Capítulo 3.

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La noche está siendo un éxito, yo me encargo de servir las mesas y Miles de las copas y preparar cachimbas. El bar tiene una cola que llega hasta el final de la calle, no me lo puedo creer. No paro de sonreír, estoy agotada pero mirar a Miles concentrado encendiendo carboncillos que hacen que sus ojos se vean ardientes me da la energía que necesito.

Terminada la noche, Miles felicita al segurata y al chico del almacén. La verdad que su trabajo ha sido impecable esta noche, por muy desastre que haya sido.

Espero en la puerta del local antes de irme a casa, esperando a hablar con Miles para que también me felicite, en mi opinión lo he llevado todo genial para ser la primera vez. Y mientras pienso en todo lo bueno que puede venir a decirme, veo ya salir a Rob, el chico del almacén.

-Rob, ¿has visto a Miles?

-Se ha ido después de darnos la enhorabuena a Negan y a mi. Salió por la puerta trasera. Por cierto, buena noche, la has llevado como una campeona.-  Me da una palmadita en la espalda acompañada de una sonrisa y se va por la puerta.

Mi sonrisa se borra inmediatamente, me alegra que Rob valore mi esfuerzo hoy pero no me esperaba esto de Miles, al principio fue tan diferente conmigo... Y estar así es mi problema, no debería ilusionarme tan rápido. No le conozco de nada y ya pensaba en cosas que podían pasar entre nosotros. Soy tonta.

Pillo un taxi para llegar a casa, llamo a mi puerta y espero cinco minutos. Nada. Abro y voy directa a la cama, mañana será un nuevo día.

Un mensaje al móvil hace que me despierte, y casi sin poder abrir los ojos bien, cojo el móvil para responder. Es un número desconocido.

'Buenos días. Hoy no vengas a trabajar, lo mejor será que vuelvas de secretaria. Mañana mandaré los papeles a la oficina y tendrás que ir a firmarlos a primera hora.'

¿QUÉ? No quepo en mi del asombro y la furia que me recorre la espalda, ¿tan mal lo hice? ¡Pero si hasta Rob me felicitó! Aunque lo mismo lo hizo por cumplir... Pero me niego, quiero explicaciones y no a través de un mensaje. Esta noche iré a trabajar, le guste o no, y solo me iré si me da una buena razón para irme. 

Me paso toda la tarde releyendo el mensaje, ¿cómo se atreve? No me lo esperaba para nada.

Llegada la hora de ir a trabajar, me preparo y voy directa al local. Voy tan decidida que ni yo me lo creo.

Espero en la puerta a que me abran, pero nadie lo hace así que uso las llaves y entro por mi cuenta allí dentro. Todo está preparado, pero no veo a nadie. Me recorro el salón de la planta baja y el de la planta superior y nada, hasta que oigo una voz proveniente del almacén.

-¿Hola? - Apenas me sale la voz.

Voy directa a la sala que tiene Rob allí para recibir los pedidos y escucho la voz de Miles tras la puerta.

-No puedo continuar aquí, búscame otro trabajo en cualquier otra ciudad, tienes decenas de locales... ¿Enserio?.. ¡No puedes joderme de esta manera! Mía no se lo merece, puede ser una casualidad... ¡JODER!

La puerta se abre de un golpe y veo a Miles de frente. Me ha pillado oyéndole, la he cagado.

-¿¡Me estabas espiando!? - Grita.

-No, bueno sí pero no... Yo solo venía aquí a hablar contigo sobre mi despido del bar. - Me atraganto justo después de terminar la frase, no sé qué hacer o decir en este momento.

-¿Qué parte no entiendes de que no vuelvas aquí?- Su tono de voz va disminuyendo, creo que me ve asustada.

-¿Qué hablabas de mi? - No debería haber preguntado, pero no puedo pensar en otra cosa. ¿A qué se refería con que no lo merezco? ¿Será que el despido no lo quería él?

-Nada Mía, vete, es lo mejor. Y vuelve a tu vida de antes...

-¿Mi vida de antes? No quiero volver a eso, no puedo. Es un infierno, y tú me estás arrastrando a él de nuevo. - No puedo evitar que una lágrima recorra mi mejilla.

Miles me toca la cara y con su dedo pulgar evita que la lágrima llegue a mis labios . Sus ojos vuelven a ser brillantes, pero nada alegres. Siento como si le doliese hacerme daño. Y yo no puedo evitar seguir llorando. Parece que estamos conectados, y no entiendo nada.

Paso un rato llorando apoyada en su pecho, él me acaricia el pelo callado esperando a que me tranquilice. Y una vez ya lo estoy, me aparta de su pecho y me mira a los ojos. Sé que no me va a decir nada bueno, pero aquí estoy yo siendo todo oídos para sus palabras.

-Mía, tenemos un problema.




Spectre.Where stories live. Discover now