Y bueno que contar de este cuento sin final en el que yo era medusa y tú mi gran amor, te debiste cansar de que cuando te dijera te quiero no te mirara a los ojos, de que siempre estuviera a tu lado pero nunca te mirara, debiste pensar lo que no era, para mi eras la persona más bonita del mundo y mi peor castigo era no poder mirarte nunca, por un momento te juro que me olvidé de respirar cuando me dijiste que te mirara, que sino te irías de mi vida para siempre y prometo que ahí la que se quedó de piedra fui yo, porque... ¿Qué iba a hacer? Mirarte y que te quedaras conmigo una eternidad como una estatua o dejarte ser feliz con otra persona que nunca te llegaría a amar lo mismo que yo... Mi gran dilema, te di un último beso, pero el egoísmo fue más fuerte que el poder vivir sin ti, ahora lo cambiaría todo, te devolvería a la vida porque estar sin ti sería lo mismo, ya no tengo tus besos ni tus caricias, ahora sólo te puedo mirar a ti y a tu cara que desataba la envidia de los mismos dioses.