nadie va a buscar el caos en el medio de la paz

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Algo que a Jungkook le cuesta entender es por qué las personas siempre tienden a buscar el caos en el medio de la paz. (Incluso cuando la tan ansiada tranquilidad es solo una ilusión — no importa.) 

No tiene sentido que la mayoría busque desenterrar los problemas del pasado y ver las lágrimas que son derramadas en la oscuridad; ¿por qué alguien elegiría tener cargas por su propia voluntad? Lo que no es tranquilidad genera faltas a través del tiempo — y Jungkook no quiere que nadie vea sus fallas, porque eso significaría molestar al resto, ponerle un fin a su paz y empezar un caos.

(Entonces ¿Por qué Yoongi se interesa tanto en comunicarse con él, en saber sus problemas, en enterarse de lo que está pasando? Es claro que le tiene cariño — y es recíproco, aunque no de la misma manera; no es como que a Jungkook le afecte tanto de todos modos. Al menos, no lo dice, como tantas otras cosas — pero ese no es motivo suficiente para querer terminar con la tranquilidad que reina.)

Porque están sentados, sobre el sofá, en su día libre, y todos ríen y nadie parece tener ni un solo problema y Jungkook no quiere arruinar eso, de ninguna manera. Y tampoco quiere hablar, porque los comentarios negativos comienzan a juntarse en la punta de su lengua sin quererlo, y teme que salga un grito desgarrador si abre la boca — porque estar callado siempre es más prudente, siempre es mejor.

(Pero duele más, tiene más consecuencias — no importa, Jungkook puede solo.)

"¿Juegas, Kook?" pregunta Jimin; y su sonrisa es tan brillante y sus intenciones tan puras que no puede decir que no. Él ha pasado por mucho (como todos, en realidad) y se reprende con amargura al pensar en su propio egoísmo ¿cómo podría pretender perturbar su estado de serenidad?

Jungkook le dedica una extraña mueca (y funciona todo el tiempo, parece) "De acuerdo"

Se une al círculo y no pasan desapercibidas frente a sus ojos las miradas que se dedican Namjoon y Yoongi — y cree ver una mezcla de alivio y compasión en sus ojos; la fórmula precisa de la lástima. Y a Jungkook no le agrada eso, para nada (¿A quién sí? — verse débil nunca es algo que se busca, pero ser débil siempre algo inevitable.)

Posa sus ojos detenidamente en cada uno; se toma su tiempo para observarlos — y es cuando más cerca está de esbozar una sonrisa de verdad (aunque no lo logra) y piensa en que haría todo por ellos; y en ese momento, más que nunca, se decide a protegerlos a toda costa, a esconderlos de todo mal. Les gustaría dejarlos en una cajita de cristal para que nada ni nadie les haga daños, porque son las personas más preciosas del mundo y él se siente demasiado pequeño a su lado, demasiado prescindible. Y él es muy afortunado de tenerlos como hermanos.

Porque ¿Qué sería de su vida sin la sonrisa de Jimin, sin la risa de Hoseok, sin la complicidad de Taehyung? ¿Qué sería de él sin los consejos de Namjoon, sin el apoyo de Jin?

Y Yoongi, ¿Qué sería de Jungkook sin Yoongi?

(No hay Jungkook sin Yoongi — él lo sabe.)

Su tristeza no haría nada para aliviarlos, por el contrario. Y nunca se perdonaría que se borren sus sonrisas, que se acaben sus momentos de alegría, que sientan la carga sobre sus hombros.

(por eso Jungkook se resigna a borrar su propia sonrisa, a acabar sus propios momentos de alegría, y a sentir toda la carga que pueda soportar.)

El juego es ameno, en cuanto el día siguiente es atareado y se ven obligados a reemplazar el alcohol por refresco — pero está bien, porque a Jungkook no le importa perder su sobriedad, le interesa ver, escuchar, sentir la sonrisa y el bienestar del resto.

Y lo demás es prescindible, lo demás puede resolverlo él solo (pero quizá no, no en realidad) aunque lleve su tiempo y le duela.

En algún momento, el juego es dejado de lado y se encuentran charlando, de todo y de nada a la vez. Se recuesta sobre la alfombra y a los pocos segundos Hoseok deja su cabeza sobre sus piernas y es entonces cuando siente más que nunca la necesidad de protegerlo, como a todos, porque son sus hermanos

Su mirada se cruza con la de Yoongi y Jungkook teme que esté enojado por lo del día anterior. Aún no está listo para enfrentarlo (quizá nunca lo esté — porque es mucho más que eso.) y, cuando está a punto de poner su atención en algo más, Yoongi le sonríe.

Y no es una sonrisa fingida, no. No es una extraña mueca, ni un gesto fingido. No es como esas sonrisas provocativas y seductoras que le dirige a la cámara en las presentaciones, ni como esas sonrisas que coronan su victoria cuando deja salir alguna broma contra Seokjin. 
Es una sonrisa bella, cálida — y se siente como un hogar. Le provocan una oleada de serenidad que no siente en mucho tiempo, y que agradece de todo corazón.

Los comentarios negativos parecen morir en su boca y regresan a lo más profundo y alejado de su memoria, donde quedarán olvidados hasta el día siguiente; y en su mente solo puede reproducirse una y otra vez la sonrisa de Yoongi.

Jungkook intenta corresponder (pero la extraña mueca se apodera de sus labios una vez más — la detesta porque no es una sonrisa verdadera y no significa que esté alegre. Pero parecen creérselo, entonces está bien.) Y está seguro de que sus mejillas se encienden (y puede sentir algo más que la preocupación.)

(El tan antiguo pero rejuvenecido amor — ¡amor por Yoongi! — por supuesto, después de todo, no hay Jungkook sin Yoongi.)

Porque, entonces, recuerda una de las razones por las cuales está enamorado de él — porque, en su sonrisa, encuentra la paz en el medio del caos.


clar(o)scuro ; yoonkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora