Capitulo 6.

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Guillermo.

Dediqué toda mi tarde en tratar de olvidarme de todo este embrollo y de evadir a Samuel, ayude a mi madre a conseguir un poco de estambre para que continuará con su tejido y también lleve a Karol a su encuentro con Alejandro, Samuel estaba en la habitación desde hace rato y no había bajado para nada en todo ese tiempo.

—Están muy raros, ¿se pelearon?—mi madre tejía detenidamente mientras yo miraba Twitter.

—No, no, tal vez aún se sienta mal.

—¿Has ido a verle?—seguía con su trabajo.

—No, de echo iré ahora, ya tiene mucho tiempo metido en la habitación—me levanté del sofá y subí las escaleras, habíamos quedado en que todo lo que había sucedido quedaría en el olvido y que no le daríamos más vueltas al asunto, pero no podía evitar sentirme super nervioso en cuanto se acercaba mucho a mí.

Llegué a la puerta, tome el picaporte y abrí está, entre a la habitación, estaba en silencio total y las luces estaban apagadas.

—¿Samuel?—encendí la luz, él estaba acostado durmiendo plácidamente en la cama.
—¿Cuánto más vas a dormir?—lo removí para que se levantará pero solo se quejó.
—Levántate—le jale un poco el cabello y comenzó abrir los ojos.

—¿Qué hora es?—dijo entre bostezos.

—Las 8:30, no debiste de haber tomado si tendrías esta gran resaca.

—¿Gracias por preocuparte por mí?—se notaba que yo había cambiado mi forma de ser con él.

—Como sea, mi madre quiere que bajes, ella está preocupada por ti, pronto hará la cena.

—Ahora voy—se puso de pie, tomó su móvil y caminó somnoliento hacía la puerta.

Yo lo seguí, se movía lento, como si estuviera super cansado.

—No volveré a tomar, Guille, lo prometo—no se giró para hablarme solo siguió caminando.

—Haz lo que quieras, no es asunto mío—me dolía esta distancia entre nosotros, después de años de ser mejores amigos y de ser inseparables, ahora me encontraba a la defensiva como si Samuel fuera capaz de hacerme daño.

—¿Porque te comportas así conmigo?—susurro, pero pude escucharlo perfectamente, bajábamos las escaleras, estaba a su lado ahora, era incómodo, había mucha tensión entre nosotros y sinceramente no me gustaba para nada.

—¿Que pasa Samuel, te calló mal la resaca?—escuche que le dijo mi madre, yo no me reuní con ellos, me dirigí al baño y me encerré ahí.

—¿Que pasa contigo Guillermo?, Samuel es tu mejor amigo, estaba muy ebrio y no sabía lo que hacía, pero entonces, aún así, ¿porque cojones lo hizo?, si sabía perfectamente que lo recordaría—me sentía molesto, traicionado y un poco triste, si se que yo había correspondido ese beso, tal vez creándole falsas ilusiones, pero el me lo había prometido y Samuel no es de esos que rompen promesas.

Salí después de enserio mucho tiempo de estar metido en el baño, mi madre y Samuel preparaban la cena mientras conversaban felizmente entre sí.

—¿Que es la cena?

—Hicimos un estofado de pollo exquisito, con un poco de espagueti con queso, tu favorito Guilli—decía mi madre mientras Samuel solo se mantenía meneando el espagueti para que no se quemará.

—Gracias mamá—Samuel hizo una cara triste al darse cuenta de que no le había agradecido a él.

—Bueno, pon la mesa, ya casi está todo listo—yo tomé los platos y cubiertos y comencé a acomodar la mesa para que se viera muy guay.

—Te ayudo Willy—escuche a Samuel, quién tomo varios cubiertos y tenía pensado en acomodarlos a su antojo.

—Puedo hacerlo solo, gracias—le quite los cubiertos de la mano y este se encogió de hombros.

—¿Te das cuenta en la forma en que me tratas?—su tono sonó algo triste, pero seguí con lo mío.

—No entiendo de qué hablas.

—Como si me odiaras—rodee los ojos.

—¿Que te hace pensar que no?—me arrepentí en cuanto termine de decir aquella frase sentí una inmensa punzada en el pecho al ver como Samuel tragó saliva con dificultad, creo que había hablado de más y sin pensar.
—Quiero decir...

—Esta bien, disculpa, n-no tengo hambre, provecho—tomo su saco del perchero y salió de la casa.

—¿Fue a comprar algo?—escuche a mi madre detrás.

—Si, iré a buscarlo, pueden comenzar sin nosotros, discúlpanos—salí corriendo después de decirle aquello a mi madre preocupada.

No sabía a donde había ido, solo caminé de forma aleatoria por la acera hasta verle a lo lejos sentado frente a un arbusto.

Me acerqué a él sin que se diera cuenta.

—Samu—levantó la vista.

—No creo que podamos seguir siendo amigos—eso me tomó por sorpresa.

—Samu yo...

—Me lástima la forma en la que me tratas, tu indiferencia me causa un dolor muy grande y mis sentimientos no cambiarán, o al menos no ahora—me sentí la persona más hijueputa que haya existido jamás.

—Samu...

—Perdóname, por haberte besado, por, por no cumplir mi promesa—seguía diciendo mientras su voz cada vez se iba haciendo más inaudible.

—Escúchame...

—¿Que quieres decir?, ¿que las cosas no son así, que no te diste cuenta cuando comenzaste a ser un hijueputa con migo, que soy tu mejor amigo y que entienda?, por favor Willy—Samuel jamás me había hablado así.

—Solo dame tiempo, ¿vale?

—¿Tiempo?, ¿me estás jodiendo Guillermo?, seguirás con tu actitud tan estúpida aún así si yo te doy tiempo—estaba enfadado, muy enfadado.
 —Escucha, ¿vale?, la he cagado, yo lo sé, pero eso no significa que debas tratarme como a un completo extraño al cual siempre has odiado, si no sentías nada, ¿por que me confundiste correspondiendo mi beso de esa forma?,  se que en ese momento sentiste lo mismo que yo, se que también estas confundido con todo esto al igual que te sientes traicionado, pero perdóname por ser tan idiota y no pensar en el miedo que esto te causa—cada una de sus palabras me apuñalaban el pecho haciendo que mi garganta quemará.

—Samuel, tengo miedo de que no funcione y que terminemos odiándonos en verdad, tengo miedo de lastimarte...

—Sin que quisieras hacerlo, me lastimaste—parpadee varias veces, no me creía que esto nos estuviera pasando. —Sabes que soy una persona perseverante, pero esto me duele que no puedo seguir soportándolo—se puso de pie.   

—¿Entonces?

—Me mudare—sentí como mi última esperanza de arreglar las cosas con él se esfumó.

No podía formular palabra alguna, mis ojos comenzaron a cristalizarse un poco, mi corazón latía rápidamente, sentí que en cualquier momento quedaría tendido en el suelo.

—No tienes que...

—No quiero que las cosas se hagan aún peor, sabes perfectamente que esto se va a quedar así por más que queramos arreglarlo—no podía creerme sus palabras, eran dolorosas.

—Samuel, por favor yo...

—Ya está decidido Guillermo—vi como una lágrima rodó por su mejilla.

Lo tomé del brazo pero este me evadió por completo, solo me quedé mirándolo mientras inútilmente intentaba que sus lágrimas se quedarán en su sitio.

—Ya puedes irte, volveré más tarde—paso por mi lado golpeando mi hombro con el suyo y se alejó dejando nuestros corazones hechos pedazos y en cuestión de segundos me invadió el llanto.

He is mine. (Wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora