Tyler obligó a Mason a decirle cómo se activaba la maldición de lobo: Mató a una chica.
Justo en el momento en que decidió regresar a Mystic Falls, Klaus decidió convertirlo en uno de los híbridos para su ejército.
Decidió la venganza, antes que el amor que tanto profesaba por Caroline.
Parecía que cada una de sus decisiones eran incorrectas. Por lo mismo, ¿culpar a Klaus de su desdicha era correcto? ¿O él solo había acabado con su vida?
Caroline había comenzado a hacerse las mismas preguntas a medida que se acercaba sin darse cuenta hacia Klaus.
La oscuridad la atraía. Quizás mucho. Quizás más de lo debido.
Pero haber caído rendida ante el encanto del hibrido, no significaba de ninguna manera que olvidara a quien sería su primer amor para toda la vida.
El pantano alrededor del cual se situaba Nueva Orleans era inmenso, pero para un vampiro se convertía en algo insignificante cuando se trataba de encontrar a alguien a quien se habia estado buscando incansablemente.
Klaus debía haber vuelto a la mansión Mikaelson solo unas cuantas horas después de que había salido. Y Caroline sabía más que bien que era un tipo ocupado, pero, ¿toda una mañana sin siquiera una llamada? Ese no era su Klaus.
-¿Acaso Klaus no te dijo que no te movieras de aquí? - le preguntó Hayley desde el balcón.
-¿Y yo desde cuándo supuestamente lo obedezco en todo? No lo recuerdo, lobita.
-Cierto. Me gusta tu actitud. Libertad. -pronunció, con calma.
-Tú, sin embargo -la apuntó, Caroline-. No te mueves de aquí.
Hayley frunció el ceño.
-La bebé.
Escuchó una carcajada.
-Sí, lobita. Me preocupo de ese bebé. Lo creas o no.
-Por Klaus.
Caroline asintió y salió disparada hacia el centro de la ciudad.
-Marcel -pronunció, apenas lo vio observando el barrio francés desde el segundo piso de su casa.
-Hey, guapa.
-Por favor -dijo, su semblante serio.
-Bien, Caroline.
-Necesito saber dónde está Klaus.
-¿Por qué rayos supones que yo sé?
-Porque -señaló con énfasis-, cuando estás de aliado con él, te preocupas. Y cuando están de enemigos, te preocupas más.
-Te subestimé, guapa. Debo decirlo.
- Llevo varios meses viviendo en Nueva Orleans. Ya deberías conocerme tanto como te conozco yo a ti.
-Tú tienes una ventaja -señaló Marcel-:Klaus. Él me conoce mejor que nadie -dijo, dando la impresión de que decirlo le dejaba n mal sabor en los labios.
-Bueno, si siguieras siendo su amigo, me conocerías mucho más -Caroline sonrió.
-Klaus es -el vampiro soltó un suspiro exagerado- complicado. Tú más que nadie debe saberlo.
-¡Bien! -chilló Caroline-. Deja de intentar distraerme y dime dónde está.
-No intentaba distraerte -dijo, su tono casual-. Es sólo que me encanta hablar. Muchas más si se trata de hablar con chicas así de hermosas.
-Te funcionó con Rebekah, Marcel, pero ella se enamora muy rápido- se cruzó de brazos-. Ni creas que le quitarás la novia a quien también te enseñó todo lo que sabes -Marcel la miraba fascinado-. Ahora dime porque dejaré de ser amable si no lo haces.
-Está en el pantano -respondió, levantando las manos en señal de rendición.-
-¿El pantano? ¿Por qué?-Eso no puedo responderlo. No lo sé.
-¿Seguro?
-Completamente -dijo-.Quizás Klaus y yo no estemos muy bien por estos días, pero sé que eres una buena chica que está muy preocupada. No te mentiría.
-Gracias.
Desde que Marcel había decretado el exilio de los licántropos, ninguno de ellos se atrevió a aparecer siquiera por ahí.
A excepción de Hayley, por supuesto. Por lo mismo,ncuando un vampiro invadía el espacio que para ellos se había convertido en su hogar -el pantano-, no dudaban en atacarlo y disfrutar del tiempo en el que agonizaba esperando la única cura que tenían y que jamás llegaba: La sangre de Klaus.
Pero Caroline no pensó en nada más que en encontrar a su novio. Tenía un presentimiento horrible. Además, híbrido o no, Klaus seguía corriendo demasiado peligro.
Recorrió varios kilómetros sin encontrar respuesta, hasta que finalmente vio a Elijah.
-¿Y Klaus?
-Deberías irte. Vuelve a la ciudad. Ahora -huyó de la pregunta.
-Te pregunté dónde está Klaus, Elijah -su expresión comenzó a cambiar.
-Está... -balbuceó. Caroline lo observaba impaciente-. Ocupado.
-¿Con qué?
Elijah bajó la mirada.
-¿Con quién? -cambió la pregunta.
No hubo respuesta.
-Bien. Una vez más soy capaz de notar la lealtad hacia tu hermano -dijo, su tono era frío-. Gracias por tu ayuda.
-Tyler -pronunció el híbrido original, una vez que lo hubo encontrado después de rastrear su olor.
-Klaus -su tono era cauteloso. Se movió unos cuantos pasos hacia atrás.
-No sé si mi memoria falla -comenzó Klaus, sin apartar sus ojos de los de su enemigo-, pero estoy casi seguro de que te dije que no podías a acercarte a mí, o sino acabaría contigo.
-De hecho -siguió Tyler, en ese tono arrogante que acostumbraba usar-, para ganar puntos con mi novia, prometiste dejarme en paz.
Klaus soltó una carcajada.
-¿Novia? ¿La preciosa y asombrosa rubia a la que le rompiste el corazón en mil pedazos por no cesar a tu venganza en mi contra?
-Ella debía entenderme. ¡No lo hizo porque tú le llenaste la cabeza de mierda!
-No es así. y tú lo sabes, lobito. Sabes perfectamente qué sucedió -sonrió orgulloso-. Se enamoró de mí.
-Se acostó contigo. Eso es distinto -Tyler ardía por dentro.
-¿Y qué hiciste tú con ella? Eso. Usarla. Sólo querías satisfacer tus necesidades sexuales.
Tyler frunció el ceño.
-Yo por ella mostré compasión, amor, perdón.
-Tú eres un monstruo, Klaus -profundizó su tono de voz-. Tú no sientes nada.
-Pero sin embargo ella está aqui. Conmigo. Despertando junto a mí cada mañana.
-¿Qué ganas restregándome eso en la cara?
-Que hiervas de celos. De impotencia. Que tus ganas por acabar conmigo aumenten.
Caroline sintió voces. La voz de Klaus. Estaba cerca.
Y luego ... Ahí estaba.
La voz de Tyler.
Su corazón vampiro comenzó a latir con desesperación.
Por esto Elijah quería que regresara a la ciudad.
Comenzó a moverse lo más fuerte que podía, sin embargo,mientras más lo hacía, más parecía alejarse.