era sumamente disciplinado, se concentraba completamente en su meta y ponía el máximo esfuerzo en sus objetivos. Lo primero fue sanar, ejercitar la mente, volverse paciente, estar en calma para que su cuerpo estuviera listo para el entrenamiento. Luego siguió el reforzamiento físico, aumentar su fuerza, su agilidad, sus sentidos. Ahora estaba intentando despertar su haki... pero parecía más sencillo de lo que era. Las espadas habían quedado de lado temporalmente, al menos hasta que lograra utilizar el haki en su propio cuerpo, pero tres semanas en lo mismo sin lograr avanzar ni un pelo lo estaba volviendo loco.

En aquel momento se encontraba en la parte trasera del castillo, en una paradisiaca playa de arena blanca, oculta dentro de altas cordilleras que impedían que saliera al mar, al menos de manera directa, por lo que el shichibukai le había explicado había una ruta oculta dentro de aquellas cordilleras por la que fácilmente podría entrar un barco que supiera que camino exacto tomar.

Estaba sentado sobre una roca, meditando en silencio, intentando concentrar un poco de su energía en sus manos, tratando de lograr un mínimo destello de busoshoku haki. Sabía que siempre había tenido algo de kenbunshoku haki, como espadachín lo había desarrollado sin siquiera darse cuenta de ello, pero ahora necesitaba lograra materializar su espíritu, no obstante eso estaba resultando mucho más difícil de lo que se oía, y vaya que se oía difícil.

Suspiró hondo, intentando mantener la calma—. Te dije que quería estar solo.

—Llevas casi dos días aquí —le recordó la chica de cabello rosa. El sol estaba por ocultarse, pero aun así ella estaba cubierta de sus rayos con una sombrilla, ataviada con uno de esos vestidos negros con holanes rosas que tanto le gustaban últimamente—, necesitas comer y relajarte un poco.

Él ni siquiera se molestó en abrir los ojos—. Estoy bien.

Un gruñido proveniente del estómago del moreno resonó en todo el silencio de la playa. Miles de gotitas de sudor llenaron su frente mientras un color carmesí pintó sus mejillas, sin embargo se mantuvo en su postura como si aquello no hubiera sucedido.

Noche De Copas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora