Eternidad

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¿Alguna vez has jurado amistad eterna? Porque yo si y créanme, no es algo que se tome a la ligera.

Mi nombre es Linda Cooper y esta es mi historia.

Era una oscura noche de invierno, mi mejor amigo Brad y yo nos encontrábamos en mi casa jugando videojuegos y escuchando música.

A decir verdad, era una noche perfecta para estar con alguien que realmente aprecias. Todo iba bien, reíamos, bromeábamos y la pasábamos genial hasta que de pronto, Brad dejo de reír, su sonrisa se tornó en un gesto de angustia, bajó la mirada y me dijo:

—Coop...

Yo muy confundida le conteste:

—¿Si?, ¿qué pasa?, ¿todo bien Brad?...

No contesto. Hubo un largo silencio de su parte, pasó un momento, levantó la cabeza y me dijo un poco taciturno:

—Me marcharé, voy a mudarme, muy lejos de aquí.

Me quedé estupefacta con las palabras de mi amigo, no lo podía creer y le dije que no podía, que él era todo lo que tenía y que si se iba todo lo nuestro se iba a perder ya que las amistades a distancia nunca funcionan. Toda la felicidad se convirtió en tristeza, no dejábamos de pensar en eso. Teníamos que encontrar una manera de estar juntos. Pasaron unos minutos y la cara de Brad se iluminó, ¿tenía una idea? ¡Tenía una idea!. Me dijo que hiciéramos un juramento de sangre y que así estaríamos juntos por siempre sin importar nada, ni siquiera la distancia. Yo accedí.

Bajamos al sótano, formamos un pentagrama con velas al rededor de un cuchillo recién afilado.

Brad tomó el cuchillo e hizo un profundo corte en la palma de su mano, me paso el cuchillo y con un gesto de dolor hice el corte tal y como lo hizo Brad.

Juramos amistad eterna, unión ante todo, incluso la muerte.

Nos dimos la mano y el profundo corte comenzó a cerrar como por arte de magia convirtiéndose en una cicatriz.

Una semana después, Brad partió. Dijo que me llamaría así que espere toda la tarde hasta que el teléfono sonó. Contesté rápidamente con mucha emoción pero no era Brad, era su madre que entre sollozos me dijo que habían tenido un accidente y que Brad no logró sobrevivir.

No podía creerlo, un escalofrío me recorrió todo el cuerpo, me quede helado y colgué el teléfono.

Sentí un dolor incomparable debido a la pérdida de alguien tan especial, no podía dejar de llorar, perdí el aliento y la cicatriz comenzó a arder y a sangrar.

Me llamó la atención, me calmé y pensé que eso era una señal de que Brad seguía conmigo, juramos estar juntos incluso después de la muerte. Podía sentir a Brad a mi lado pero no podía verlo, tenía que encontrar una solución a eso porque su ausencia era insoportable.

Esa noche no pude dormir, estaba ocupada buscando respuestas, nada venía a mi mente hasta que de pronto pensé que como él estaba en otra dimensión solo podría verlo si yo también estaba ahí. No lo pensé, el deseo de estar con él era tan fuerte que a penas tuve esa idea me paré de la cama y subí directo a la azotea de mi casa, salí y me corazón no dejaba de latir intensamente, mientras más me acercaba al borde del techo más fuerte latía mi corazón. Llegue al borde y me quedé parado un minuto, cerré los ojos, sentí la brisa en mi rostro por última vez, tomé una bocanada de aire y con una lágrima resbalando por mi mejilla me deje caer.

No sentí dolor al momento de que mi cabeza se estrelló contra el piso, solo escuche un ruido fuerte, me sentí como en un sueño pero sabía que no lo era. Abrí los ojos, vi mi cuerpo exánime me senté y Brad estaba parado frente a mi, con lágrimas en los ojos extendió la mano hacia mí y me dijo:

—Hola Coop, es bueno verte otra vez.

Así fue como una amistad fue tan fuerte como para volver eterno algo temporal.

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⏰ Última actualización: May 10, 2019 ⏰

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