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Siempre quise dedicarle una historia a Rurú pero nunca me sale nada bonito para dedicarle so, voy a tratar de que esto quede lindo [?] ah.

                                [♡]

Jimin sentía sus pequeñas manos escocer debido a los pequeños cortes y magulladuras que se había hecho cortando las lindas rosas color azul que adornaban el enorme jardín de su mamá para dárselas a su niño con sonrisa de conejo. Al pequeño Jiminie no le importaba que sus manitas dolieran mientras pudiera ver la sublime sonrisa adornar ese excelso rostro.

Con una sonrisa en su pequeño rostro empezó a caminar hacia la casa de su amado kuku como él solía llamarle con cariño desde que eran conscientes y tenían la capacidad del habla. El pequeño rubio se sentía nervioso cada vez que estaba con su amor platónico y empezaba a tartamudear causándole mucha ternura a Jeon sólo que este no se lo decía por miedo de incomodar al menor con sus palabras.

El pequeño sentía la fría brisa colarse bajo su suéter de pollitos haciendo que su diminuto cuerpito tiemble debido al frío y sus piecitos hagan ruido cada vez que pisa el acuoso suelo debido a la lluvia que le había dado los buenos días esa mañana; el olor a lluvia lo tranquilizaba mientras atravesaba el tranquilo y desolado bosque.

Con una sonrisita miraba el suelo, más nervioso de lo normal ya que había llegado a su destino. Nervioso levanto la mirada pero decidió no haberlo hecho, cada vello de su piel se erizó, sintió su alma abandonar su cuerpo, su transpiración se sentía fría e incluso su corazón parecia dejar de latir para estallar en millones de pedazos.

Simplemente no podía creer lo que estaba viendo, quería seguir creyendo que lo que sus ojitos veían no era cierto, quería olvidar, quería gritar y llorar, el pequeño Jimin quería morir. No quería creer que a unos metros estaba su chico con sonrisa de conejo besándose con su hermana, sonriendose, acariciándose... amándose.

Soltó el ramo de flores y estas calleron, marchitas y secas al suelo junto con sus lágrimas callendo de sus verdes luceros. El primer sollozo se escuchó en el silencio, seguido de muchos más; el pequeño Jimin quería ver a kuku feliz, el pequeño Jimin se alejó, el pequeño Jimin escapó. Dejó el lugar y corrió a la máxima velocidad que sus cortas piernitas le permitían, sentía ramas enterrarse en distintas partes de su cuerpo, lastimándole sólo que nada se comparaba a la presión que se alojaba en su pecho.

Cayó de rodillas al suelo, inclinándose y soltando un grito de desesperación y dolor mientras más lágrimas bajaban a borbotones por sus abultadas mejillas; Jimin comprendió que el amor es parte de los cuentos de niños, los libros, donde la fantasía toma parte de tu mente y te hace ver las cosas de su lado más bello, te hace olvidarte de los problemas, los dolores y las tristezas.

Jiminie comprendió que su querido kuku no era para él, pero que si lo era para alguien más. Así que sin más lo dejó ir, le entregó la persona que guardaba en una caja de cristal a la chica con la que compartía sangre; porque si él no podía cuidarlo, el pequeño chim sabía que ella lo haría.

- Ella te cuidará kuku.- Susurró con voz quebrada el pequeño con olor a caramelo antes de cerrar sus ojitos dejando caer las últimas lágrimas.

                                《♡》

                                《♡》

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[♡] Rurú, te quiero mucho.

gebreek; kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora