Las líneas que escribo a continuación no son más que un bálsamo para mi tortura, un pequeño descanso en el largo camino que aún me queda por delante. Cuando escriba el punto y final el papel arderá en el fuego y las palabras de socorro desaparecerán para siempre en forma de cenizas y polvo. Como todos los años hoy te escribo, te imploro, te rezo y lloro, la muerte no sólo te llevó a ti, también se llevó con ella mi humanidad, mi luz. Feliz cumpleaños Zhena.
La lluvia rompe el silencio de la noche en el exterior y no puedo por más que lo intento evitar el recuerdo de aquel día, la tormenta también arreciaba sobre nosotros ¿Te acuerdas?, luchando contra las sombras como de costumbre, espalda contra espalda como dos partes de un todo, como debía ser y como siempre fué. Nunca olvidaré su nombre, no te imaginas cariño el dolor que me produce nombrarlo, pero no puedo olvidar, no debo olvidar, Thresh. Hoy camino sólo, no soy el mismo que recuerdas pero Es que ya sabes que no puedo serlo sin ti, sin embargo allí donde estés, sonríe, mantente orgullosa de mi, sigo pateandome todo el mundo para combatir a la oscuridad. Jamás me arrodillare, y, cuando tenga que hacerlo la sonrisa que me adornara el rostro no podrá ser mayor. Al fin me habré reunido contigo.
Tu lo has sido todo para mi, pero me fuiste arrebatada y contigo se fue mi bondad y mi compasión. Ese fue su error ya que ahora sólo me queda un corazón despiadado y no cansaré hasta que los haya eliminado a todos sin excepción.
-Lucian
